Menú

Entérate

octubre 20, 2022

Empoderar a las mujeres rurales, una meta para Colombia


Con capacitaciones para identificar oportunidades de desarrollo, entrega de equipos tecnológicos y planes de formación, ONU Mujeres busca impactar y cambiar la situación de millones de mujeres en el país.

En conmemoración del Día Internacional de las Mujeres Rurales, que es hoy, vale la pena detenerse a pensar en las brechas y lo que implican para el desarrollo social de millones de personas cuando se habla de las diferencias entre ciudad y campo, y aún más cuando se trata de las mujeres. Fechas como esta invitan a una reflexión profunda sobre los roles de la mujer, su relación con el campo y hacia dónde el mundo debería encaminar sus esfuerzos para cerrar la distancia de la inequidad.

Las mujeres rurales representan el 43 % de la mano de obra agrícola, según cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). El 15 de octubre, Día Internacional de las Mujeres Rurales, es una oportunidad para reflexionar sobre el papel que ellas ocupan en el desarrollo agrícola, promover su reconocimiento e implementar medidas eficaces para garantizar el pleno y efectivo goce de sus derechos humanos.

En el mundo, las brechas de género para las mujeres rurales persisten debido a las normas sociales discriminatorias, que continúan limitando su participación en ámbitos de toma de decisión, ya sea en sus comunidades o incluso en sus hogares, en muchas regiones del mundo. A estos retos se suman el acceso limitado a la asistencia sanitaria, la educación y el crédito para sus iniciativas, entre otros agravantes. Situaciones que se profundizan por las crisis mundiales —económica y alimentaria— y el cambio climático, que sigue afectando al mundo.

Como respuesta a esta desigualdad, empoderar a las mujeres rurales no solo es fundamental para el bienestar de las personas, familias y comunidades rurales, sino también para la productividad económica general, dada la amplia presencia de mujeres en la mano de obra agrícola mundial.

Asimismo, invertir en su empoderamiento económico contribuye directamente a la igualdad de género, la erradicación de la pobreza y el crecimiento económico inclusivo, que sume el potencial de las mujeres como parte fundamental del bienestar de las sociedades.

En este sentido, los problemas se expanden a otros ámbitos, como el de la educación. Solo el 14 % de las mujeres rurales de 18 a 24 años están en el sistema educativo, frente al 34,4 % de las mujeres urbanas. Solo el 2,9 % alcanzan el nivel de técnica y tecnológica (10,1 % urbano) y menos del 2 % el nivel universitario (7,5 % urbano), según el Conpes 4880 en Colombia y cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE).

De acuerdo con esta misma institución, las mujeres rurales no se concentran laboralmente como los hombres en el sector de la agricultura. Solo un 37,6 % de ellas se dedican a actividades agrícolas, mientras este porcentaje es del 69,2 % para los hombres. El 16,1 % de las mujeres rurales realizan actividades no agropecuarias, como servicios de comercio, 12,5 % en alojamiento y servicios de comida. Cifras que revelan una completa inequidad y una dificultad de crecimiento.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo 2020-2021, el 93,1 % de las mujeres rurales participan en el desarrollo de actividades relacionadas con el cuidado, y solo el 56,9 % de los hombres ejecutan este tipo de labores, dejando así una brecha de ingresos en mujeres del 33 % en el contexto rural frente al nacional, que es del 13 %, reflejando una diferencia significativa entre las mismas mujeres.

Sin embargo, ante oportunidades de crecimiento como el emprendimiento, en este aspecto también hay dificultades. Las mujeres rurales afrontan grandes barreras para emprender en materia de gobernanza de la tierra, asistencia técnica y acceso al crédito. Tienen menor acceso a la tierra, y la menor participación de las mujeres en las decisiones sobre el uso productivo de la tierra se evidencia en que solo en el 26 % de las Unidades Productoras Agropecuarias (UPA) las decisiones sobre la producción las toman las mujeres, y en un 61,4 % los hombres, según el DANE.

Por eso, es valioso el aporte que ha hecho ONU Mujeres por buscar acortar esas brechas, que también se ven en el acceso a la tecnología.

Con el objetivo de disminuir estas problemáticas en Colombia, ONU Mujeres desarrolló una alianza con el gobierno de Corea, el Gobierno Nacional, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA por sus siglas en inglés), que se extenderá por los próximos cuatro años, para promover el empoderamiento económico de las mujeres y jóvenes rurales en doce municipios del país (nueve de ellos que son municipios que hacen parte de los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial-PDET)- para contribuir no solo a su autonomía y el ejercicio de sus derechos, sino también a la productividad económica, social, ambiental y sostenible de estas regiones.

Igualmente, ONU Mujeres participa en tres procesos de apoyo a organizaciones de mujeres o mixtas con mayoría femenina con el programa Alianzas Productivas del Ministerio de Agricultura, que busca fortalecer organizaciones productivas o sociales de base mediante tres líneas de trabajo: fortalecimiento organizacional, impulso a producción y encadenamiento para la comercialización.

En este proyecto ONU Mujeres apoya a tres organizaciones: Cortepaz, en Tumaco, Nariño, quienes producen cacao para exportación; Amecsar, en Saravena, Arauca, organización de mujeres que produce cacao; y la Asociación Municipal de Mujeres Campesinas, Negras e Indígenas de El Rosario, en Nariño, quienes producen limón tahití.

Por último, la entidad, para contribuir al cierre de la brecha digital a la que se enfrentan las mujeres en medio de los impactos provocados por la pandemia de la COVID-19, desarrolló junto a la Asociación de mujeres emprendedoras afrocolombianas de López de Micay (Asomamiwata) un piloto de innovación y canasta digital para generar aprendizajes alrededor de la integración de la digitalización y la innovación como aceleradores de la igualdad de género en los ámbitos mayoritariamente rurales.

FUENTE: EL ESPECTADOR


Más Noticias