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abril 23, 2021

Un proceso genocida amenaza a Colombia


La política actual nos enfrenta cada día con miles de muertes que pudieron evitarse. No nos puede suceder que estemos obnubilados por la propaganda mientras aquí se comete un genocidio.

Actualmente a cargo del poder ejecutivo está el presidente Iván Duque Márquez, quien llegó al más alto puesto del país por el partido Centro Democrático y una alianza de partidos de derecha y de extrema derecha. Gobierno que —en las últimas semanas y sin decoro alguno— ha presentado tres decisiones políticas públicas que atentan gravemente contra la vida en general.

1. Destrucción de la biodiversidad

Nuevamente se va a rociar glifosato sobre territorios megadiversos, provocando la contaminación del aire, de las fuentes hídricas y del suelo, causando daños irreparables a la flora y a la fauna, provocando el desplazamiento de especies animales dada la pérdida de sus nichos de vida. La excusa es la lucha contra el narcotráfico, pero hasta el mismo ministro de Salud —cuando no era parte del séquito de la extrema derecha— declaró que el glifosato generaría consecuencias terribles para el medio ambiente y la salud humana.

Y de más está señalar la ineficacia del glifosato en la destrucción de las plantaciones de coca para uso ilícito.

2. Profundización del modelo privatizador del derecho a la salud

La pandemia del covid evidenció que las EPS —pese al giro constante de recursos durante casi tres décadas— poco y nada hicieron para preparar al país frente a una situación crítica. Tampoco lo hicieron cuando empezó la pandemia ni lo hacen ahora. El resultado de confiar en el sistema privado de salud y su excelente estrategia de publicidad es que Colombia no cuenta con un sistema de salud capaz de atender a su población. Sumando a ello —según se ha discutido y denunciado públicamente— una pésima gestión en materia de adquisición, distribución y aplicación de las vacunas.

Por su puesto, se pueden lavar las manos con la pandemia y alegar que el virus nos desbordó. Claro, muchas muertes sucedieron por causa de esta terrible enfermedad, pero muchísimas vidas se hubiesen salvado si la gran mayoría de EPS no tuviesen desde hace tres décadas como prioridad la obtención de ganancias por encima del cuidado de la salud. Para rematar, literalmente hablando, ahora se ha autorizado la privatización del proceso de vacunación contra el covid de ahí que quien tenga capacidad de pago tendrá mayores oportunidades de inmunizarse.

3. Reforma tributaria para profundizar el hambre y la exclusión

Se presentó al Congreso de la República una propuesta de reforma tributaria que castiga con impuestos la canasta básica familiar, los servicios públicos y otros bienes esenciales. En un macabro ejercicio de cálculo económico, las mentes brillantes de la economía naranja valoraron que la mejor estrategia era subir los impuestos que castigan directamente a la población más humilde, justo cuando millones y millones de personas enfrentan la crisis laboral, social, emocional y económica más terrible de las últimas décadas. A tal grado llega la ferocidad económica, que cuando miles de muertes suceden por la pandemia y otras causas, al brillante equipo económico del ejecutivo le pareció apropiado castigar con más impuestos los servicios funerarios.

En síntesis, este Gobierno parece estar decidido a profundizar todas las crisis: ambiental, social, de salud pública, de salud mental, humanitaria, fronteriza e institucional. Las consecuencias se divisan en la muerte de especies de fauna y de flora; en la destrucción de la biodiversidad; también en la muerte de miles de personas afectadas por el covid y otras enfermedades; en otros millares de muertes invisibles por hambre; en las muertes que se medirán como delitos de alto impacto resultantes de la guerra; en las violencias intrafamiliares; en los suicidios; los feminicidios y —ojalá no suceda— en una confrontación internacional.

Esta manera de ejercer el poder pareciera compadecerse con las tantas definiciones de genocidio que existen. Es prolífico el conjunto de elaboraciones sobre este crimen: Lemkin (1944), ONU (1946, 1948), Drost (1959), Bauer (1984), Melson (1992), Horowitz (1976, 1980), Kuper (1982), Fein (1993), Dadrian (1975) Harff y Gurr (1988) Chalk y Jonasohn (1980), Katz (1994) y Semelin (2005). Recogiendo de todas esas elaboraciones sobre el concepto de genocidio, para efectos de aportar a la discusión, la siguiente tabla está compuesta de tres columnas: víctimas, definición y aspectos, preguntas para el caso de Colombia. Esta última presenta interrogantes para la reflexión.  

