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febrero 21, 2022

“Sarai fue torturada sexualmente y asesinada a la vista de una sociedad indolente”


Yamile Roncancio, la abogada de la niña víctima de explotación sexual, tortura y asesinato en Santa Rosa de Cabal (Risaralda), habla de las graves omisiones que hay detrás de este caso y explica por qué cree que hay más personas involucradas.

Yamile Roncancio es abogada y la directora de la Fundación Feminicidios Colombia, una plataforma que desde hace tres años asiste a las víctimas de estos crímenes, hace un seguimiento a estas violencias y lucha socialmente contra su eliminación. Roncancio es la abogada que representa en el proceso penal a Sarai Colmenares, la venezolana de 12 años que fue asesinada, torturada y explotada sexualmente en Santa Rosa de Cabal (Risaralda), el pasado 24 de enero. En esta entrevista, Roncancio habla del caso, confiesa que la historia de esta niña migrante la atravesó, que tras ver las fotos de cómo quedó violentado su cuerpo no se regresa. Siente que nunca va a ser la misma.

¿Cómo se ve relacionado Juan Carlos Latorre o Yordi en la investigación del asesinato, tortura y explotación sexual de Sarai Colmenares?

Está relacionado porque la niña fue hallada en su casa. La encuentran en el lugar que él habitaba. Pero lo que demuestra el cuerpo es un maltrato tan exacerbado que es posible que incluso se hubiera dado durante días. Y al haber estado en un contexto de explotación sexual siendo una niña y sabiendo que la demanda de explotación sexual es tan alta, ante el gran nivel de pedofilia que tenemos en nuestra sociedad, sí creo que hubo otras personas involucradas.

Es decir, ¿cree que Latorre no fue el único feminicida de Sarai?

Lo que hasta el momento indica la investigación de la Fiscalía es que él pudo haberla matado, pero no creo que sea la única persona involucrada. Más profundamente también creo que aquí hubo unas omisiones graves, que es justamente permitir que una niña como Sarai y otras como ella (que seguirán en esa plaza o en otras del país) estén en un contexto de explotación sexual a la luz de la sociedad y las instituciones del Estado.

¿Por qué para usted el caso de Sarai tiene elementos comunes con el caso de Yuliana Samboní, la niña asesinada y violentada sexualmente por Rafael Uribe Noguera a finales de 2016?

Lo que es cruelmente común es el desprecio absoluto por la vida de estas niñas. Se supone que socialmente hay un acuerdo que vela por su protección, que reconoce su fragilidad, que en situaciones de vulnerabilidad ese aprovechamiento puede ser mayor y que por tanto la protección constitucional y legal debe ser mayor. Aquí, como en el caso de Yuliana Samboní, la persona que ejecuta el crimen le da la espalda a ese acuerdo social. Además, la disposición del cuerpo, completamente desnudo, violentado sexualmente y torturado es muy similar.

“En el caso de Yuliana Samboní, al menos se dio una búsqueda previa ante su desaparición, aquí no hubo nadie preocupado por la desaparición de Sarai Colmenares”

Abogada Yamile Roncancio

En el caso de Yuliana, recuerdo, nunca hubo lugar a dudas de quién era ella. En el caso de Sarai el estado de la niña es tan macabro que no se puede reconocer. Pero ambas fueron torturadas, sometidas a unos vejámenes indescriptibles. Es decir, cuando se habla de objeto sexual normalmente la gente piensa en la sexualización e hipersexualización de mujeres adultas, pero aquí es esa cosificación en el cuerpo de una niña, sin el menor grado de empatía. En el caso de Yuliana, al menos se dio una búsqueda previa ante su desaparición, aquí no hubo nadie preocupado por la desaparición de esa niña.

¿El perfil del victimario tiene algún elemento común?

Sí, estamos hablando de hombres jóvenes, hombres que pasaron por una educación universitaria, de familias con capacidad adquisitiva para pagar educación superior. Además, los dos, tanto Rafael Uribe Noguera, en el caso de Yuliana, como Jairo David Latorre, en el caso de Sarai, tienen una postura soberbia frente a la juisticia, parece que tuvieran la creencia de que están por encima de ella. En el caso de Uribe hubo una treta para ingresarlo a un hospital y así evadir la cárcel y en este caso no alcanzaron a hacer eso, pero sí hubo un silencio entorpecedor de la justicia. También tienen una vida donde la fiesta y algunos consumos de alcohol y droga son habituales. Y obviamente está presente la hipersexualización de las niñas y la normalización absoluta de la violencia sexual, de lo que se conoce como la cultura de la violación.

Jairo David Latorre, de 28 años, fue capturado y es investigado por los delitos de feminicidio agravado en concurso con acceso carnal violento y tortura.

Jairo David Latorre, de 28 años, fue capturado y es investigado por los delitos de feminicidio agravado en concurso con acceso carnal violento y tortura.Foto: Fiscalía Regional Pereira

Como directora de la Fundación Feminicidios Colombia y su representación como abogada de decenas de víctimas, ¿cómo ve el caso de Sarai en el universo de feminicidios que a diario ocurren en el país?

Yo siento que el caso de Sarai me cambió la vida tanto como me sacudió el caso de Saddy, que fue el segundo caso que representé. Me atravesó la vida justamente por la crueldad a la que fue sometida. Después de ver las fotos de cómo quedó la niña no se regresa igual. Eso te marca para siempre. El dolor es profundo y eterno. Sarai fue torturada sexualmente y asesinada a la vista de una sociedad indolente. Para mí representa ese abandono brutal que tienen las niñas en Colombia. Es el caso más desolador que he recibido en tres años y es uno de esos casos que desearía haber podido hacer algo, porque murió absolutamente sola, como creció, y muy impactada por el hecho de ser migrante y niña.

