marzo 24, 2021
¿Cómo perciben las mujeres su condición laboral en América Latina?
En cuatro países se hicieron encuestas a 200 mujeres ‘millenial’ sobre su condición social y laboral
Este es un estudio sobre las barreras que aún persisten y los alcances en términos de autonomía e igualdad económica que las mujeres latinoamericanas afrontan en su vida diaria laboral.
A finales de la década de los 90, las mujeres representaban el 40 por ciento de la población económicamente activa (PEA) urbana de América Latina, según datos de la OIT. La participación femenina en el ámbito laboral ha crecido desde entonces, con mayor acceso a la educación y crecimiento de oportunidades. Hoy existen 22,6 millones de mujeres en Colombia según el último boletín del Dane, poco más de la mitad de la población. Sin embargo, el PEA sigue estando por debajo de la mitad, a 42, 7 por ciento.
PUBLICIDADY es que aunque tienen derecho a trabajar y lograr autonomía económica, las oportunidades para conseguirlo no son las mismas que las de los hombres: no solo porque la tasa de desempleo es mucho mayor en ellas, sino porque, entre otros factores, incluso cuando cuentan con un trabajo, reciben 12,1 % menos ingresos que los hombres. También persisten algunas segmentaciones ocupacionales sobre los ‘oficios de la mujer’ en el imaginario cultural, herencia de valores patriarcales arraigados.
El Centro de Liderazgo Colaborativo y de la Mujer del INCAE Business School presentó un estudio motivacional y actitudinal realizado en cuatro urbes latinoamericanas que tuvo como objetivo entender las vivencias de 200 mujeres respectivamente. Según su directora, Margaret Grigsby, profesora del MBA Full Time del Master en Administración de Empresas, Marketing y Liderazgo, el estudio no mide los datos específicos o las políticas empresariales, sino que se enfoca en lo que estas mujeres sienten.
Así, se aplicó el estudio en Bogotá, Lima, Buenos Aires, São Paulo y Río de Janeiro, por medio de entrevistas en línea a 200 mujeres millennial, esto es, entre las edades de 23 a 41 años de dichas urbes, con una edad promedio de 32 años para el caso colombiano. Todas se ubican en estrato medio, cuentan con un título profesional al menos hace dos años y están incorporadas en la fuerza laboral.
El estudio también presenta su estado civil e incluso sus creencias con el fin de mostrar mayor especificidad. Esto resaltó algunas valoraciones de las mismas mujeres sobre su desarrollo social y laboral en su carrera, la maternidad, la movilidad social, entre otras, en pro de su objetivo por una autonomía económica.Un mensaje de reflexión de Jineth Bedoya para las mujeres1. Percepciones sociales y culturales
Uno de los principales obstáculos en la búsqueda de la igualdad laboral es la misma presión social, herencia de una tradición patriarcal que pone al hombre como la cabeza de la casa, y a la mujer como cuidadora doméstica. El estudio evaluó cómo las mujeres percibían, desde la etapa universitaria, un prejuicio sobre las carreras que debían ser “apropiadas” para ellas.
Así, encontró que en promedio en los cuatro países, una de cada cinco mujeres es discriminada cuando estudia una carrera ‘típica de hombres’, como la ingeniería, tecnología y ciencia. “Estas son las carreras de la cuarta revolución industrial, del mundo actual”, agrega Grigsby.
En Colombia, Perú y Argentina, 5 de cada 10 mujeres creen que la mayor problemática que enfrentan es cultural, es decir, el machismo o la falta de creencia en sus capacidades, por ejemplo. En Brasil, el porcentaje es más elevado: 6 de cada 10 brasileñas lo aseveran. También, muchas de ellas afirmaron que se veían afectadas por el prejuicio en el ambiente laboral y el trato que reciben en las empresas por su condición de mujer. En el caso colombiano, el 53 % de ellas.2. Maternidad
Este es un factor importante en aras de pensar en las barreras que impiden la igualdad laboral.
De acuerdo con la directora del estudio, esta generación se encuentra en proceso o próxima a una edad en la que la mayoría concibe sus hijos. Esto puede parecer un obstáculo para la empresa al tener que permitir la interrupción de las labores de su empleada por una licencia de maternidad. También se piensa que la mujer que es madre tendrá un rendimiento reducido por la sobrecarga en las tareas domésticas, como puede evidenciarse en algunos resultados.
