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septiembre 30, 2024

Así opera el plan feminicida de Clan del Golfo; hay alarma por lista de 27 mujeres


Los asesinatos empezaron el pasado 3 de agosto con una niña de 14 años. En Chocó circula un panfleto con nombres y fotografías de las mujeres que son señaladas de informantes. Habría seguimientos y tácticas de inteligencia. Hay preocupación por el aumento de suicidios debido a las amenazas.

Ana* lleva en su cuerpo de mujer las marcas de las guerras que han atravesado sin piedad al Chocó. En esa tierra azotada, donde los dolores se arraigan y persisten, las mujeres una y otra vez vuelven a ser víctimas de la violencia que estalla con fuerza y se ensaña contra ellas.

La prueba de eso es que desde hace días circula en redes sociales y a través de mensajes de WhatsApp un “plan de feminicidio” por parte del Clan del Golfo, autodenominado Ejército Gaitanista de Colombia (EGC).

La estrategia reúne en una lista infame los nombres de 27 mujeres —Ana es una de ellas-—, sus fotografías y un mensaje que las obliga, de nuevo, a dejar su territorio para salvar su vida. Con esa amenaza, ser madre, esposa, hija, amiga o simplemente mujer se les ha convertido en una condena.

En esa guerra, Ana lucha por sobrevivir a una seguidilla de feminicidios que se ha intensificado desde el 3 de agosto con el abuso y asesinato de una niña de 14 años en el municipio de Carmen del Darién y llegó a un punto cúspide con el feminicidio, el 28 de agosto, de Luz Berilia Chalá Córdoba, activista, lideresa y miembro de la Red de Madres y Cuidadoras de Jóvenes Asesinados en Quibdó.

“Esta lideresa fue asesinada por sicarios en su establecimiento comercial, ubicado en el barrio Huapango, de la ciudad de Quibdó”, señaló Indepaz en un informe.

Fuentes en el territorio le contaron a Colombia+20 que a Luz Berilia la asesinaron por ser madre. Al parecer, tras el atentado, miembros de un grupo armado corrieron la voz de que uno de sus hijos supuestamente pertenecía a una de las tres bandas que operan en Chocó (RPS, Los Mexicanos y Locos Yam).

Cinco días después, un ataque masivo contra un grupo de mujeres en Quibdó, en el que murió una mujer y otras nueve resultaron heridas, fue el hecho que hizo más visible la crisis de violencia que azota a ese departamento.

El Clan del Golfo tiene el control de una basta región del Chocó.

El Clan del Golfo tiene el control de una basta región del Chocó.

Foto: María Paula Garc

El 2 de septiembre, en un comunicado, esas tres principales bandas en Chocó anunciaron la suspensión de la tregua que tenían como parte del diálogo urbano con el Gobierno por la avanzada que el Clan del Golfo estaba haciendo en esa zona. En ese documento, las bandas mencionan al asesinato de Luz y al ataque armado contra el grupo de mujeres.

“Diferentes víctimas inocentes han fallecido a causa del accionar de este grupo (EGC), como lo han sido casos de feminicidios (sic)”, decía el comunicado.

La lista de mujeres declaradas “objetivo militar”

Fotografías y videos de mujeres abusadas, torturadas y asesinadas comenzaron a inundar las redes sociales y los chats de WhatsApp en Quibdó, Chocó. La zozobra y el miedo por ser la siguiente víctima se hizo más evidente cuando se conocieron amenazas del Clan del Golfo donde alertaban de ese “plan feminicidio”.

“Para que vean que hasta a las mujeres les entra, se viene el plan feminicidio. Ya tenemos ubicadas a casi todas las campaneras de Los Mexicanos, sepan que en este pueblo todo se sabe. Tienen 24 horas para abandonar la ciudad porque ya están en la lista de objetivos militares”, se lee en los mensajes que circulan en el territorio.

En los últimos días, el Clan del Golfo publicó un comunicado negando su participación en estos hechos de violencia. Sin embargo, en el territorio las denuncias abundan.

Desde el 13 de septiembre, Colombia+20 les ha hecho seguimiento a estas denuncias, que fueron reveladas a este diario en un principio por Adriana Benjumea, codirectora de la Corporación Humanas – Centro Regional de Derechos Humanos y Justicia de Género, quien explicó que la mayoría de asesinatos o intimidaciones a mujeres se da por retaliaciones entre bandas.

“En este momento en Chocó las mujeres están siendo violentadas por la relación que tienen con los hombres. Es como una forma de castigar al enemigo. Por atacarse entre bandas, entonces atacan a las mujeres. No quiere decir que no existan mujeres involucradas en la guerra directamente, pero generalmente son víctimas por retaliación”, aseguró.

Una mujer en el territorio, cuya identidad no revelamos por razones de seguridad, le dijo a este diario que la lista tiene las fotografías de las 27 mujeres para ser plenamente identificadas, y que entre los nombres aparecen menores de edad entre los 15 y 17 años. “Dicen que las van a matar porque son unas ‘sapas’ o porque son mujeres del uno o del otro. Es una amenaza directa”, dijo.

