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noviembre 18, 2022

Ni una más


El 25 de noviembre es el día internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer, que pareciera un saludo a la bandera pues según la ONU mujer queda un largo camino qué recorrer. Solo dos de cada tres países han prohibido la violencia doméstica, mientras que en 37 Estados todavía no se juzga a los violadores si están casados o si se casan posteriormente con la víctima. Además, en otros 49 países todavía no existe legislación que proteja a las mujeres de la violencia doméstica.

En Colombia, gracias a la ley Rosa Elvira Cely, se tipifica el feminicidio como la muerte de una mujer por su condición de ser mujer o por motivos de su identidad de género. En 2021, las investigaciones reconocidas como feminicidio por la Fiscalía General de la Nación registran 194 víctimas y en lo corrido del 2022, la Fundación Feminicidios Colombia ha registrado 129 casos de este delito.

En el Valle del Cauca ante una serie de horrendos homicidios como el de una profesora que fue asesinada en Palmira frente a sus estudiantes, la Gobernación del Valle activó el Código Rosa que es una estrategia de coordinación y alerta para que todas las entidades que trabajan en torno a la atención de las víctimas de violencia y frente a todas las problemáticas de violencia basada en género, puedan tener una reacción inmediata y una mayor coordinación de las acciones. Si bien la alerta disminuyó los casos de feminicidios, a noviembre de este año se han tipificado 22 casos comparados con 18 del año anterior cuando aún faltan dos meses para terminar el año.

¿Por qué no disminuye la violencia de género en Colombia, y con leyes protectoras y Código Rosa aumentan? Según un muy completo estudio del Observatorio Colombiano de Feminicidios y la Red de Feminista anti-militarista, el Estado es impotente en el castigo ejemplarizante. Si se captura al agresor, que no siempre ocurre, las penas son mínimas. Los sujetos agresores con antecedentes judiciales no reportan ningún seguimiento por las autoridades. No hay registro de hombres agresores, con denuncias por violencia de pareja, intrafamiliar o violencia sexual con el fin de prevenir feminicidios. La impunidad reina y muchos de los casos nunca se resuelven o terminan con penas irrisorias para nada ejemplarizantes.

Las mujeres, niñas y mujeres jóvenes en Colombia, desde muy temprana edad, experimentan violaciones de padrastros, de parientes y vecinos y hasta de profesores y o violencia contra ellas por parte de personas drogadas o embriagadas. Muchos de los registros evidencian cómo el feminicidio es la culminación fatal de antecedentes de violencia. Circula en las redes sociales un video de niños que le imploran a los padres que no les den celulares a sus hijos donde sean víctimas de los programas tóxicos y violentos, de los juegos de bala y que tampoco les regalen armas o pistolas como las que hoy se estilan en las fiestas infantiles. En Colombia, potencia mundial de la paz, los juegos de violencia deberían ser prohibidos.

FUENTE: EL PAIS


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