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septiembre 23, 2025

Tejer la reconciliación desde las mujeres y las comunidades: la apuesta de Puntada de Paz


El proyecto de la Corporación Surgir en Medellín articula actores clave para construir una paz plural e integral que extienda puentes entre las organizaciones sociales y el sector empresarial. El enfoque de género, los derechos humanos y la pedagogía son las bases.

Por más lejana que parezca, la paz es un asunto que nos atraviesa a todos y todas. Bajo esa premisa la Corporación Surgir, a través del proyecto Puntadas de Paz, le apuesta a la construcción de ese diálogo que termina siendo una responsabilidad compartida para que finalmente sea alcanzable la reconciliación y la transformación de la sociedad. Para lograrlo, el proyecto ha desarrollado varias etapas en las que conversan actores clave como organizaciones sociales, mujeres y el sector empresarial. La estrategia es el fortalecimiento y la articulación con un enfoque de derechos humanos y de género.

Esta propuesta que está enfocada en las comunidades de Medellín nació con el apoyo de la Generalitat Valenciana y FAD Juventud de España. El objetivo principal es potenciar los tejidos y las relaciones a través de cuatro componentes claves entre formación, incidencia social y política, comunicaciones y evaluación, y seguimiento del tejido que se construye con las organizaciones sociales. En cada una de esas etapas, el proyecto Puntadas de Paz se puso como meta tres acciones concretas para alcanzar una verdadera transformación entre diplomados, incidencia del sector privado y público y campañas de sensibilización.

En palabras resumidas, esta iniciativa busca que la paz, aún desde su rol abstracto y etéreo, se entienda como un asunto cotidiano y se logre aplicar hasta en los relacionamientos más básicos como la convivencia. En medio de eso, el proyecto resalta el trabajo que por años han realizado las Organizaciones Sociales Comunitarias para transformar desde lo más pequeño las realidades en sus barrios y comunas. Sin embargo, Puntadas de Paz reconoce que en la construcción de esa paz completa existe un vacío y es la articulación con el sector empresarial y de cara a la institucionalidad.

En esa misma tarea de abordar las falencias en medio de la construcción de paz, el proyecto también le apunta a resaltar la voz y las acciones de las mujeres que han sido pilar fundamental de las comunidades. Asimismo, el proyecto pone en el centro los derechos humanos como un mapa que guía las acciones que se desarrollan en todos los campos. “El proyecto es un llamado a la acción conjunta, en el que se toma como punto de partida el reconocimiento de ese importante papel que han jugado las Organizaciones Sociales Comunitarias en el fortalecimiento del tejido social”, lo explica Claudia Marín, vocera de la Corporación Surgir.

Más allá de una articulación entre sectores clave para el desarrollo y la construcción de paz, el proyecto pretende que las comunidades fortalezcan sus capacidades de exigibilidad y cumplimiento de sus derechos. Para ello crearon una filosofía de proyecto con herramientas y aliados que fueran claves en el cumplimiento de ese objetivo. Con apoyo de Conciudadanía y el Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia se diseñó un diplomado de Construcción de Paces, un primer paso para abordar, desde la academia, cómo se teje la reconciliación desde el enfoque de género y derechos humanos.

En ese proceso formativo, el proyecto involucró a 18 organizaciones de Medellín de las zonas 1, 2 y 4 y a los corregimientos de Altavista y San Antonio de Prado que se formaron en cultura de paz, derechos humanos y género. Se seleccionaron estas zonas de la ciudad por el nivel de vulnerabilidad que pudieran enfrentar las comunidades en materia de violencia y que pudieran ser barreras para la paz como un derecho. Esa acción inicial se tradujo en un espacio académico con más de 120 horas de estudio y reflexión profunda. En ese proceso de formación, el proyecto acompañó a las organizaciones sociales a reconocer mecanismos, instrumentos, funcionalidad de gobierno.

Luego de esto, vino el trabajo práctico para las comunidades de manera que se lograra materializar las acciones de exigibilidad de derechos y de incidencia política para la construcción de paz con todos los énfasis que se pensaron desde el inicio.

“En este proceso de tejer, la juntanza se convierte en el motor de impulso. Cada hilo y cada puntada contribuyen a un tejido social fuerte y justo, capaz de resistir las tensiones y desafíos del mundo. Así mismo, el diplomado se convierte en la puntada con la que vamos uniendo fragmentos de experiencias y sueños compartidos”, detalló Marin.

Empresa y comunidad: una conversación urgente

Más de 60 puntadas se tuvieron que tejer para construir una alianza entre las organizaciones sociales y cinco empresas que decidieron sumar hilos al tejido de la paz. Bajo el propósito de fortalecer esas capacidades de incidencia de las comunidades, el proyecto Puntadas de Paz consolidó una estrategia de sensibilización de las empresas, así como enlazar acciones con los organismos gubernamentales. Después de nueve meses de trabajo, se hizo posible que estas cinco empresas se integraran al proyecto: Juana Bonita Colombia, Comfama, Distribuciones Aristizábal Duque, Integra: Soluciones Alimentarias, Gris Verde.