Ana también le contó a Colombia+20 que esa es exactamente la amenaza que ella ha recibido por ser mujer, madre y por su trabajo de lideresa en el territorio.

“Me han dicho que soy una ‘sapa’, que así como asesinaron a mi hijo, yo también voy a caer. Me mandan el panfleto, la razón o simplemente me hacen hostigamientos. Me dijeron que si no me iba, entonces iba a tener problemas y por orden de arriba iban a tirar una granada a mi casa para desaparecerla. El solo hecho de ser madres, mujeres paridoras de la vida, eso nos ha puesto cada día más en riesgo. Solo por el hecho de ser mamás, estamos pagando con lágrimas”, relató.

Los seguimientos que siembran terror en Chocó

De acuerdo con información en el territorio recogida por Colombia+20, los grupos armados en la zona tienen un plan de inteligencia contra las mujeres. Incluso, fuentes detallaron que las estructuras criminales saben cuántas veces visitan los barrios de los bandos contrarios, a cuántas fiestas asisten a bailar e incluso cuántas veces se han visto con hombres en particular. De esa manera hacen seguimiento a las mujeres y posteriormente son incluidas en las listas de amenazas.

Ana resalta que, aunque en la región no hay delincuencia común, lo que sí existe son estructuras de grupos armados que llegan con armas largas y cortas, en combos de más de 30 hombres para atacar a la comunidad, a familias enteras. “Ellos saben más de la vida de uno que uno de la vida de ellos. Ellos lo mandan a investigar a uno. Nos toca buscar medidas de autoprotección”, explicó Ana.

De acuerdo con Benjumea, ese tipo de amenazas también están permeando la salud mental de las chocoanas, pues el mayor número de suicidios se está presentando precisamente en esa población. A eso se le suman las amenazas para no salir después de cierta hora en el territorio, lo que genera zozobra en la comunidad.

“Estas amenazas no son bobadas, no son cualquier cosa. Esta es una situación de alerta, debemos estar pendientes de qué es lo que va a pasar con la vida de estas mujeres que están siendo amenazadas y de las que no están en la lista, pero pueden caer en una situación de riesgo en cualquier momento”, explicó Yessica Robledo, investigadora de Humanas Colombia.

De acuerdo con la Fiscalía, entre enero y julio de 2024, se han reportado 428 casos de feminicidio en todo el país. Es decir que, por lo menos, cada día ocurren dos feminicidios en cualquier parte del territorio nacional.

La situación en Chocó también está en alerta, según datos de organizaciones sociales, entre abril y septiembre de este año, en ese departamento se han reportado seis casos de feminicidio, cuatro intentos de feminicidio y 27 mujeres amenazadas.

“No me apagan la voz”

A raíz de la violencia que crece en Chocó, muchas mujeres se han tenido que desplazar e incluso se han ido a pueblos lejanos para salvaguardar su vida. Otras están decididas a quedarse en el territorio defendiendo la premisa de que no tienen ningún tipo de vínculo con ningún grupo delincuencial y denunciando la degradación de la violencia en Chocó.

Hay mucho que decir y quedarnos calladas tampoco va a evitar que sigan pasando las cosas

“Como madres, como mujeres, como líderes sociales, como defensoras de los derechos humanos no nos quedamos quietas y siempre estamos incidiendo para que la institucionalidad se pellizque”, relató una fuente consultada por Colombia+20.

Las organizaciones sociales y de mujeres han hecho llamados enérgicos a la institucionalidad para que protejan la vida y la seguridad en el territorio.

Aunque tuvo que abandonar su casa, sus raíces y su tierra, Ana insiste en luchar por sobrevivir, no solo por ella, sino por las otras tantas mujeres amenazadas y violentadas. “No importa qué tan amenazada estoy. No creo que me apaguen la voz. Hay mucho que decir y quedarnos calladas tampoco va a evitar que sigan pasando las cosas”.

¿Y la paz urbana de Petro?

El congresista David Racero, quien lidera la delegación del Gobierno Petro en los diálogos con las bandas de Quibdó, habló con Colombia+20 sobre estas lógicas de violencia.

“Paz y seguridad son dos caras de la misma moneda y tienen que abordarse de manera integral para la ciudad de Quibdó. Un proceso de diálogos de paz donde se tenían avances importantes como empezar el desescalonamiento de la extorsión pero indudablemente una política de seguridad liderada por el Ministerio de Defensa para poder no solamente contener y detener esa avanzada que está haciendo el Clan del Golfo, sino tener acciones a la ofensiva y determinantes en contra de esta estructura”, explicó Racero.

Según dijo el negociador, la mesa continúa y se está trabajando en un proceso de acompañamiento a la sociedad civil.

“Cada vez son más las voces que exigen y reclaman un alto en los fuegos, una tregua con vocación humanitaria, porque los que se están viendo afectados en este momento son más allá de las mismas estructuras, sus familiares, sus parejas, las comunidades, por toques de queda por las noches. El proceso de paz entre las estructuras ya venía dando resultados, pero lastimosamente por una decisión del Clan del Golfo de expandirse sobre Quibdó se ha perturbado absolutamente la mesa”, sentenció Racero.

FUENTE: EL ESPECTADOR


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