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octubre 3, 2023

Irene G. hace del duelo palabra poética en “Soy la mar de mujer”


Carmen Sigüenza | Madrid – 3 octubre, 2023

Irene G., poeta, periodista y profesora de escritura creativa, plasmó el tabú de su dolorosa experiencia en el posparto y la violencia obstétrica con un grito en lo que “Todos callan”, un poemario sobre aquel hecho convertido en palabra poética. Ahora en su nuevo libro, también en tono confesional, “Soy la mar de mujer” (Valparaíso), habla sobre la continuidad vital de una mujer en tránsito que desde aquella herida, vive el duelo y pasa a ser una mujer empoderada, aunque con grietas.

Un nuevo poemario “Soy la mar de mujer”, con un título muy polisémico donde el agua se confunde con las lágrimas y a la vez  sirve para salir de ellas, sacar la cabeza a la superficie e intentar, tras “llorar  a mares”, “matar el miedo” .

Pregunta: “Soy la mar de mujer” es un título muy polisémico. Cuéntenos un poco, ¿en qué consiste este nuevo poemario? 

Respuesta: A mí me pasa mucho con los poemarios, que el nombre de alguna manera me viene un poco así, canalizado. Y así fue, de repente me vino “Soy la mar de mujer” que era entre un juego de palabras, un dejar claro que este libro es muy mujer, que viene desde las entrañas y la entereza de las mujeres y el título, tiene un poco como ese doble sentido. Pero también es un libro en el que he llorado mucho, he “llorado a mares”, y el título recogía un poco todo el proceso.

“Soy la mar de mujer”, sacar la cabeza a flote

P: El agua también es otro de los elementos importantes, ¿no? La memoria es agua.

R: En casi todos los poemas hay una una palabra que tiene que ver con el agua, con el líquido, con estar mojado, el hilo conductor es el agua. El poemario está mojado.

P: Siguiendo un poco con el título, “Soy la mar de mujer” también tiene que ver con estar empoderada.

R: El libro va pasando por todas las etapas hasta entender que “Ser la mar de mujer” tiene que ver con estar empoderada.

P: Cómo es el paso de su poema anterior, tan celebrado, con ese grito de dolor de madre. ¿Qué tiene este libro de aquel o cómo surge éste?

R: “Lo que todas callan”, que es el libro que le precede, tiene el mismo tono confesional, es un poco lo que une los dos poemarios. Tienen poesía confesional muy muy de dentro y muy de verdad.

Ahora se reedita “Lo que todas callan” y se traduce al inglés. Para mí era importante que fuese un libro que saliese de aquí, porque al final es el único poemario que hablaba del postparto y el postparto no entiende de idiomas, ni de fronteras y de alguna manera “Soy la mar de mujer” recoge esa estela, porque aunque en “Lo que todas callan” me centro más en la madre, la madre no se separa de la mujer y la mujer  sigue estando en un proceso.

“Soy la mar de mujer” se centra en una crisis existencial importante, en un momento en el que, como mujer tocas fondo, te tienes que reinventar y en ese tocar fondo se cruza también una ruptura, porque este libro yo lo empiezo a escribir antes de mi de mi ruptura, pero de alguna manera ya estaba ahí, ya estaba impregnando en mi esencia, yo también me estaba rompiendo.

Crisis existencial, ruptura y bajada al fondo del mar

P: Aquí habla un poco de esa otra mujer ¿no?

R: Sí es como que en “Lo que todas callan” es la mujer que me descubrí siendo madre con todo lo bueno y lo malo que nadie me había dicho, y en “Soy la mar de mujer”, es un poco cuando te diluyes dentro de una crisis existencial que además tiene que ver con la ruptura de un matrimonio que, probablemente ya empezó a romperse en “Lo que todas callan” con el nacimiento de nuestro hijo, y que aquí se hace mucho más presente. Pero aunque la ruptura tiene importancia, porque al final eran trece años de matrimonio y un hijo muy chiquitito en común, en “Soy la madre mujer”, me he querido centrar más en mí desde que tengo a mi hijo hasta que escribo estos dos libros.

He ido pasando por unas etapas muy oscuras y muy fuertes en las que, o tiraba para arriba y respiraba, o me ponía unas cadenas que me bajaban al fondo de del mar.

P: Entonces para usted la palabra poética ha sido la salvación.

R: Sí, a mi la poesía me salva, en general la escritura. Yo cuando doy clases de escritura creativa, ahora mismo en la Universidad de Alcalá, siempre les digo a mis alumnos que la fuerza de la escritura es súper terapéutica y muchas veces es predictiva. A veces cuando leo otra vez “Soy la mar de mujer” y leo mis primeros poemas, en los que todavía no había pasado nada, alucino de cómo ya desde la poesía estaba haciendo una predicción de por dónde iba a pasar mi cuerpo. Incluso a día de hoy, que ya es un libro cerrado,  ya está acabado, me sigue sorprendiendo porque  sigo con síntomas que ya había escrito y que por los que no había pasado todavía.

