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marzo 16, 2023

Romper el silencio: hostigamiento contra feministas y sobrevivientes de violencia sexual y de género en el gobierno del cambio


Este artículo está escrito desde un lugar específico, es una manifestación de lo que teóricas del feminismo llaman conocimiento situado. Escribo desde la experiencia de ser una de las voces feministas que participan de manera activa en el debate público y la crítica política. No pretendo ser objetiva, ni neutral, más bien tomo una posición abierta y radical en defensa de la presencia autónoma de las mujeres en la esfera pública y la importancia de consolidar su independencia política y emocional. Ahora, vamos al punto. 

La semana pasada se publicó en un blog llamado La Columna Rota una entrada que prometía contar la verdad sobre “las falsas feministas” en Colombia. Tengo el “honor” de estar en un grupo de mujeres de la política, academia, activistas de derechos humanos y columnistas, consideradas por el autor anónimo “El Dragón Negro” como un peligro público, particularmente, para el actual gobierno de Gustavo Petro. 

En este blog el autor expuso de una manera amplia y detallada nuestros supuestos traumas, enfermedades, carencias emocionales, frustraciones, abandonos paternos e incluso, habló de nuestra menopausia. Nos adjudicó estar presas de una soledad eterna, amargura sinfín, resentimiento y odio profundos. Así, todas las críticas a la política patriarcal argumentadas, sustentadas y válidas, presentadas durante años por las feministas, a través de publicaciones y redes sociales, fueron resueltas por un diagnóstico de anormalidad, peligrosidad y monstruosidad, ¿de dónde provienen sus juicios si no nos conoce?

Varias veces el “Dragón Negro” nos recordó que vamos a pagar por todo lo que hemos hecho, según él: arruinarle la vida a hombres con gran trayectoria política y académica. Terminó su perorata con una sentencia: “afilaré mi katana [espada japonesa] para cuando lleguen las hordas de falsas feministas y veremos si tienen el mismo rendimiento que hace cuatro años cuando destruyeron a ese candidato [Hollman Morris] y dejar claro que esto no es ninguna venganza por lo ocurrido, pero sí será un castigo del cual nadie va a poder quitarles, debido a que será una gran marca que dejará cicatriz con el paso de los años y ninguna pomada les podrá curar eso (sic)”. 

Después de las protestas y expresiones de solidaridad de varias feministas, organizaciones, redes de mujeres y amigos del feminismo ante esta amenaza explícita, el 8 de marzo el autor del blog compartió un video con una retractación porque “le dieron la orden de hacerlo” y dijo: “ahora somos gobierno”. En este video, sin imagen, nos explicó que nosotras éramos incapaces de entender una metáfora y que con “katana” se refería al papel y la pluma con la que él plasmó sus opiniones y a diferencia de la primera versión, puso en cursivas esta palabra. De paso reafirmó que sus conjeturas son ciertas y que él no tiene nada de qué disculparse, es decir, que al final no hubo tal retractación. Más bien, insultó de nuevo nuestra inteligencia y reforzó su amenaza. 

¿Quién o quiénes le dan las órdenes de llevar a cabo estos ataques? ¿o de detenerlos cuando el efecto generado es contrario a la intimidación deseada? Tenemos algunas hipótesis. 

El mismo 8 de marzo, una de las denunciantes públicas de un presunto acoso sexual, por parte del periodista Hollman Morris, fue citada a una audiencia de conciliación en la Fiscalía 271 local. Morris la denunció por calumnia e injuria, después de que ella compartiera de manera pública su experiencia. Me reservo su nombre para evitar que sea hostigada o amenazada, como señaló que le había sucedido en el pasado, lo cual desmotivó su denuncia formal y tuvo un enorme impacto negativo en su vida. La llamaré “Libertad”, en homenaje a su valentía. 

A esta diligencia el periodista se presentó con dos mujeres como testigos, una de ellas María Paula Fonseca, su exjefe de prensa en el Concejo de Bogotá y actual funcionaria del Departamento de Prosperidad Social, dirigido por Cielo Rusinque, y otra mujer joven, María Camila Vargas. 

