junio 23, 2020
Feminismo (radical) vs Transactivismo queer (Comunicado de Plataforma Anti Patriarcado)
A principios del año pasado, comenzaron a dirigirse a nosotras con la palabra TERF. Utilizaban TERF como insulto cada vez que decíamos que éramos feministas radicales. Al repetirse una y otra vez el mismo acoso, buscamos el significado de la palabra en internet. TERF significa: “Trans exclusionary radical feminist”, “Feministas radicales transexclusionistas”. Para nosotras fue una sorpresa que nos llamaran TERF sin habernos pronunciado sobre feminismo y las personas transexuales y transgénero. Es decir, no entendíamos por qué pensaban o estaban tan seguras/os de que excluíamos a las personas transexuales y transgénero del feminismo formando algunas de ellas parte de nuestro movimiento. La verdad es que este tema nos dejó muy confusas.
La cuestión que nos hace sospechar es el hecho de que existan dos términos exclusivos para dirigirse a mujeres feministas. El otro al que hacemos referencia es SWERF “Sex Worker Exclusionary Radical Feminist”, “Feministas radicales que excluyen a las trabajadoras sexuales”. Y es que, a nuestro modo de ver, revela una cierta misoginia debido a que se utiliza para poner en entredicho una de las corrientes más conocidas y aceptadas del feminismo.
Nos cuestionan nuestra forma de comprender la realidad que vivimos las mujeres y todo ello en nombre del ¿FEMINISMO?. Nuestros años de activismo nos ha dejado suficientemente claro que si el feminismo de ciertas personas es atacar con insultos a mujeres por defender sus derechos en vez de a personas machistas por seguir fomentando la desigualdad estructural, entonces lo que esas personas defienden no es feminismo, sino el machismo de siempre de forma más soterrada.
Traducción: “El antiguo grupo de mujeres que desapareció era realmente excluyente y lleno de TERF’s hablando de sus vaginas todo el maldito tiempo”
Traducción: “Discriminación por sexo” alerta terf
Traducción: “Si viviéramos en un mundo donde la “socialización masculina” no fuera un argumento terf quizás podríamos utilizar ese tipo de lenguaje sin consecuencias negativas, pero como están las cosas, sugiere que las mujeres trans no son mujeres reales porque no hemos recibido cierta experiencia mística universal de la feminidad desde el nacimiento”
Después del cierre de la página, debido a un ataque organizado por parte de personas que consideraron uno de nuestros post transfóbico, queremos explicarles nuestra postura con respecto al tema que nos concierne.
En primer lugar, pedimos disculpas si algunas de las palabras o expresiones que utilizamos pudieron resultar ofensivas.
En segundo lugar, queremos manifestar nuestro absoluto rechazo ante la manera en la que se han manipulado las intenciones del post en cuestión, creando sesgo de opinión y favoreciendo que se interpretara como transfóbico. Para ello hicieron capturas sólo de partes del post, DESCONTEXTUALIZÁNDOLO para poder tergiversarlo.
Con el post quisimos poner de manifiesto que la parte central de la lucha feminista es visibilizar y combatir todas las formas de violencia que están en estrecha relación con la manera en la que el patriarcado utiliza y se apropia de la condición biológica de las mujeres. La mayor parte de la violencia que padecemos las mujeres está asociada a la biología femenina que no se puede ni silenciar ni tratar de invisibilizar. Cuando hablamos de violencia específica por el mero hecho de SER mujeres, nos referimos a temas como: ablaciones de clítoris, criminalización del aborto, aborto selectivo de fetos femeninos, rituales de desfloramientos, matrimonios infantiles, inanición por haber nacido niñas, vientres de alquiler, planchado de senos, y un largo etc. Poner de manifiesto esta realidad y el hecho de que millones de niñas y mujeres están siendo violentadas y asesinadas por el simple hecho de SER mujeres NO ES TRANSFOBIA. Como tampoco es transfobia diferenciar la opresión que sufrimos las mujeres, de la exclusión y la violencia que sufren las mujeres transexuales y transgénero. Si se ha percibido como transfobia es porque ha habido de fondo, por parte de personas clave, una intención expresa en tergiversar el fin de ese post y centrar la atención en algunas expresiones y palabras para crear una opinión sesgada. En esta manipulación han intervenido, no sólo algunas personas concretas pertenecientes a colectivos transactivistas, sino también personas pertenecientes a otros lobbies, y que saldrían beneficiados del cierre de nuestra página: no es fácil tumbar y/o desacreditar una página diciendo que es ABOLICIONISTA, sí lo es diciendo que es transfóbica.
