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agosto 29, 2023

El feminismo en Colombia: un movimiento llamado a la moderación


No se es más mujer por incitar a que se odie a los hombres o se les denigre.

El beso de Luis Rubiales, presidente de la Federación Española de Fútbol, a Jenni Hermoso, una de las jugadoras de ese equipo, ha generado múltiples conversaciones en todo el mundo. A todos, o a casi todos creo, nos han robado un beso. ¿Qué hace entonces que el de Rubiales a Hermoso sea tan condenable?

En Colombia, se presentó el año pasado un caso similar. El expresidente de Asobancaria, Hernando José Gómez, un hombre con una gran trayectoria en su ramo, besó a una subalterna, razón por la cual fue destituido de su cargo. Su carrera, pulcra hasta entonces, quedó marcada por este hecho.

Tanto Rubiales como Gómez, al tener superioridad jerárquica, tenían un mayor deber de cuidado y respeto sobre sus subalternas. No es lo mismo el beso que da un compañero de universidad a una igual sin su consentimiento, al que puede dar un profesor a una estudiante. La diferencia es abismal, justamente porque no hay igualdad.

Ahora bien, también hay casos en los que las mujeres roban besos a sus empleados. Ese también es un hecho altamente cuestionable, pero no tan mal visto. Hay un libro precioso, escrito por David Foenkinos titulado La Delicadeza, que en uno de sus capítulos narra como la protagonista un día cualquiera le da un beso, sin su consentimiento, a uno de sus subalternos. El hecho no es controvertido en absoluto, más bien es narrado poéticamente al punto de enamorar al público francés.

Esta historia fue llevada al cine y fue muy bien recibida por la audiencia. Nadie habló entonces del sacrilegio que había cometido la protagonista del libro. Todo lo contrario. Recibió varias ovaciones por parte del público e incluso la película fue nominada a dos premios César. El libro fue traducido a 15 idiomas, y ha vendido cientos de miles de copias. Ganó 10 de los principales premios literarios. Y al igual que Rubiales y Gómez, ella también besó al subalterno, es uno de los ejes de esta obra.

Tanto Rubiales como Gómez han recibido sendas sanciones sociales por los hechos cometidos. La Federación de Fútbol española, al momento de escribir esta columna, acababa de pedir la renuncia de su presidente. Es apenas lógico, la actitud de Rubiales fue completamente fuera de lugar.

El acoso y el maltrato, provenga este de un hombre o una mujer, debe ser condenado. Si bien el libro que menciono es precioso y bien escrito, considero también que cuando una mujer se sobrepasa con un subalterno o con su pareja esto debe ser sancionado, no romantizado. De manera frecuente he notado que en Colombia y en el mundo, en honor al feminismo, se incurren constantemente en conductas denigrantes contra los hombres.

Veo cómo muchas mujeres llegan a desnaturalizar a sus parejas, maltratándolas, e incluso, haciendo que los hijos tengan comportamientos parecidos. Si vamos a hablar de igualdad de género y es lo que queremos, debe ante todo primar el respeto.

Veo mucha feminista colombiana condenando inmisericordemente el comportamiento de Rubiales, conducta que insisto, es reprochable. Me gustaría que con la misma saña con la que reprochan estos hostigamientos, miren hacia adentro, en sus casas y en sus oficinas sus comportamientos con sus parejas y empleados.

Observo a mucha feminista raza aprovechando situaciones como la de Rubiales para hacer escándalo, hacerse sentir y que les den la razón. Lo entiendo, pues también lo denuncio, pero creo que ser mujer es mucho más que eso. Los hombres también merecen consideración. Eso veo en muy pocas feministas, que parece, a veces, como si los odiaran.

No me considero feminista, no es un movimiento con el que me identifique, aunque veo tiene algunos argumentos positivos. Creo sí en la igualdad de género, no en la superioridad de género, que es lo que muchas feministas consideran correcto. Si queremos una mejor sociedad debemos promover a mi parecer la igualdad.

Para finalizar, quiero hacer una crítica al feminismo en ese aspecto. Las violencias que se están generando desde este movimiento como la quema de monumentos, interrupción irrespetuosa de actos religiosos, y maltrato a los hombres son impresionantes. Hay que tener cuidado con eso. Los demás también merecen consideración.

FUENTE: SEMANA


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