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septiembre 20, 2022

Flor de Cerezo: mujeres gaiteras que han abierto camino en la música tradicional


Gracias a la pandemia, seis mujeres de Bogotá, Santander y Bolívar se juntaron para darle vida a Flor de Cerezo, una agrupación de gaitas, tambores y música de banda del Caribe colombiano que se ha abierto paso en este contexto musical masculino.

“En los años 2000-2003 en San Jacinto (Bolívar) no era grato ver a una mujer tocando un instrumento de gaita porque era centro de crítica. Me decían ‘se te van a caer los dientes por esa pluma de la gaita’, ‘esa música es pa’ viejos’, ‘eres machorra porque esa música es de machos’. Soy sanjacintera, desde muy niña he sentido la gaita, llevo en mis venas la música de gaita tradicional porque vengo de una dinastía gaitera”, recordó Amparo Rodríguez Ballestas, intérprete de Gaita Macho, quien es nieta de Toño Rodríguez Marimon, uno de los primeros integrantes de la agrupación ‘Los Gaiteros de San Jacinto’.

Amparo Rodríguez llegó a Flor de Cerezo al ser convocada por la santandereana Erika Peralta y la cartagenera Vilma Ibargüen en agosto del 2021. “Nos reunimos para una presentación, fue tanta la conexión, cada integrante cuenta con una trayectoria y experiencia en la música de gaitas que para mi fue un sueño, desde muy niña lo soñé”, comentó Rodríguez. Junto a las bogotanas Alejandra Díaz, Valeria Lambuley y Luisa Tavera crearon esta agrupación que ha buscado cambiar el concepto de la mujer en la música de gaitas y posicionarse en este sector musical que cada vez está tomando más fuerza en la capital del país.

Para Alejandra Díaz, voz líder de la agrupación, el contexto y aprendizaje musical de las compañeras del Caribe le ha brindado al resto de la agrupación un conocimiento que viene desde las raíces, desde lo vivencial, que les ha permitido entender las lógicas de esta expresión cultural. Sin embargo, juntas decidieron hacer una propuesta diferente que busca reivindicar el papel y talento de las mujeres dentro de la música del Caribe, donde el papel protagónico siempre lo ha tenido el hombre y las mujeres quedaban limitadas a ser cantaoras.

Abrirse paso como agrupación de mujeres gaiteras no ha sido fácil, pues han sentido más presión y expectativa del público cuando ellas se suben al escenario, que cuando lo hace una agrupación masculina. “En mi pueblo decían que una mujer nunca podía ejecutar una gaita como un hombre, o tocar un tambor con la misma fuerza o intensidad con que lo toca un hombre entonces estamos demostrando cosas diferentes”, resaltó Amparo Rodríguez. Y así fue. En agosto de este año, Flor de Cerezo ganó el primer lugar en la categoría ‘Gaita aficionada’ de la versión 31° del Festival Autóctono de Gaitas de San Jacinto (Bolívar).

“Lo que más ha marcado en estos últimos tiempos fue el hecho de participar en el festival en San Jacinto, tener un buen recibimiento, presentar nuestra música en tarima, que fuera bien aceptada y habernos ganado el premio, eso fue muy importante”, le contó a Colombia+20 Luisa Tavera, intérprete de llamador y clarinete dentro de la agrupación.

“La música es un medio de sanación mental y espiritual”

Grupo de gaitas femenino Flor de Cerezo durante el evento Salud Mental y Bienestar Social: Herramientas para la Paz en Colombia, organizado por la OIM y USAID.

Grupo de gaitas femenino Flor de Cerezo durante el evento Salud Mental y Bienestar Social: Herramientas para la Paz en Colombia, organizado por la OIM y USAID.Foto: Jorge Londoño – José Vargas

Para las integrantes de Flor de Cerezo la tradición musical se ha convertido en un medio de sanación, no solo para ellas sino también para las personas a quienes les cantan y a las víctimas del conflicto armado. Luisa Tavera, intérprete de llamador, clarinete y coros de la agrupación, recordó que uno de sus primeros shows en 2021 con Flor de Cerezo fue con mujeres víctimas del conflicto armado de Montes de María. Ese día comprobaron cómo la música puede aportar a tramitar el dolor y las situaciones traumáticas. “Estas mujeres nos recibieron con mucho amor y disfrutaron bastante de lo que tocamos, y pudimos ver que la música y el arte son medidas de sanación para la gente que es víctima del conflicto armado porque son un escape para la mente y los sentimientos”, señaló. Colectivos de víctimas como las Cantaoras de Esperanza y Paz de Tumaco, que llevan décadas buscando a sus familiares desaparecidos, han encontrado en el canto un camino de sanación, reivindicación y denuncia.

Amparo Rodríguez Ballestas, intérprete de Gaita Macho, relató que al compartir su música ellas mismas también están sanando y brindando un camino a la reconciliación. “La música funciona como un baño que limpia todos los daños que ha causado la violencia en Colombia y podemos llegar a disponernos a perdonar”, resaltó Rodríguez.

El conflicto armado también alcanzó a los músicos gaiteros y generó afectaciones en sus vidas. Pedro Rodríguez, gaitero, líder del corregimiento de Las Mercedes de San Jacinto y padre de Amparo, recordó cuáles fueron esas afectaciones. “Se nos estancó la esperanza de seguir adelante, el futuro que queríamos encontrar en la cultura de gaiteros. Yo tengo dos hermanos ganadores del premio Grammy Latino, uno vive en el corregimiento pero si mi hermano no hubiera tenido sus cultivos, no hubiera podido sobrevivir a costa de la música de gaita, porque eso se estancó por el conflicto, nadie buscaba un grupo para que se ganara un peso”, explicó el líder.

Esta agrupación participó en el evento ‘Salud mental y bienestar social: herramientas para la paz en Colombia’, en el marco de la conversación “Cultura, tradición y salud mental” realizado el pasado 30 de agosto por Colombia+20, El Espectador, Usaid y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).https://cdn.jwplayer.com/players/bXNjMaZ5-2qjaDwAX.html

Dentro de los planes de la agrupación está seguir participando en festivales y lograr una gira internacional para seguir llevando la música tradicional del Caribe a todos los rincones. Para Érika Peralta, segunda voz líder e intérprete de gaita hembra, la agrupación quiere seguir construyendo un legado de empoderamiento de las mujeres para nuevos caminos en el ámbito musical y “sembrar esa semilla de la gaita vestida de mujer” en el país. “Abrir la puerta a las nuevas generaciones para que persistan y sean constantes en los procesos, que tengamos no solo unos cuantos sino muchos grupos de mujeres de alta calidad humana y musical porque somos capaces a pesar de las barreras sociales, temporales y estéticas”, señaló Peralta.

FUENTE: EL ESPECTADOR


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