En tercer lugar, queremos recordar, sobre todo a las personas que siguen de cerca nuestra página, que desde siempre hemos apoyado al colectivo de personas transexuales (https://plataformaantipatriarcado.wordpress.com/2017/02/06/pruebas-del-apoyo-de-la-plataforma-al-colectivo-trans/), desde siempre hemos defendido sus derechos y dignidad, y desde siempre hemos condenado la violencia ejercida contra este colectivo. Eso no quita que seamos críticas con muchas de las premisas que promueve el NUEVO transactivismo queer. Ser feminista supone CUESTIONAR todas aquellas premisas que tengan tintes patriarcales, no olvidarnos de nuestra genealogía y tener siempre en cuenta la teoría feminista.
Consideramos CRUCIAL seguir sacando a la luz todas las triquiñuelas que durante miles de años, y aún hoy en día, el patriarcado utiliza para ejercer violencia, anularnos, cosificarnos y perpetuar la vergüenza hacia nuestros cuerpos. Así que estamos TOTALMENTE en contra de ocultar mediante el lenguaje nuestros procesos y características biológicas. Las mujeres transexuales y transgénero que entienden la lucha feminista desde su base están plenamente de acuerdo con esto.
Para nosotras la invisibilización de nuestros cuerpos es PURA MISOGINIA, sea cual sea la justificación que se use al respecto. Al igual que hay mujeres machistas y misóginas, puede haber mujeres transexuales y transgénero igualmente machistas y misóginas.
Las mujeres hemos sido invisibilizadas durante miles de años a través de la cultura, la educación y el lenguaje. Aún hoy en día seguimos invisibilizadas en muchas partes del planeta. Por esta razón, es normal que mostremos nuestro total desacuerdo si se refieren a nosotras como “personas embarazadas”, “personas menstruantes” o cuando dicen que tenemos un “front hole” o “agujero frontal” – este término se utiliza para referirse a la vagina-.
No vamos a aceptar este nuevo lenguaje y seguiremos hablando de mujeres embarazadas, mujeres que menstrúan, así como de ovarios, úteros, vulvas y vaginas. Estas palabras hacen referencia únicamente y exclusivamente a la biología de las mujeres que durante miles de años y, todavía hoy en día, es para el patriarcado motivo de vergüenza y violencia.
El lenguaje crea nuevas realidades y normas así como excepciones. La visibilización y normalización de nuestros cuerpos a través del lenguaje no es faltar el respeto a nadie. No hacerlo, sin embargo, es caminar hacia atrás y volver a escondernos. Si retrocediéramos sólo favoreceríamos la estructura patriarcal y a todos esos individuos machistas que sí consideran esta visibilización una falta de respeto hacia sus privilegios.
Las primeras interesadas en no tener que hablar de nuestra biología para señalar todas aquellas VIOLENCIAS que padecemos somos nosotras. Sin embargo, esa meta igualitaria de la que estamos tan lejos se consigue llevando a cabo unos procesos y una lucha. No se alcanza si nos saltamos pasos y nos escondemos bajo justificaciones que no se mantienen de manera objetiva y que nada tienen que ver con la lucha feminista. Por lo tanto, no nos vamos a ocultar, le pese a quien le pese. Hay límites que creemos no deben ser rebasados, y menos en nombre del feminismo.