¿Por qué se ha naturalizado tanto la explotación sexual de niñas?

Por muchas razones, pero una de ellas, sin duda, es la falta de formación y empatía de algunos funcionarios y personas en general, capaces de decir: “la niña trabajaba en eso (refiriéndose a la explotación sexual)”, o “las niñas son más brinconas” o “igual ella se veía más grande” o “las niñas maduran más rápido”. Una serie de afirmaciones que, sin ningún sustento científico, hablan de una imposición de roles de género, de cargas de cuidado a las niñas y de la enorme y profunda hipersexualización de sus cuerpos. No creo que sea necesario matar a una niña de esa forma para que la sociedad y el Estado cumpla sus obligaciones. Y eso no es de cadenas perpetuas, eso es de empezar a sancionar todas las formas de violencia de género, incluida la violencia simbólica.

“Yo no sé si a estas alturas no está siendo muy evidente el impacto que tiene la altísima exposición que tienen las niñas en estas redes sociales. En el caso de Sarai, con toda seguridad, hubo alguien que le dijo que se ofertara en redes”

Abogada Yamile Roncancio

¿Qué le indica a usted que Sarai apareciera en redes sociales bajo otro nombre?

Lo poco efectivas que siguen siendo las políticas de prevención de la explotación sexual de niñas en estas plataformas, como Tik Tok y Facebook. Yo no sé si a estas alturas no está siendo muy evidente el impacto que tiene la altísima exposición que tienen las niñas en estas redes sociales. En el caso de Sarai, con toda seguridad, hubo alguien que le dijo que se ofertara en redes, que prostituirse era una opción para vivir mejor, para tener con qué comer, para ayudar a su mamá o para salir de algún entorno violento, o recibir afecto. Y esa relación que hemos hecho como sociedad entre lo afectivo y lo sexual es muy grave, y hace que las niñas empiecen a tener relaciones sexuales siendo niñas porque creen que eso es afecto. Y eso nunca va a ser culpa de ellas, sino de los adultos que las explotan, que las abusan, y del resto de nosotros que lo normaliza.

¿Cuántos feminicidios (asesinatos de mujeres por el hecho de ser mujeres) en Colombia registraron en el observatorio de la Fundación Feminicidios.org para el 2021 y estos primeros meses de 2022?

En este momento estamos cruzando nuestros registros con las autoridades, pero nuestros datos arrojaron que el año pasado se dieron 277 feminicidios en Colombia en 2021. Enero de 2022 se cerró con el registro de 28 feminicidios y al 18 de febrero llevamos 40 feminicidios. Y en el caso de las niñas, solo este año llevamos, al menos cuatro niñas asesinadas, tres de ellas en contexto de explotación sexual, y una de ella con delitos sexuales.

Hay una creencia sobre que la violencia de género es un tema del pasado, de generaciones viejas. Pero las edades de los feminicidas que usted refiere demuestran todo lo contrario…

Así es. No son los de antes. Los feminicidas son de 60 años, pero también de 25, 18, 16, 28, porque los estereotipos de género y los imaginarios culturales no se desmontan tan fácilmente. Yo he conocido agresores muy jóvenes y a la gente le cuesta reconocerlo y eso debe tener un análisis profundo de parte de quienes tienen la obligación de pensarse una política pública que enfrente esta violencia.

¿Cuál debería ser la respuesta de la sociedad y de las instituciones para atender lo que hay detrás de cada feminicidio?

Yo creo que lo primero que hay que hacer es reconocer el problema y hablarlo. En este momento yo estoy escribiendo un libro que habla de los feminicidios en este país y me recomendaban que no le pusiera esa palabra en el título “porque a la gente no le gusta hablar de eso” y yo le decía a esa persona que precisamente por eso había que nombrarlo. Porque es un tema muy triste pero lo triste es que a las mujeres niñas las sigan matando, violando, torturando. No tiene que ser una conversación en donde todos terminemos llorando. Tiene que ser una conversación para hablar de la vida de las mujeres. Hablar de feminicidios no es hablar solo de su muerte, es hablar de la urgencia de que las dejen vivir.

“A los agresores hay que procesarlos en la justicia, porque la impunidad en estos delitos ronda el 98%, pero sobre todo hay que atender a las familias que quedan detrás y no olvidarlas, porque el olvido de las familias víctimas de feminicidio en Colombia es aterrador”

Abogada Yamile Roncancio

¿Por dónde avanzar?

Como sociedad tenemos que entender de dónde vienen estos casos y dejar de deshumanizar al agresor. Tenemos que dejar de convertirlo en un monstruo, el señor ruin que viene por allá de otro mundo. Yo tengo que verlos todas las semanas y nunca me he permitido eso. Hay que hablar con ellos, hay que entender su contexto, y el Estado debe proveer unas formas terapéuticas para desinstalar tanta violencia porque incluso en la cárcel estas personas tienen derecho a tener relaciones y contacto con mujeres, sexo-activo o familiar. Eso quiere decir que hay mujeres que nuevamente están en riesgo. Y como sociedad debemos desmontar imaginarios que sí que tienen que ver con esto y que vandesde la publicidad que consumimos sin ninguna crítica; donde regularmente aparecen mujeres dispuestas para el consumo, semi desnudas, cosificadas. Ahora, a estos (a los agresores) hay que procesarlos en la justicia, porque la impunidad en estos delitos ronda el 98%, pero sobre todo hay que atender a las familias que quedan detrás y no olvidarlas, porque el olvido de las familias víctimas de feminicidio en Colombia es aterrador.

FUENTE: EL ESPECTADOR


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