Para las colombianas, algunos de los principales factores para cambiar de trabajo son la búsqueda de mejores condiciones salariales y beneficios, naturalmente. No obstante, surgieron otros criterios como la conveniencia de horario para favorecer el cuidado de la familia, no sentirse valorada en su lugar de trabajo y no poder seguir laborando al tener hijos. Todo ello sumó un 27 % de mujeres que percibieron una discriminación por su condición de madre.
Entre otros criterios, algunas consideraron verse afectadas en el trabajo por usar licencia por maternidad, lactancia u horario escolar. Mientras la mayoría de países tuvieron entre 12 a 15 % de consideración, Brasil alcanza un 20 %. Este último también aprueba que las mujeres no son elegidas en un puesto de trabajo ante la posibilidad de ser madres o casarse en un 60 %. De mayor a menor, sigue Argentina, con 54 %; Colombia, 49 %; y Perú, en el 46 %.
“Brasil parece ser una sociedad conservadora con muchas más barreras para la mujer” describe Grigsby. Y es que este ítem muestra la sobrecarga que tienen las mujeres en las responsabilidades del hogar. En el criterio sobre si combinar la maternidad y la vida laboral suponía una alta carga de trabajo solo para las mujeres, estas respondieron nuevamente con Brasil en la cabeza con 63 % y luego Colombia con el 56 % de afirmación.3. Autonomía y ascenso laboral
Siguiendo la idea del prejuicio cultural, se les preguntó si percibían que debían esforzarse el doble que los hombres para ser reconocidas profesionalmente. En este ítem hubo mayor aprobación, pues en Brasil fue de 71 %; en Argentina, 61%, y Colombia y Perú, un 56 %. Esta discriminación tiene repercursiones incluso en el futuro, pues, por ejemplo, en el caso colombiano, las mujeres deben pensionarse a los 57 años, cinco años antes que los hombres. Esto implica que están en desventaja con los pares masculinos y deben realizar más acciones para demostrar antes de su periodo de pensión.
Todos estos hallazgos son muestra de una generación ‘echada pa’ lante’. Ellas estudian carreras no tradicionales, superan los obstáculos
4. Emprendimiento
El estudio también arrojo un análisis sobre las mujeres que emprenden. En el caso de Colombia, Perú y Brasil, se destacan las profesionales en ciencias económicas y administración, pero en Argentina se concentra en el área de salud. Sus objetivos en su mayoría son la comodidad y la obtención de un patrimonio propio. Solo en Perú se destacó un interés de ahorro para el futuro de su familia.
Otro aspecto para tener en cuenta es que las mujeres emprendedoras del estudio tienen una visión de ahorro mayor que de inversión. En ahorros, Colombia tiene 87 % de preferencia; Perú, 84 %; Argentina, 69 %, y Brasil, 68 %. En inversiones, Colombia, 41 %; Argentina, 28 %; Brasil, 27 %; y Perú, 22 %.
Para la directora Grigsby, todos estos hallazgos son muestra de “una generación ‘echada pa’ lante’. Ellas estudian carreras no tradicionales, superan los obstáculos”. Con las sobrecargas del hogar y las discriminaciones culturales, las mujeres millennial se enfocan en alcanzar metas profesionales antes que otros proyectos, son ahorradoras y tienen mayor educación que la generación anteriorEl reto del futuro
La pandemia ha puesto al límite el desafío de la consolidación laboral y la igualdad de género. Según la OIT, hay aumento del desempleo mundial que oscila entre 5,3 y 24,7 millones de personas en el 2020, y algunas de las más afectadas son las mujeres. Tan solo de noviembre de 2020 a enero de 2021, la tasa de desempleo para las mujeres fue 19,6 % y para los hombres, 11,1 %, según el Dane.
Esto ocurre por sectores que han sido golpeados por la crisis como administración pública y defensa, educación y atención de la salud humana, así como actividades artísticas, de entretenimiento, recreación y otras de servicio. En esta parte, las mujeres tenían una participación del 60 % antes y hubo una perdida de empleos tres veces más alta que la de los hombres. Esto indica una mayor fragilidad en el tipo de empleos que tienen. Igualmente, se ha sobrecargado el trabajo de la mujer por labores domésticas o por cuidadoras.
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible declara en su objetivo 8 sobre Trabajo Decente y Crecimiento Económico que “para 2030, lograr el empleo pleno y productivo y garantizar un trabajo decente la igualdad de remuneración por trabajo de igual valor”. Las Naciones Unidas también abrieron el programa ‘Por un planeta 50-50 en el 2030: damos el paso hacia la igualdad de género’.
FUENTE: EL TIEMPO