Aquí les dejamos con varios ejemplos, a nuestro modo de ver, extremadamente misóginos y carentes de sentido sobre los derroteros que ha tomado una parte de la lucha ¿¿¿feminista???.
Opinamos que se puede incluir SIN INVISIBILIZAR.
Autodenominarnos “non male”, “no hombres” para ser inclusivas: http://www.independent.co.uk/voices/i-wont-be-referred-to-as-non-male-by-the-green-party-women-have-suffered-prejudice-because-of-their-a6967926.html
Traducción: “Partido Verde Mujeres, en su conjunto, está satisfecho con términos como “no hombre” para describir a las mujeres, incluidas las mujeres transgénero*, y las personas no binarias bajo un término colectivo. Esto es para evitar una mayor marginación de ciertos grupos de mujeres, en particular aquellas que han sido excluidas de los movimientos de mujeres durante demasiado tiempo”.
No nos imaginamos a Simone de Beauvoir diciendo: “No se nace un “no hombre”, se llega a serlo”.
Las únicas que gestan son las mujeres, así que no se puede hablar de personas embarazadas o personas gestantes. http://www.dailymail.co.uk/news/article-4167632/Don-t-call-pregnant-patients-mothers.html
En el artículo enlazado, se explica cómo en Reino Unido la “British Medical Association” (Asociación Médica Británica) ha publicado una guía para utilizar lenguaje inclusivo en el contexto laboral. Entre diferentes expresiones se sugiere usar “persona embarazada” en vez de “madre embarazada” o “asignado varón o mujer al nacer” en vez de “varón o mujer”.
A continuación más ejemplos, se habla de personas menstruantes en vez de mujeres menstruantes…
En la marcha de las mujeres de Washington, una parte de la comunidad TRANSGÉNERO se mostró ofendida al sentirse excluida por los “gorros conejo (gorros vulva)”** utilizados como signos de “poder de la vulva” que llevaron muchas mujeres a la manifestación. La lectura, que esta parte de la comunidad hizo, es que “una vagina es esencial para la feminidad”.
La lectura que hacemos nosotras es otra. Fue el mismo Donald Trump quien dijo cosas como que no tiene problemas en agarrarle la vulva a una mujer, porque todo está permitido a los famosos. Por lo tanto, ese “poder de la vulva” era una CLARA y EVIDENTE contestación a las declaraciones de Trump por parte del movimiento de mujeres. Además, como ya hemos explicado anteriormente, muchas de nuestras opresiones parten de nuestra biología.
Y volvemos a repetir que reclamar y visibilizar la biología de las mujeres no es transfobia, es señalar la base sobre la que se sustenta nuestra desigualdad estructural.
Traducción: “los gorros conejo (gorros vulva)” y la mayoría de las imágenes de ese tipo (conejo/vulva poder, útero = feminidad, etc.) son realmente transfóbicas y necesitan morir”.
No estamos de acuerdo con que se tomen decisiones que afectan a las mujeres sin contar con nosotras. Por ejemplo, sobre la cuestión de mantener o no la segregación actual de SEXOS en vestuarios y duchas. Y es que no nos parece lógico ni sensato que, en lugar de contemplar un cambio que se adapte a las personas que tienen determinadas particularidades, se les IMPONGA a las mujeres la inclusión de otros colectivos en sus espacios.
En el debate de los vestuarios y duchas no hacemos referencia a las mujeres transexuales que han transitado a través de la hormonación y los cambios quirúrgicos, sino que nos referimos a las mujeres transgénero que reivindican la feminidad como una identidad y que conservan atributos biológicos masculinos.
¿Por qué reivindicamos la segregación de espacios?. En primer lugar, porque partimos de la base de que la segregación de sexos para vestuarios y duchas no existe ni por azar ni por capricho de las mujeres. Durante miles de años y aún hoy en día, los espacios públicos han sido y son por defecto masculinos. Por lo tanto, mientras luchamos para librar estos espacios de violencia machista y convertirlos también en nuestros espacios, necesitamos que éstos se sigan segregando por sexos y nos aporten seguridad. Es una realidad, y aquí no cabe hablar de prejuicios, que millones de mujeres víctimas de violencia machista, acoso y agresiones sexuales, se sienten intimidadas ante caracteres biológicos masculinos.