VíctimasDefinición y aspectosPreguntas para el caso Colombia
Grupo: social, religioso, político, nacional, racial, étnico, comunal, minoritario vulnerable. Clase, facción política o colectividad social. Gente inocente de un pueblo definido.Plan coordinado generalmente por el Estado u otra autoridad para aniquilar o destruir de modo planificado y deliberado, total o parcialmente a un grupo, privándolo de sus bases esenciales de vida, negando su derecho a la existencia como colectividad. Plan que se ejecuta a través de:a. Asesinatos o matanzas masivas y unilaterales de élites o parte de la población.b. Eliminación de la vida cultural y religiosa, racial y étnica.c. Esclavización.d. Destrucción de la vida económica nacional.e. Diezma biológica a través del secuestro de niños y niñas o evitando la vida normal de las familias.f. Desmembramiento y liquidación de gente en gran escala.g. Obstaculización de la reproducción biológica y social de un grupo.h. Reducción de la cantidad de integrantes de un grupo minoritario mediante coerción o violencia letal.i. Instigación de la muerte de una parte sustancial de un grupo.j. Violencia sexual y control de la natalidad o afectación de la reproducción natural de un grupo o una colectividad.¿En Colombia se está destruyendo las bases esenciales de la vida?¿En Colombia se está eliminando la vida cultural, religiosa, económica y biológica de un grupo humano?¿En Colombia se está ejecutando la destrucción de un partido político por medio de la eliminación de sus integrantes?¿En Colombia se está negando el derecho a la existencia de grupos humanos enteros?¿En Colombia se está presentando una política de destrucción deliberada de la vida?¿En Colombia se está destruyendo total o parcialmente a pueblos inocentes?¿En Colombia se están ejecutando matanzas en masa contra una colectividad?¿En Colombia se desarrolla una acción sostenida de destrucción física de un grupo?¿En Colombia está en marcha una política de reducción de integrantes de un grupo minoritario?¿En Colombia se promueven políticas para provocar la muerte de un grupo?¿En Colombia se está destruyendo un grupo mediante la matanza masiva unilateral?¿En Colombia se está asesinando a un grupo social?¿En Colombia se está destruyendo a una comunidad mediante el asesinato de civiles?

Los genocidas generalmente construyen la imagen negativa del grupo que se proponen eliminar. Sus planes son genocidas porque desde su condición de grupos dominantes trazan un plan de eliminación de las colectividades que han construido como enemigas, indiferentes de que esas gentes sean inocentes. De hecho, no dudan en concebir esa inocencia y esa vulnerabilidad como parte del fundamento justificante de sus intenciones de exterminio final, el que consideran conveniente y útil para el progreso y el desarrollo. Entre el 25 y el 27 de marzo de 2021 se realizó en Colombia una sesión del Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP). Combinando la presencialidad y la virtualidad, su desarrollo se llevó a cabo en Bucaramanga, Bogotá y Medellín. Al respecto, la Coordinación Colombia Europa Estados Unidos expone que el fin fue juzgar al Estado de Colombia por genocidio político, impunidad y crímenes contra la paz.

La política actual nos enfrenta cada día con miles de muertes que pudieron evitarse, que son causadas por decisiones dañinas para la vida. Decisiones que pese al daño que provocan se mantienen y se profundizan, y —además— son presentadas como virtuosas, necesarias y de buena voluntad.

Pero las muertes de inocentes nos advierten de las políticas de muerte y el abrumador dolor de que sucedan tantas diarias debe volcarnos a pensar y actuar críticamente. No nos puede suceder que estemos obnubilados por la propaganda mientras aquí se comete un genocidio.


Nota. La foto de portada de esta columna es una cerámica de la obra La Sombra del Amor, ubicada en el Parque Monumento, Trujillo, Valle del Cauca, Colombia.

FUENTE: LA SILLA VACIA


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