Según me informó “Libertad”, durante la audiencia Hollman Morris afirmó que ella nunca había entrado a su oficina y que pertenecía a una banda de mujeres criminales que querían desprestigiar su campaña a la alcaldía de Bogotá. También, me dijo, que Morris señaló que en las visitas de ella al Concejo iba a las oficinas de sus contrincantes de la ultraderecha con el fin de construir un bloque político en su contra. Las dos testigos lo apoyaron en los señalamientos. 

Estas acusaciones volvieron a vulnerar los derechos de “Libertad”, ahora en un contexto de acciones del Estado que debería protegerla puesto que el Fiscal expuso a “Libertad” a una confrontación con Morris a quien ella señaló como su agresor y le permitió a él usar testigos para reafirmar su versión, sin que ella pudiera usar los suyos para controvertirlo. Este operador de justicia actuó sin un enfoque de género, fundamental en este tipo de denuncias, y creó una situación de revictimización y desigualdad que favoreció al denunciante.

Otras personas cercanas a ambas partes me informaron que “Libertad” sí era el enlace de juventudes de Hollman Morris en la época en que fue Concejal, y que fue muy cercana a su grupo de trabajo. En un eventual juicio estas personas están dispuestas a rendir su testimonio ante las autoridades. Entonces, ¿la ahora funcionaria del DPS, María Paula Fonseca, no tuvo inconveniente en rendir una presunta declaración falsa ante un Fiscal? y el periodista Morris, que de nuevo aspiraría a un importante cargo político en Bogotá, ¿abusó del aparato de justicia para acallar el debate público en su contra e intimidar a sus denunciantes? 

Por lo menos podemos afirmar que él se presentó a una audiencia conciliatoria, sin ánimo de un acuerdo amigable, si esa hubiera sido su intención no habría negado que “Libertad” fuera parte de su equipo ni llevado testigos en su contra. Más bien, parece que Morris está en una evidente disposición de profundizar el daño a su posible víctima, ahora, a través del abuso de los mecanismos de justicia del Estado. Una denuncia así, interpuesta con intención retaliatoria, no tendría porqué prosperar. 

A pesar de mi insistencia en solicitarle a Hollman Morris una entrevista para este artículo y así tener su versión de la fallida conciliación y de las amenazas que algunas feministas hemos recibido por parte de uno de sus seguidores, no obtuve respuesta. 

También le solicité un espacio para resolver preguntas a María Paula Fonseca, pero no respondió. Sin embargo, existen algunos precedentes que pueden ayudar a esclarecer el comportamiento de este grupo. 

En el pasado Hollman Morris interpuso una tutela en contra de Álvaro Moisés Ninco, actual embajador de Colombia en México, quien en 2019 desde su activismo en Juventud Humana se opuso a la violencia ejercida contra Ángela María Robledo por fanáticos del periodista. También, Ninco, en ese entonces, publicó en sus redes sociales mensajes de apoyo a las denunciantes del candidato a la alcaldía. 

Esta tutela fue concedida a favor de Morris en primera instancia. Luego, un juez de segunda instancia revocó ese fallo, y por una insistencia del mismo Morris para que la Corte Constitucional revisara el fallo, esta le negó al periodista definitivamente sus pretensiones mediante la sentencia T-445-202. Según la Corte, Hollman Morris no pudo demostrar que se encontraba en un estado de indefensión frente a Álvaro Moises Ninco, un particular, y por lo tanto no se cumplió el criterio de legitimación por pasiva que es la facultad para desconocer o controvertir la reclamación del demandante. 

En 2021, a través de otra acción de tutela, este periodista intentó censurar a la columnista de El Tiempo, Sara Tufano, quien de forma activa criticó las prácticas patriarcales en las izquierdas colombianas y publicó en sus redes sociales declaraciones a favor de las posibles víctimas de Hollman Morris. También ella se opuso de manera argumentada a su candidatura en 2019. 