Luchamos para que algún día todos los espacios sean mixtos, esa es nuestra meta: que los hombres entiendan que los espacios públicos son también nuestros y no necesitemos escondernos ni segregarnos para no ser violentadas ni sentirnos intimidadas. Luchamos para que algún día los caracteres biológicos masculinos estén libres de toda connotación de violencia, para que esa violencia masculina que se ceba con las mujeres deje de existir. Sin embargo, en la actualidad nuestra la realidad no es esa, y no tener en cuenta la desigualdad estructural que padecemos las mujeres en todo el mundo, es tener la intención de someternos.
Luchamos para que algún día todos los espacios sean mixtos, esa es nuestra meta: que los hombres entiendan que los espacios públicos son también nuestros y no necesitemos escondernos ni segregarnos para no ser violentadas
Si bien la solución no está en obligar a las mujeres transgénero que conservan caracteres y atributos biológicos masculinos que utilicen los baños masculinos, tampoco consideramos que es justo que se nos imponga este hecho a las mujeres sin contar, en ningún momento, con nosotras. Hay, desgraciadamente, muchas mujeres que por historia de abusos, violaciones y también por miedo RACIONAL, se sienten inseguras y violentadas en una situación semejante a la que hemos descrito. Y están en todo su derecho, no podemos no tener en cuenta a muchas mujeres. Y es que si ésta es la nueva inclusividad, es una inclusividad machista y misógina.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2016) una de cada cinco mujeres ha sufrido abusos sexuales en la infancia, aunque la cifra podría ser aún mayor (Ministerio de Asuntos Sociales, 1994).
Las secuelas psicológicas que el abuso sexual genera en la víctima, pueden perdurar en muchos casos en la vida adulta. Estas secuelas se pueden manifestar de diferente manera, mediante sintomatología ansiosa y/o depresiva, además de las problemáticas de tipo emocional y de personalidad que puede generar el haber vivido una situación tan traumática.
En muchos estudios, se ha asociado el abuso sexual al Trastorno por Estrés Postraumático (DSM-IV, American Psychiatric Association, 2000) en que la mujer reexperimenta mediante diversos mecanismos el trauma vivido.
Una de las características principales del Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT) es el gran malestar psicológico intenso que provoca la exposición a estímulos externos que simbolizan o recuerdan un aspecto del acontecimiento traumático, en este caso el abuso sexual. A su vez, esto puede provocar respuestas fisiológicas incontrolables en la persona que revive estos hechos.
Parece evidente que, en el caso de mujeres que han sido víctimas de abusos sexuales, la exposición en duchas o vestuarios a caracteres biológicos masculinos, sin una autorización y/o deseo previo, puede resultar extremadamente traumática para ellas.
Las duchas y vestuarios deberían ser espacios seguros para todas las mujeres, aún más porque un porcentaje alto de ellas ha sido, lamentablemente, víctima de abusos sexuales por parte de hombres.
Hemos comentado la posibilidad de sumar fuerzas, ambos colectivos: transactivista y feminista, para dialogar sobre ciertos temas. Creemos que podemos abrir un debate enriquecedor y encontrar soluciones satisfactorias tanto para el movimiento feminista como para la lucha transactivista.
No es nuestro objetivo discriminar a nadie sino atender a las necesidades de aquellas mujeres que siempre se han visto relegadas a un segundo plano y, sobre todo, proteger a aquellas más vulnerables de una revictimización impuesta. Creemos que, no tener en cuenta a las víctimas de delitos sexuales en un asunto como éste, es un claro síntoma de lo olvidadas que están y de lo poco que hacemos como sociedad para protegerlas.