No fue un camino fácil. Mónica Aguirre, coordinadora del proyecto Puntadas de Paz, señaló que precisamente esa sensibilización fue uno de los retos principales con ese sector. “¿Cuál es la concepción de las empresas en cuanto a la construcción de paz? Hablar de paz en un contexto específico ha sido muy complejo porque hay un nivel de polarización. Además, muchas veces, ven la paz como algo muy lejano. Pero una de las apuestas principales del proyecto es que las personas comprendan la paz como un derecho y una responsabilidad”, explicó Aguirre.

Sin embargo, la ganancia fue mucho más grande que el reto, pues alrededor de 200 personas de distintas áreas y niveles organizacionales han participado en espacios de diálogo sobre paz positiva, justicia restaurativa y la importancia de desnaturalizar la violencia desde sus iniciativas. Estos espacios de diálogo permitieron enriquecer las miradas sobre la paz positiva en ámbitos cotidianos. Además se lograron abordar sesgos asociados a las violencias y se pudo visibilizar y potenciar la participación de las mujeres en una cultura de paz. Todo este trabajo respondió a la premisa de que la paz se construye desde lo más adentro de las empresas.

Al mismo tiempo las organizaciones sociales aprendieron a acercarse a las empresas con propuestas concretas sobre sus necesidades y proyectos, superando la desconfianza. “La apuesta más importante de este proyecto es que buscamos desarrollar habilidades y capacidades en las personas para esa disposición de reconfigurar la identidad para la construcción de paz”, agregó Aguirre.

Las voces de las mujeres para construir una paz con género

Uno de los pilares fundamentales del proyecto Puntadas de Paz es la mujer en su rol activo en la construcción de paz. “Hay una apuesta muy clara por visibilizar las voces y las acciones de las mujeres. Ellas están poniendo sus voces, están visibilizando lo que hacen, pero en cada una de las acciones les acompañamos para que fortalezcan sus discursos. Hay una reflexión importante por el cuidado, pero también comprendiendo que la construcción de paz y pensarse lo público es una responsabilidad de cuidado”, detalló Aguirre.

Respondiendo a ese objetivo, en el marco del proyecto se realizó un conversatorio sobre temas asociados a la construcción de paz desde la mirada de las mujeres. Cinco mujeres se dieron cita para aportar sus percepciones y reflexiones sobre los cuestionamientos que posibilitan o frenan la construcción de incidencia desde la participación, sobre todo en la vida política. En la conversación, Rocio Pineda, Dora Saldarriaga, María Camila Arango, Oriana Galindo, Luisa García hablaron sobre sus inicios en la vida política y los retos que desde allí han asumido, el poder de las mujeres en los escenarios políticos y sus capacidades de transformación, así mismo, abordaron temas como los logros que alcanzan en el camino.

Esa conversación fue necesaria para pensar en el desafío de construir paz con enfoque de género desde todos los ámbitos, incluso desde el político y el cotidiano. “Este es un proceso que de manera orgánica logra llegar a muchos lugares de la sociedad porque estamos transformando ese imaginario de las personas. La paz se construye desde las acciones cotidianas y lo hemos logrado en todos los entornos con esta apuesta del proyecto”, explicó Aguirre.

La pedagogía como columna vertebral

El proyecto Puntadas de Paz comprende la dimensión pedagógica como un punto importante para lograr la construcción de paz en los territorios. Para ello, la iniciativa contempla tres estrategias que le apuntan a ese objetivo: formación, incidencia política y comunicación.

En ese camino, una de las acciones más recientes fue la temporada de exposiciones artísticas que recogen el proceso pedagógico, reflexivo y comunitario en torno a la construcción de paz. A través de cuatro exposiciones se buscó visibilizar las voces, acciones y resistencia de mujeres, niños, niñas, adolescentes, organizaciones sociales, empresas y entidades gubernamentales que buscan todos los días la transformación cultural para la paz.

“Cada acción es una puntada que une, que sana, que transforma. Aquí, la pedagogía de las relaciones florece en encuentros significativos, creando las condiciones para una Medellín más justa, armónica y pacífica”, resaltó la vocera de la Corporación, Claudia Marín.

La Corporación Surgir sigue abierta a que nuevos proyectos o iniciativas similares quieran unirse a Puntadas de Paz y de manera articulada seguir trabajando por la construcción de paz en Medellín con enfoque de género y derechos humanos. Para ello, tienen habilitadas sus redes sociales y su correo institucional para que se puedan generar conexiones.

FUENTE: EL ESPECTADOR


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