Esta tutela fue ganada por la columnista, en primera y segunda instancia con base en los argumentos de la jurisprudencia de la Corte Constitucional respecto a la denuncia pública de la violencia de género como discurso protegido, y a la protección de las manifestaciones que tienen como fin lograr la sanción social de comportamientos reprochables, bajo el amparo del derecho a la libertad de expresión. 

Es importante recordar que la erradicación de la violencia contra las mujeres es una defensa de los derechos humanos. Todas las acciones encaminadas a visibilizar y denunciar este flagelo deben ser protegidas y garantizadas por el Estado, así como la seguridad de las denunciantes y feministas que las apoyan. 

A pesar de los varios fallos en su contra, este periodista y sus múltiples plataformas de comunicación no han parado de difundir información tergiversada sobre una supuesta conspiración de la ultraderecha para torpedear su candidatura que, dicen, tuvo origen en una conspiración durante el cumpleaños de María Mercedes Maldonado en 2018. Ella era una voz visible en la crítica de la violencia de género al interior de Colombia Humana, en ese entonces, aún un movimiento político sin personería jurídica. 

Las difamaciones en contra de las asistentes a esta celebración de cumpleaños fueron difundidas por personas como Susan Pérez Barajas, en 2019, quien fue parte de la UTL del Senador Gustavo Bolívar en la pasada legislatura y, actualmente, es contratista del Ministerio de Agricultura. Desde 2020 la misma cuenta: @LupeMohawk, ha hecho varias acusaciones en mi contra después de que con mi asesoría, se conocieron varios informes sobre presuntas conductas sexuales indebidas de dos profesores progresistas, entre otros, de la Universidad Nacional de Colombia. 

Ese supuesto bloque para “eliminar a los hombres”, inventado por la manipulación judicial y mediática del periodista Morris y sus colaboradores, estaría constituido por buena parte de las feministas amenazadas por “El Dragón Negro”; incluso en Twitter se pueden identificar interacciones de esta cuenta con la de María Paula Fonseca y otros reconocidos miembros de Colombia Humana. En septiembre de 2022 la exjefe de prensa del periodista difundió un mensaje estigmatizante utilizando un tuit mío, sin fecha, y extraído del contexto que le daba sentido, al cual respondió “Dragón Negro” con afirmaciones similares a las que aparecen de manera posterior en su amenaza.

Los señalamientos del grupo político de Hollman Morris y sus simpatizantes contra las feministas coinciden. Así como, la declaración que rindió el periodista en la audiencia contra “Libertad” el pasado 8 de marzo. 

Hace pocos días otra de las mujeres señalada de “falsa feminista”, Juana Afanador, reveló en su cuenta de Twitter una fotografía de quien presuntamente se hace llamar “El Dragón Negro” y descubrió un detalle: en el acercamiento se puede ver que él lleva consigo periódicos que, al parecer, están titulados “Hollman”, tal vez una pieza de propaganda de su campaña en 2019. Esperamos que las autoridades investiguen y esclarezcan estos vínculos. 

El pasado 3 de marzo se sumó el Presidente Gustavo Petro a la difusión de información inexacta, al parecer, como forma de propaganda, al felicitar a Hollman Morris, a través de su Twitter, por la supuesta “declaración de su inocencia”, refiriéndose en realidad al archivo de dos denuncias en su contra por parte de la Fiscalía. Esta declaración generó la percepción equivocada en el público de que hubo una investigación penal o una valoración de pruebas, y no que se archivaron los casos, uno por solicitud de la denunciante de violencia intrafamiliar, Patricia Casas, y otro porque la Fiscalía argumentó la extinción de la acción penal por caducidad de la querella en una denuncia por un presunto acto sexual violento.  