No sabemos cuál es la mejor solución en el tema que nos concierne, lo que tenemos claro es que debemos debatir este aspecto sin imposiciones absolutistas que en nada son feministas y que son totalmente discriminatorias para las mujeres. El feminismo debe mirar, sí o sí, por el bien y por los derechos de las mujeres.
Que seamos feministas y nos preocupen las necesidades de las mujeres, no nos convierte en transfóbicas…por mucho que nos pongan este cartelito.
Se debe añadir a toda esta cuestión la existencia de muchas mujeres transgénero que son leídas o tienen aspecto totalmente masculino. Son mujeres transgénero que se sienten mujer y que, sin embargo, no sienten necesidad de “parecerlo”.
En este punto nos encontramos con un conflicto del que no se está queriendo hablar cuando tratamos el tema del transactivismo y de los espacios segregados por sexos. Estas mujeres transgénero son absoluta y objetivamente indistinguibles de un hombre cualquiera. Hablamos de mujeres transgénero como Danielle Muscato que es una reconocida activista por los derechos de las personas trans. Es una mujer transgénero que no ha realizado ningún cambio ni físico ni de vestuario, pero dice sentirse mujer y afirma ser una mujer como nosotras.
Danielle Muscato: activista ateísta, conferenciante y mujer transgénero
Ahora bien, o se permite el acceso de cualquier persona a espacios segregados por sexo sea cual sea su aspecto (ya que la identidad sexual es sentida y no necesariamente performativa como hemos explicado) o no se hace y se discrimina por el mismo.
Cuando mujeres y niñas se encuentren con una mujer transgénero con aspecto absolutamente masculino como el que pueda tener Danielle Muscato, en un espacio de potencial vulnerabilidad, tienen dos opciones: o bien denuncian tal presencia por temor a que se trate de un hombre aprovechándose de la situación, o bien se callan al contemplar la posibilidad de que se trate de una mujer transgénero y, por tanto, respeten la identidad sentida o IDENTIDAD DE GÉNERO de esa persona.
En el primer caso, se arriesgan a estar discriminando a una mujer transgénero en base a su identidad de género.
En el segundo, se arriesgan a dejar que cualquier hombre se aproveche de esta situación de indefinición legal para actuar a sus anchas en un espacio de vulnerabilidad para todas las mujeres.
Es en este punto en el que las mujeres no vamos a tener ningún poder de acción. Ya se han dado casos en algunos estados de Estados Unidos donde se han empezado a aplicar estas leyes. http://www.inlander.com/Bloglander/archives/2016/02/17/man-uses-womens-locker-room-in-seattle-and-the-states-transgender-bathroom-debate-continues).
Sobre la noticia enlazada acerca de lo ocurrido en Seattle, se podría argüir que el hombre que entró en los vestuarios era eso, un hombre y no una mujer transgénero, y que algo así ya pasaba antes y seguirá pasando. Pero hay una gran diferencia: ninguna mujer se sentirá ya respaldada por la ley para denunciar la presencia de un hombre en sus vestuarios y/o duchas ya que podrían ser denunciadas ellas mismas por delitos de odio contra la identidad de género, debido a que la persona denunciada podría tratarse de mujer transgénero con derecho a usar ese espacio seguro por ley. Esto fue lo que ocurrió en Seattle: el hombre entró una segunda vez en los vestuarios mientras unas niñas se cambiaban de ropa para asistir a clases de natación. Ni el hombre fue arrestado ni se llamó a la policía.
¿Qué alternativa tenemos las mujeres? Ninguna. Si se trata de un hombre tendremos que aguantar su presencia allí, ya que cuando la subjetividad y la indefinición (identidad de género) entran en el terreno legal, se da vía libre a la desprotección.
Feminismo (radical) vs Transactivismo queer
Transactivismo queer
Para el transactivismo queer el género es una cualidad personal e individual que posee cada persona. La identidad de género sería aquella percepción subjetiva de la posición que cada cual tendría dentro de un espectro que se mueve entre lo femenino y masculino. Es importante resaltar que estas categorías: “femenino” y “masculino”, son neutras.
