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octubre 5, 2021

A cadena perpetua por feminicidio


Como saben los lectores veteranos de mi columna semanal, el tema de principios de marzo de este año, lo ocupaba Sara Everard, raptada por el ex oficial de policía Wayne Couzens, en plena calle de Londres, cuando caminaba rumbo a su casa

Pocos días, bastaron para dar con el paradero de Wayne Couzens (48 años), y pocos meses -seis para ser exactos-, bastaron para que el Tribunal de Londres, lo encontrara culpable, condenándolo a cadena perpetua sin revisión.

El juez del Tribunal Penal Central de Inglaterra, que impuso la sentencia de prisión permanente, describió el hecho de “excepcional gravedad. Un crimen grotesco”. Argumentó en la sentencia que, si tuviera que definir, lo que el acusado le hizo a Sara Everard, lo resumiría, en cinco palabras “engaño, secuestro, violación, estrangulamiento y fuego”

“El uso retorcido de la condición de policía para secuestrar, violar y asesinar a una víctima solitaria es tan grave como el asesinato en nombre de una causa política, ideológica o religiosa”.

Era de esperarse la sentencia, después que Couzens, admitiera ser el culpable de un crimen que ha conmocionado a la sociedad británica. su ensañamiento, es el prototipo del feminicida. Ese que mata a una mujer por el solo hecho de serlo. Actúo con premeditación y alevosía.

En la investigación, acelerada por la presión ciudadana, a la que ayudaron multitud de cámaras de seguridad extendidas por Londres, se descubrió que arrestó y esposó engañando a Everard, mostrándole la placa policial. Según él, violaba las restricciones del Covid-19. Lo que él no sabía, era que sus pasos estaban bien documentados, las imágenes hablaban por sí solas

Una pareja que pasaba, vio cuando Couzens la esposaba. Asumieron, que algo habría hecho mal, ya que estaba con un oficial. Lo que ellos no sabían, era que este depravado, acababa de dejar su turno de 12 horas en la embajada americana; que no estaba en un carro oficial, sino alquilado; y que, luego de embarcarla, salió raudo y veloz hasta Kent, una población cerca de Londres. La llevó a una zona rural, la violó, la estranguló con el cinturón de policía, quemó el cuerpo e intento deshacerse de él, metiéndolo en una bolsa de plástico, dejándolo en un vertedero. Fue hallada, siete días después del secuestro. Los informes de patología encontraron que su cuerpo tenía tantas lesiones que era imposible contarlas. Se encontraron evidencias de tela carbonizada en su cara

¿Les suena este caso a otros parecidos en Colombia?

La diferencia es que, mientras en Reino Unido, la justicia resuelve rápido y aplica la pena máxima; en Colombia, La Corte Constitucional, declara inconstitucional la cadena perpetua para violadores de menores, que debería proponerse también para feminicidios. Todos conocemos los casos graves y aberrantes que han tenido lugar en el país. Sabemos, que, para que, la justicia colombiana resuelva, pueden pasar años. Amén, que una vez condenados los culpables, les rebajen las penas por buen comportamiento o los declaren enajenados mentales. ¡Ahí les dejo!

FUENTE: LA VANGUARDIA


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