La palabra salva

P: La palabra salva, pero la palabra es carne también en su poemario, ¿no?

R: Es carne y es vida. Además, esa es carne abierta porque los poemarios al final hablan de amor y desamor, son como como los dos grandes temas, y aquí realmente se habla del dolor y se hace poesía del dolor y del dolor más humano y menos compartido, que es el dolor con una misma cuando te pierdes. Cuando te dedicas a disimular ante tu entorno o a seguir un poco los estándares que se esperan de ti, y de puertas para dentro hay un corazón roto, hay una mirada rota, hay unas expectativas rotas y de repente fue como necesito manifestar ese dolor.

Por aquí hemos pasado muchas y tiene que ver un poco con mirar a los ojos a ese dolor que muchas veces cuando pasa el tiempo, lo entiendes e incluso haces las paces con ese dolor.

P: ¿Se escribe mejor desde el dolor?

R: Hay muchos autores, muchos poetas que te dirían que no, pero yo te digo que sí y sé que en el fondo para todos sí, porque es un momento en el que la propia vulnerabilidad activa esa creatividad, la creatividad de ponerle palabras a sentimientos y a pasillos que no has recorrido y que si estuvieses en un momento alegre no te paras a observar ese pasillo, ni a qué huele ese pasillo, ni lo que te hace sentir, ni en el frío que hace.

Pocas veces se escribe desde: ‘estoy súper feliz, me va todo súper bien’, es que ahí hay veces ni siquiera observas, solo disfrutas.

El dolor es incómodo y la propia incomodidad es la que te hace ver qué te está pasando. Entonces para mí, y creo que para muchísimos poetas, es una parte muy fuerte de inspiración.

P: En libro dice: “me quito el lazo en el pelo de la mujer que ya no soy”, ¿Qué Irene hay aquí? ¿Es una mujer nueva? ¿Es otra mujer?

R: Es como una especie de metamorfosis importante de la vida que está regulada por la niñez, a la infancia, la adolescencia y la vida adulta, pero que de repente hay otra cosa que no está descrita, que es cuando uno muda de piel por una circunstancia, en este caso por un duelo. Porque al final está el duelo de la pareja, pero está el duelo de una misma que tiene que volver a reencontrarse después de tantos años.

Entonces “me quito el lazo de la mujer que ya no soy” porque ya no soy la esposa de, ya no soy ni siquiera la madre que era, porque al final cuando te separas con un niño, tienes la custodia compartida y te conviertes también en otro tipo de madre que tienes que estar compaginando los días que estás con tu hijo y los días que no, y para mí eso fue muy duro. Fueron muchos duelos y ese duelo me arrancó el lazo de la mujer que ya no era.

El duelo en el libro

P: ¿Cuál diría que son los temas fundamentales en los que se sustenta el libro?

R: Fundamentalmente es el duelo, que está muy asociado a la muerte, a la perdida, pero es que vivimos muchas muertes a lo largo de nuestra vida. Pueden morir personas, pero también pueden morir momentos o pueden morir etapas. Aquí hay mucho de la transición de un duelo en el que decido forzarme a pasar en manos de profesionales. Pero creo que me gustaría que mucha gente o mujeres reconocieran que el duelo no solo es la muerte física de un ser querido, sino que duelamos desde muchos lados y que a veces está muy bien coger a una amiga de darle la mano y decir estoy en duelo.

P: ¿Cómo ve el estado actual de la poesía en las redes?

R: Yo de formación soy periodista así que mis redes sociales son un poco como mi medio de comunicación donde yo me comunico con mis lectores, donde les puedo decir dónde voy a recitar o si tengo el libro nuevo.

Creo que las redes sociales, quitando todo lo malo que tienen, muchas veces han democratizado la poesía. Antes era muy difícil que una editorial grande se fijara en ti por el hecho de llevar el manuscrito y a veces tener una red social donde ves que gusta y donde ves que tu poesía llega, ha hecho que gente a la que le hubiera sido imposible publicar, publique. Es verdad que eso se masificó muchísimo antes de la pandemia y de repente ya empezaban a salir libros, que no tenían ningún tipo de sentido.

La pandemia nos hizo mucho daño a nivel cultural porque estábamos en un buen momento los poetas de recitar en muchos sitios de llenar teatros, pero puso como una especie de colador donde se han filtrado, te diría casi cinco o seis nombres, todo mujeres, y bueno muchísima gente que estaba publicando tuvo hasta que cerrar sus redes, porque bueno, al final su carrera hasta ahí había llegado. Yo he tenido la suerte de ir pasando, con mucho esfuerzo porque además también yo me tomé en serio esto.