El género se performaría externamente a través de la elección de una serie de características como el lenguaje corporal, la estética, elegir si llevar o no maquillaje, la ropa o cómo peinarse. Estas características estereotípicas externas serían las que hacen que la sociedad te reconozca como mujer u hombre.
El transactivismo queer defiende que cada persona tiene una identidad de género innata (masculina, femenina, independiente de su sexo biológico). Este movimiento sostiene también que el sexo no es biológico sino una construcción social.
El sexo y el género, en el transactivismo queer, no están necesariamente conectados. Es más, lo importante es el género.
¿De dónde viene la discriminación según el transactivismo queer? La discriminación viene de un sistema binario rígido que obliga a la persona a identificarse como un hombre o una mujer y castiga a toda persona que no se ajuste a lo preestablecido (esta discriminación no sólo la padecen las mujeres sino también los hombres, especialmente aquellos que no se identifican completamente con el modelo prescrito para su género).
¿Cómo luchar contra esta discriminación? Pues rechazando el sistema binario e identificándose como proscritos de género y demandando el reconocimiento de una amplia gama de identidades de género. Según esta perspectiva, el número ideal de identidades de género podría ser infinito.
Feminismo radical (radical de ir a la raíz de la opresión de la mujer)
El feminismo radical distingue claramente entre sexo y género. Mientras que el sexo se refiere exclusivamente a la realidad biológica como machos y hembras de la especie humana, sin ninguna otra connotación a nivel psicológico o de identidad; el género es una construcción social que consiste en una serie de normas, roles y comportamientos impuestos a mujeres y a varones y que conllevan la subordinación de las mujeres con respecto a los varones.
Así, mientras que el transactivismo queer da un valor neutro a los géneros, el feminismo analiza los géneros de forma jerárquica, es decir, lo masculino es más valorado que lo femenino en todas las sociedades y culturas.
Por lo tanto, el sistema sexo-género es un sistema jerárquico que subordina a las mujeres como clase frente a los varones. Se trata de un sistema de poder que utiliza la violencia, las imposiciones culturales y la coerción psicológica para explotar el sexo y la capacidad de gestar de las mujeres a través de prácticas sociales como la prostitución, la pornografía o el alquiler de vientres. Que se beneficia de todo el trabajo no remunerado de crianza y cuidados que realizan las mujeres, y un largo ecétera.
El género sería la opresión de clase de las nacidas mujeres.
Por lo tanto, el género para el feminismo NO ES NATURAL NI VOLUNTARIO ya que ninguna persona desea libremente estar subordinada a otra. El sexo biológico es una característica física de cada persona, y aquellas nacidas mujeres son socializadas, a través de la cultura, en la feminidad. Educar a las mujeres en la feminidad, es decir, en la subordinación, es ya de por sí un abuso. Es violento y discriminatorio.
¿Por qué es opresivo? Es opresivo porque se basa en la subordinación de una clase, la de las mujeres, por parte de los hombres.
¿Cómo combatir la opresión que padecen las mujeres?. Las mujeres cuestionan el orden social patriarcal y se organizan para acabar con el poder masculino y sus privilegios, y al mismo tiempo, con el sistema jerárquico sexo-género. Para las feministas el número ideal de géneros ¿sería? NINGUNO. Sin la existencia del patriarcado, no habría necesidad de género. Es decir, el feminismo persigue la abolición del género.
Breve análisis Transactivismo Queer vs Feminismo (radical):
Si el género no es más que una cualidad personal individual, entonces la discriminación basada en el género para el transactivismo queer ocurriría cuando las personas no pueden expresar su identidad de género sin sufrir discriminación, así como cuando se niega la existencia del concepto identidad de género.
