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febrero 28, 2023

De nuestras antepasadas a la lucha actual, hablemos de feminismos


Muchas mujeres a través de la historia han luchado para que tengamos derechos que hoy en día disfrutamos y que los hombres siempre han dado por sentado, como votar, estudiar, trabajar.

No es un secreto que, a lo largo de la historia, los aportes de las mujeres han sido invisibilizados en diferentes ámbitos. Por años se consideró que no éramos dignas de participar en espacios de ciencia, conocimiento, entre otros; se nos negó la racionalidad, lógica y objetividad para señalarnos de sensibles, con ideas sesgadas por las emociones y, por lo tanto, subjetivas. 1 La supuesta incapacidad de producir información de calidad se deriva del prejuicio de la subjetividad que nos imposibilita a crear aportaciones acertadas y valiosas; lo masculino es lo objetivo, la regla y el verdadero conocimiento.

En realidad es que no hace mucho nosotras empezamos a cuestionarnos por qué en la escuela solo leíamos autores hombres que “cambiaron al mundo”, por qué en los medios de comunicación solo los hombres eran quienes hablaban de política, economía y deportes, cómo es que la historia de los derechos humanos es explicada desde una visión totalmente androcéntrica pues entre más derechos había para ellos, las mujeres quedaban rezagadas, o por qué las tareas del hogar y de cuidado estaban totalmente a cargo de las mujeres.

¿Somos la primera generación que comienza a cuestionar el sistema en que vivimos? No. La historia de la lucha por los derechos de las mujeres está categorizada por “olas”, las olas del feminismo. 2 Siempre será sorprendente leer que cada derecho que las mujeres tenemos hoy en día es resultado de un esfuerzo enorme de nuestras antepasadas, prácticamente nada de lo que tenemos hoy en día nos fue dado de forma fácil. Cárcel, guillotina, desplazamientos, exilio, invisibilización fueron las constantes de las valientes que decidieron no vivir solo con lo que los hombres nos querían ceder, en ellas había una semilla de rebeldía que se tradujo en conquistar derechos para las mujeres, por nombrar a algunas: Marie de Gournay, Poullain de la Barre, Olimpia de Gouges, Mary Wollstronecraft, Betty Friedan, Kate Millet, Audre Lorde, entre muchas muchas otras.

En estos tiempos vemos con mayor cotidianidad nombres de mujeres diversas que nos enseñan que la premisa de que nosotras no podemos estar en todos los espacios dando valiosos aportes es falsa. Y si nos detenemos a pensar, encontraremos mujeres como Francia Márquez, vicepresidenta de Colombia; Diana Flores, jugadora de Flag Football que protagonizó el Super Bowl; Katya Echazarreta, la primera mexicana que viajó al espacio; la actriz Mabel Cadena que  interpretó a Namora en Black Panther: Wakanda Forever; Kenya Cuevas, fundadora de Casa de las Muñecas Tiresia; Yalitza Aparicio, la primera mujer indígena en ser nominada a un Óscar por mejor actriz; Alexa Moreno, la gimnasta que obtuvo el lugar 12 en salto de caballo durante los Juegos Olímpicos de Río 2016; Alondra de la Parra, la mujer que ha dirigido más de 100 de las orquestas más importantes del mundo; Elisa Carrillo, bailarina ganadora del premio Benois de la Danse 2019; Lydia Cacho, una periodista que contra todas las adversidades sigue encontrando la valentía para denunciar injusticias aún cuando su vida ha corrido peligro tantas veces, y Eufrosina Cruz, la primera mujer indígena en ser presidenta del Congreso del Estado de Oaxaca y luchar por los derechos de las mujeres de pueblos originarios.

Con absoluta determinación, todas ellas –y las mujeres que las antecedieron– rompieron con el status quo del sistema patriarcal para mostrar que ahí estamos, presentes, resistiendo, rompiendo techos de cristal y abriendo camino para que más voces feminizadas tengan espacio.

Es posible que actualmente en muchos espacios se tenga una opinión sobre las feministas (buena o mala), acerca de las consignas, de las marchas, de las acciones disruptivas en que seguimos incomodando y recordando que aquí estamos, pero lo que buscamos es que se hable del tema, que se cuestione qué es lo que siente esa mujer que va rayando monumentos, aquella que no se queda callada ante chistes machistas, por qué gritamos y exigimos ni una más.

A pesar de estas luchas, existen situaciones cotidianas que muchas de nosotras damos por sentadas olvidando que cada derecho conquistado es un testimonio de la eficacia del feminismo. Muchas mujeres a través de la historia, algunas feministas y otras no, han luchado para que tengamos derechos que hoy en día disfrutamos, por ejemplo: podemos votar, asistir a la Universidad, tener un empleo (aunque todavía hay muchas brechas de salarios), seguimos abarcando más estados por el derecho a decidir sobre nuestro cuerpo, vivimos la sexualidad libremente, podemos escoger ser madres o no, amamantar bebés en lugares públicos, salir a marchar e ir ampliando camino en el acceso a la justicia con perspectiva de género. Escenarios posibles gracias a las batallas de nuestras abuelas, madres y hermanas.

Dar cuenta de esto nos remonta a las conversaciones que miles de mujeres brillantes construyeron a lo largo del siglo XX cuando se empezaron a discutir temas sobre nuestros cuerpos, el poder, las violencias que vivimos, el amor y el activismo. Aquí también tuvieron cabida las poderosas pláticas con amigas y nuestras experiencias de vida comprobando que el feminismo se ha convertido en la revolución social pacífica más eficiente y eficaz de los últimos años.

Los conflictos en los feminismos existen, los retos en la conquista de nuestros derechos siguen presentes, pero creemos que lo importante y valioso es seguir alzando la voz, mostrar nuestros desacuerdos, retomar espacios que no se creían de nosotras, luchar en contra de los feminicidios y desapariciones de mujeres, saber que somos diversas y que urge escucharnos entre nosotras.

En la Comi comenzamos a trabajar de forma consciente desde un enfoque feminsta, inspirando nuestro trabajo diario e invitando a las nuevas generaciones a escuchar y aportar en las historias de las mujeres que tenemos cerquita.

Hoy, el movimiento feminista ha abierto muchas puertas y sabemos que ha sido consecuencia de la unión de colectivos que provocan mareas enteras para reafirmar que no caminamos solas y que al recorrer nuestros caminos vamos acompañadas por una tribu que nos ayuda, impulsa y nos eleva. Somos un mar lleno de movimiento, fuerza y estamos listas para salir y abarcar cada vez más derechos.

Eva Avilés es Internacionalista y coordinadora de comunicación. Marisol Jiménez es periodista y oficial de comunicación; ambas colaboran en la CMDPDH.

1 Chaparro, A. (2021). Feminismo, género e injusticias epistémicas (Vol. 62). Debate Feminista.

2 De forma crítica, las olas son una visión occidentalizada de la lucha por los derechos de las mujeres que no siempre retomó esfuerzos locales. Sin embargo, lo retomamos en este blog como un punto de partida que nos ayude a comprender de forma general los esfuerzos en el feminismo.

FUENTE: ANIMAL POLÍTICO


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