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julio 22, 2022

¿A las mujeres nos sobra valor como a La Pola?


No queremos ser recordadas como las parejas, las compañeras o las amigas de los hombres importantes.

Por:Margarita Barrero

Policarpa Salavarrieta es la gran estrella popular de nuestra independencia. Y lo digo en el sentido más folclórico: solo en Colombia a la cerveza se le dice ‘Pola’ y se debe a que en 1910 Bavaria lanzó una en honor a Policarpa Salavarrieta. Hay bares con su nombre, en 1995 su cara identificó los billetes de $10.000 y su vida ha sido contada en series de televisión. Esta poderosa imagen del mercadeo fue una heroína de la independencia, una entre muy pocas.

Determinante en la resistencia contra los españoles, La Pola era sobre todo una espía que hacía de costurera en la casa de los realistas y enviaba información a las guerrillas, al tiempo que convencía a jóvenes para que siguieran la causa patriótica. En las últimas palabras que pronunció antes de ser ejecutada estaba esta frase: “Aunque mujer y joven,  me sobra valor para sufrir la muerte y mil muertes más”.PUBLICIDAD

Mientras le disparaban se inmortalizaba el coraje de esta colombiana de la resistencia. Hoy no la recordamos por ser buena madre o esposa, no le interesó su rol en el hogar, fue una de las centenares de trabajadoras, combatientes, revolucionarias e intelectuales que hizo de la independencia un hecho. Ojalá tuviéramos un listado con sus nombres.

¿A alguna de estas mujeres la imagina dócil, sumisa o pasiva?  Fuertes, valientes y activas, ellas usaron a su favor su invisibilidad social y la indefensión que les fue concebida como si viniera con su sexo. Conspiraron y generaron tertulias políticas lejanas al discurso actual liberal feminista, se enfocaron en lo que era menester de la época: la exigencia de los derechos básicos de una sociedad en creación.

Impensable pensar que en esa época representaban a las mujeres como colectivo. Eran otros tiempos, aquellos en los que ni siquiera se soñaba con que algún día pudiéramos votar.

Ya que resultábamos tan útiles en la guerra como insignificantes en la construcción de la Nación, creo que podemos dejar el desfile del Ejército del 20 de julio de lado, y que solo sea una excusa en día festivo, porque la independencia es un concepto en evolución. Nunca más será únicamente La Pola la que crea en una causa y da su vida por ella, las mujeres hoy tenemos nuestros varios floreros de Llorente. Ya no es el tiempo de las heroínas sino de la inclusión.

No queremos ser recordadas como las parejas, las compañeras o las amigas de los hombres importantes; por eso, vivimos demostrando que esa imagen de las damiselas cuyo pensamiento se nubla por amor tiene mucho de ficción.

Tenemos posiciones propias y encontramos innecesario que un hombre nos reafirme o nos señale el camino, su camino, sus convenciones, su mirada. Podemos preparar comidas y curar heridos si queremos, también debatir o liderar si nos interesa hacerlo. No es un tema de rangos o roles, se trata de autonomía. Queremos que nuestras decisiones sean tan libres como nuestros pensamientos.

Independizarnos de ese lugar impuesto, de ese espacio en el que cedemos privilegios, de esa mirada en la que somos condescendientes con la posición del macho, de esas decisiones que toman por nosotras o que aceptamos para mostrarnos complacientes, de ese servilismo enquistado con el que nos rebajamos a la voluntad del hombre. Nos sobra valor en el discurso y, a veces, nos falta seguridad en la ejecución.  Ojalá que algún día nuestra independencia sea más que un desfile o una fiesta, esperemos que sea una realidad.

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*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.

FUENTE: PULZO


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