Una de las consecuencias que se deriva de considerar el género como una identidad, y no como un sistema de opresión colectivo, es que no se analizan las opresiones que sufren las mujeres como clase. Es decir, se borra de un plumazo toda la desigualdad estructural que sufren las mujeres en base a su SEXO. Algunos ejemplos de opresiones que padecen las mujeres: prostitución (privilegio masculino), pornografía (privilegio masculino), vientres de alquiler (utilizar a las mujeres como vasijas humanas). Nos aventuramos a afirmar que ésta es la razón por la que tantas/os transactivistas queer son firmes defensores de la prostitución, de la pornografía y de los vientres de alquiler.
Para el transactivismo queer el género es una cualidad a celebrar y reivindicar ya que no entienden el género como un sistema de opresión donde las mujeres son las subordinadas. Una y otra visión de género chocan frontalmente, es decir, son totalmente antagónicas. El feminismo defiende que la opresión que sufren las mujeres es sexual y el vehículo para subordinarlas es el género que el patriarcado les impone. Por lo tanto, las feministas no desean reivindicar el género sino ABOLIRLO ya que es el medio que se utiliza para OPRIMIRNOS.
Se acusa muchas veces al feminismo radical de ser esencialista. Nosotras pensamos que esencialismo es defender la idea de que el género es biológico o innato, y no construido socialmente.
Las feministas hemos luchado contra este esencialismo/determinismo desde un primer momento. El determinismo biológico ha sido el arma usada para justificar absolutamente todo, desde la exclusión de las mujeres de la educación hasta la violencia sexual de los hombres.
La mejor herramienta para dominar a otras personas es convencerlas de que su opresión es producto de la naturaleza u obra y gracia de Dios, de esta forma no podrán deshacerse de ella y la aceptarán como parte de su destino. La naturalización de la subordinación de las mujeres es la forma mediante la cual el patriarcado ha ejercido su dominio. Por lo tanto, el esencialismo biológico es muy eficaz a la hora de anular la capacidad de resistencia.
El género es a las mujeres lo que la raza es a las personas negras.
Por esta razón, rechazamos firmemente la idea de que el género es biológico o innato o una identidad. Aceptar que el género es biológico, innato o una identidad sería asumir que las mujeres no podemos escapar de nuestro destino, sería asumir que somos sumisas por naturaleza.
Rechazamos la idea de un cerebro femenino tan contundentemente como rechazamos la idea de un cerebro de persona negra.
La feminidad no es natural o innata en las mujeres, por lo tanto, el género no es una identidad. El género es opresión para las mujeres.
El NEUROSEXISMO en nuestra cultura llega hasta el punto de asignar diferencias cognitivas entre los sexos, y reclamar la existencia de diferentes cerebros. Para el feminismo no es sino una nueva JUSTIFICACIÓN BIOLOGISTA de una socialización sexista diferenciada. Estas supuestas diferencias cognitivas que hacen que a las mujeres se nos den mejor los cuidados, las letras, las emociones y a los hombres las ciencias puras, las ingenierías, el poder y la agresividad, es lo que llamamos género. Socialización diferenciada desde el momento en que nacemos. Esta socialización sexista asegura que la sociedad siga adjudicando tareas no remuneradas a las mujeres, relegándolas al ámbito doméstico y acostumbrándolas a un papel secundario y de abnegación en la sociedad. Por el contrario, esas supuestas diferencias cognitivas proporcionan a los hombres una justificación para tratar desigualmente a las mujeres a nivel global. Las mujeres cobran menos por el mismo empleo, no acceden a los puestos de poder, los hombres desatienden las labores en el hogar y no se corresponsabilizan, justifican instituciones sociales como la prostitución o defienden la pornografía basándose en una supuesta sexualidad incontrolable y desbordante. Y así sucesivamente.
Gracias a que numerosas científicas (Daphna Joel, Cordelia Fine o Gina Rippon) han empezado a cuestionar estos dogmas, hoy día hemos descubierto que la mayor parte de los estudios que proclaman unas tremendas diferencias cognitivas entre hombres y mujeres no sólo son tendenciosos, están sesgados y son poco rigurosos, sino que además, la mayoría no tienen en cuenta la socialización sexista como fuente de las diferencias entre varones y mujeres. Es decir, son estudios donde la perspectiva de feminista brilla por su ausencia.