Yo mi primer libro lo publico sin redes sociales, en el 2013 y tuve que ir a la vieja usanza de mandar mi poemario y una editorial se fijó en mí y ahí ya empiezo con las redes, pero no soy hija de las redes. Lo que pasa es que al ser periodista de repente dije, tengo esta oportunidad y la voy a utilizar como un medio de comunicación a mi favor.

Las redes por un lado han sido justas con mucha gente que hubiera sido invisible ante los ojos de un editor y por otro lado, pues bueno también es un cajón desastre donde de repente parece que todo vale. Pero bueno, yo creo que ahí también están los usuarios los lectores que son los que al final son los que nos compran los libros los que también están aprendiendo a tener una actitud crítica que también creo que es importante que no todo vale. No todo es poesía.

Gloria Fuertes y las referentes de Irene G.

P: ¿Cuáles son sus referentes?

R: Mi referente máxima es Gloria Fuertes. Mi madre me empieza a leer Gloria Fuertes desde que tengo 3 añitos o por ahí y yo empiezo a escribir a los 9 años. Además me lo pasaba toda máquina y tengo la suerte de tenerlo todo registrado y la verdad que alucino porque claro, yo ahora que soy mamá, veo a los niños de 9 que literalmente se sacan los mocos y digo ¿cómo podía escribir esto? ¿cómo podía tener esta sensibilidad?

Me impresiona muchísimo Gloria Fuertes porque tiene que ver mucho conmigo, es una tipa que maneja muy bien la ironía, los juegos de palabras pero, de repente se abre en canal y es muy sincera en sus poemas.

Otro referente cuando he empezado a escribir poesía confesional ha sido Silvia Plath ha sido fundamental, Anne Sexton, Alejandra Pizarnik o Ida Vitale. Plath tiene algo que de repente me veo como súper reflejada. Es como algo mío. Pero Gloria Fuertes para mí ha sido una súper gran referente. Tengo todos sus libros y y recomiendo si alguien no conoce su poesía un poco adulto que empiece con “Poeta de guardia”, ya solo el nombre me parece una fantasía porque al final los poetas siempre estamos en guardia porque nunca sabes cuando te va a venir el poema y siempre estás atento y tiene una poesía para mí muy de verdad y muy consistente con mucha firmeza.

P: Gloria Fuertes vivió en un mundo absolutamente machista con compañeros de una generación muy patriarcal y un mundo editorial machista y por ello, siendo una de las grandes poetas de su generación, fue considerada una poeta meno .

R: Ella tuvo que camuflarse mucho y para poder camuflarse tuvo que esconderse. Entonces al final hizo mucho por los niños, porque nos introdujo la poesía, pero eso los grandes autores del momento lo denostaron. Yo he estado en reuniones con otros poetas, que al preguntarme quién es mi referente y decir Gloria Fuertes me dicen pero si esa es una poeta menor.

P: ¿Qué diferencia hay entre la poesía escrita por mujeres y la poesía escrita por hombres?

R: Yo te diría que sí hay diferencia, la verdad, porque probablemente vivimos y sentimos de manera muy diferente tanto el amor como el desamor y las crisis, entonces desde esa diferencia, lo que creo que hay es buenos poetas hombres y buenas poetas mujeres, pero sí que hay diferencia. Yo en este poemario tengo un poema dedicado a la regla. Eso nunca lo va a poder escribir un nombre.

Creo que sentimos de manera diferente, que el amor lo vivimos de manera diferente y eso se tiene que reflejar. Porque creo que hay grandísimos referentes también masculinos, pero creo que las mujeres nos hemos atrevido a abrir ya puertas de no solo hablar de ese amor, romántico, sino de que tenemos la regla, no separamos, tenemos abortos, somos madres y bueno, cada uno se lo llevaba su terreno y yo como poeta, pues me lo llevaba la poesía.

Creo que el caso Rubiales va a marcar un antes y un después en nuestra lucha en el feminismo

P: ¿Cómo está viendo este momento viral con el #SeAcabó a raíz del caso Rubiales?

R: Yo creo que el caso Rubiales va a marcar un antes y un después en nuestra lucha en el feminismo porque ha abierto muchos ojos. Creo que las campeonas del mundo han dado un portazo muy fuerte y han acelerado procesos que nos hubieran costado desde el feminismo muchos más años. Me da muchísima pena que se haya enturbiado su título como campeonas, pero a lo mejor pasan también a la historia como campeonas de haber cambiado un sistema súper machista como es el fútbol y me parece que han hecho mucho por el feminismo.

Han acelerado procesos que nos hubieran costado mucho más desde los medios de comunicación como hacéis vosotras y desde escritoras como yo, que intentamos poner encima de la mesa temas para abrir mentes. Así que Rubiales igual en el fondo, después de unos años, le tenemos que decir gracias “señoro” por ser tan estúpido, porque gracias a ti se han abierto muchas puertas.

FUENTE: E FEMINISTA


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