Desconocemos desde cuándo la Fiscalía, en contra de la Ley 1257 de 2008, considera querellable, es decir conciliable, la violencia sexual, o bien, si fue que el/la Fiscal le quitó gravedad a la denuncia y la degradó a una injuria por vía de hecho, sin informarle a la víctima las razones. Sin embargo, ella anunció que insistirá que desarchiven el caso y que se haga la investigación adecuada. 

Ahora bien, no solo la desinformación y manipulación proviene de estos políticos; el docente de la Universidad Nacional de Colombia, Fabián Sanabria Sánchez, simpatizante del actual gobierno, en juicio por presuntos delitos sexuales, no ha cesado el hostigamiento en mi contra, desde 2020, por apoyar a sus denunciantes. Su defensa se ha basado en el ataque personal y, de manera increíble, otra supuesta conspiración de la ultraderecha fascista y “femichista”, como nos apoda para menospreciarnos. Este docente ha utilizado su canal de YouTube y los medios de comunicación, bajo la dirección de Hollman Morris como Tercer Canal, para difundir su discurso de odio. El “Dragón Negro” en su texto de amenaza remite a sus lectores a un video del canal de YouTube de este profesor, lo llama “compañero” y se inspira en sus palabras para su blog.

Vale la pena recordar que en junio de 2021, Cielo Rusinque, Fabián Sanabria, Mery Gutiérrez  –quien estuvo a punto de ser Ministra de MinTIC, propietaria de Tercer Canal y pareja de Hollman Morris–, y otros petristas más fundaron el Centro de Pensamiento Progresista. En su inauguración el entonces candidato presidencial, Gustavo Petro, ofreció una conferencia, en un momento en el que las denuncias públicas por presuntos delitos sexuales contra el docente de la Universidad Nacional eran bien conocidas por la opinión pública. 

Este mecanismo de defensa a partir del ataque y de la estigmatización de las denunciantes y de las feministas que las apoyan, se repitió hace un par de meses contra la Representante a la Cámara, Jennifer Pedraza, quien acompañó las protestas ante el nombramiento de Víctor de Currea Lugo como embajador en Emiratos Árabes, por sus presuntas conductas sexuales indebidas. El embajador designado terminó renunciando por la presión social de las denunciantes. 

El modo violento de enfrentar los reclamos justos de las feministas, por parte de los líderes y simpatizantes más visibles de la Colombia Humana, incitó al acoso, hostigamiento judicial y matoneo en las redes sociales contra las posibles víctimas/sobrevivientes y mujeres que hemos sido activas en el debate público sobre la necesidad de erradicar estas violencias. 

De manera paralela, la falta de protección por parte de la justicia, a través de la dilación innecesaria de las investigaciones penales o disciplinarias o su archivo sin debida diligencia, constituye un refuerzo positivo para los presuntos agresores que salen a celebrar su impunidad como si fueran triunfos de la justicia. Esto tiene que parar. 

A menos de que creamos en que las coincidencias son simples casualidades, la amenaza de “Dragón Negro” representa los intereses de un grupo de quienes ahora gobiernan y que tienen por objetivo romper las voces de las feministas críticas de su inacción y tolerancia frente a las violencias sexuales y basadas en género. También parecen querer acallar a quienes nos hemos opuesto al apoyo político y público a los cuestionados por estas. 

El “Dragón” no es el problema, él es el eslabón más frágil de la cadena de alianzas patriarcales, pactos de silencio, prácticas de desinformación, manipulación mediática y judicial, incluido el aparato de (in)justicia que favorece, por acción u omisión, la impunidad y la perpetuación de la violencia en nuestra contra. 

Hasta el día de hoy los partidos políticos que hacen parte del gobierno del Pacto Histórico, a los que pertenece o con los que simpatizan los autores de estos hostigamientos, guardan silencio. 

¿También callarán si el antagonismo ficticio que crearon entre nosotros para proteger de las consecuencias de sus acciones a algunos de sus escuderos se convierte en una violencia mayor?, ¿se harán responsables de sus palabras?

FUENTE: https://volcanicas.com/


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