noviembre 22, 2021
Una familia destrozada por los feminicidios
Elaine Cecilia Figueroa Chávez fue asesinada el pasado miércoles. La mamá de la joven también murió en manos de su pareja sentimental en 2004.
La falta de acompañamiento de las instituciones encargadas de proteger y evitar la violencia contra la mujer es uno de los principales factores que, según expertos, originan la mayoría de los feminicidios que ocurren en Colombia.
La premisa se sostiene en las cifras, pues según el Movimiento Amplio de Mujeres del Atlántico, en lo que va de 2021 han sido asesinadas 32 mujeres, de los cuales siete de ellas han sido catalogadas como feminicidios que pudieron ser prevenidos, pues las víctimas habían reportado antecedentes de violencia en su núcleo familiar.
El caso más reciente fue el de Elaine Cecilia Figueroa Chávez, de 19 años, quien fue asesinada el pasado miércoles con arma blanca por parte de su expareja José David Ángulo Manjarrez, quien a pocas horas del hecho fue capturado por la Policía.
El crimen de esta mujer que ocurrió en el interior de una vivienda en el corregimiento La Playa, de Barranquilla, causó total repudio entre la comunidad a tal punto que intentaron linchar al supuesto responsable.
La relación entre Figueroa y Ángulo estaba llena de discusiones y agresiones de tipo sexual, física y hasta psicológica, reveló la Fiscalía en medio de las audiencias preliminares.
“Elaine estaba en sus primeros meses de embarazo y fue a la casa de José David Ángulo para decirle si iba a responder por el bebé que estaba esperando y en ese momento la joven fue atacada a golpes en su abdomen y otras zonas del cuerpo hasta causarle un desprendimiento del bebé hasta en un 10 %, pero los médicos pudieron controlar la situación”, detalló el fiscal del caso en medio de las diligencias judiciales. Asimismo, precisó que la joven había sido blanco de amenazas por el hoy imputado.
Fruto de la relación que se fracturó el 7 de diciembre de 2020, nació un niño que hoy tiene seis meses, pero su mamá está sin vida y a su papá lo enviaron a prisión por el delito de feminicidio agravado.
El asesinato de Elaine tiene un antecedente que pareciera haber arropado a esa familia, pues el 26 de enero de 2004 Dayana Figueroa Chávez, mamá de la joven, quien era menor de edad, recibió un impacto de bala por parte de su compañero sentimental lo que le produjo la muerte.
Este primer caso de violencia tuvo lugar en el barrio La Concepción, al parecer, en un ataque de celos justo el día en el que Elaine Cecilia cumplía un año de edad.
Pero a la historia de esta familia se le suma una tragedia igual de aberrante: Álvaro Redondo Nar, papá de Elaine y asesino de Dayana fue desmembrado en Venezuela hace varios años.
Los análisis
El caso pone en evidencia un tipo de violencia que pareciera haber quedado “enredada” en los eslabones de la estirpe. ¿Cómo entender que este tipo de sucesos se repiten bajo los mismos patrones?
La psicóloga Ruth Pareja, feminista e integrante del Movimiento Amplio de Mujeres del Atlántico, dijo a EL HERALDO que estos hechos de violencia recaen sobre las próximas generaciones porque no hay un acompañamiento de las instituciones encargadas de velar por los derechos de las mujeres.
“Estos episodios y patrones que hemos visto tienen unas connotaciones muy especiales que tienen que ver con el vínculo filial que se crea entre la madre y el hijo desde su concepción; entonces, de ahí se desprenden los estados emocionales. Durante el embarazo el niño o la niña pueden percibir todos estos contextos de violencia y agresiones de todo tipo que se puedan llegar a presentar, pero también los afectos y toda la parte positiva que en este caso es nula”, explicó.
Al tiempo, la experta señaló que “luego de estos hechos de violencia e impacto psicológico y emocional, los menores afectados deben recibir atenciones de las instituciones del Estado para su acompañamiento, pero esa ayuda no está ocurriendo, lo que quiere decir que estos menores tienen esa afectación y crecerán con la repetición de estos patrones violentos”.
Entre tanto, Haychelt Benito, psicóloga clínica y experta en temas de violencia contra la mujer, indicó que en estos casos la violencia contra la mujer se normaliza y es ahí cuando ocurren estas escenas lamentables sin que las autoridades puedan actuar.
“Nuestro cerebro aprende que la violencia es sinónimo de normalidad, es más, para muchos es sinónimo de amor. Es un error, claro, pero escuchamos este tipo de creencias y comentarios, es que yo te pego para corregirte, el que no cela no te quiere; entonces este tipo de pensamientos se los creen los jóvenes. Las niñas crecen con esa mentalidad y cuando llegan a adultas asumen la mentalidad de que si no me pega no me quiere y así se van acostumbrando a amores errados, dañinos que lo que hacen es atarlo a relaciones insanas”, detalló.
Un retorno
Para Benito, los modelos de crianza dentro de las familias juegan un papel fundamental. “Un componente bien fuerte acá son los modelos de crianza eso lo vi en mis abuelos, los vi en mis padres, vi el maltrato como normal y lo acepto como normal y lo resisto como normal y tristemente vuelvo al lugar donde veo que es normal y esto es uno de los errores más grandes en los que lleva a las víctimas a volver al sitio (espacio o persona) donde fueron maltratadas”.
De igual manera, indicó que es doloroso observar cómo instituciones como la Fiscalía “no actúan cuando existen este tipo de denuncias por parte de mujeres víctimas de violencia”.
“Es fuerte encontrar que no hagan nada en la Fiscalía esto se ve reiterativamente que las denuncias sobre estas personas que ya han golpeado y no hagan absolutamente nada y así no vamos a la parte legal como está la justicia desprotegiendo a las mujeres no hay protección en Colombia frente a este proceso doloroso.
FUENTE: EL HERALDO