Últimamente nos asombra comprobar que es un insulto o un tabú RECONOCER que las mujeres son socializadas en la feminidad desde su nacimiento, es decir, como una clase social subordinada para quien la explotación por parte de los hombres tiene vía libre, está naturalizada y arraigada en las normas sociales, culturales e incluso en las leyes.
Los varones se socializan desde el nacimiento como la clase sexual privilegiada que se alimenta de la subordinación de las mujeres.
Ahora bien, nos resulta muy ofensivo escuchar que las mujeres transgénero han sufrido las mismas opresiones que cualquier mujer socializada como mujer, ya que esto no es cierto. Y esto no quiere decir que no hayan sufrido o sufran otro tipo de discriminaciones.
Es un hecho innegable que las personas que no se ajustan a los estereotipos de género sufren riesgos. Son percibidos como una amenaza ya que son la viva prueba de que el género no es natural. Es obvio que todos los sistemas de poder necesitan naturalizar sus jerarquías, como ya comentamos anteriormente, es mucho más difícil luchar contra un orden social que ha sido creado por la naturaleza o por Dios, que contra un orden social injusto fruto de una cultura patriarcal.
La sexualidad masculina se ha construido en torno al poder, y a veces, alrededor del sadismo. Sólo hay que pensar en la violación, donde casi el 99% de las personas que violan son hombres. Fue Catherine MacKinnon la que señaló lo siguiente: “Los hombres follan mujeres; sujeto verbo objeto”. En otras palabras, muchos hombres necesitan saber quién forma parte de la categoría objeto follable/objeto sexual. Necesitan que esta categoría esté bien definida ya que de esta manera saben que nunca formarán parte de ella. Muy probablemente, ésta sea una de las razones, por la que aquellas personas que no se ajustan a las demandas de género son castigadas de manera brutal por parte de los hombres. Les aterra la posibilidad de ser tratados de la misma manera que son tratadas las mujeres. Y es que la masculinidad patriarcal se define no por lo que es, sino por lo que NO se es. Es decir, un hombre NO ES una mujer, o dicho de otra manera, “ser hombre es, ante todo, NO SER una mujer”.
Una de las vías más importantes para desmantelar el patriarcado es que nadie pertenezca a la categoría de objeto follable.
Explicado todo lo anterior, rechazamos el prefijo “cis”. Se denomina “cis” a una persona cuya identidad coincide con el género que le corresponde a su sexo biológico. El atributo “cis” es tremendamente opresivo hacia las mujeres. Como feministas si admitimos que somos cis mujeres o mujeres cis estaríamos inevitablemente asumiendo que somos masoquistas por naturaleza ya que nos identificaríamos y aceptaríamos de buen grado el lugar de ciudadanas de segunda al cual el patriarcado nos ha relegado (no lo hemos elegido). Las mujeres estamos socializadas en el rol de la feminidad que oculta la subordinación de una manera tan profunda en nuestra socialización que ni si quiera la vemos o somos capaces de ponerle nombre. Tenemos tan naturalizado este rol que la mayor parte mujeres creen que la respuesta está en nuestra naturaleza de “mujer”. Las feministas sabemos que esto no es cierto.
Entendemos que el concepto “cis” existe porque se cree que el género es INNATO, cuestión que rechazamos por completo. Las feministas somos abolicionistas del género, ya que para nosotras el género es construido socialmente con el fin de someternos, y por lo tanto, susceptible de ser abolido. Una vez consigamos abolirlo, dejaremos de estar oprimidas.
Por otro lado, no creemos que añadir categorías extras entre los dos polos mujer-hombre conduzca a deshacer el sistema patriarcal ya que nos seguimos basando en el binarismo, en los mismos estereotipos patriarcales para crear esas subcategorías.
Puesto que el transactivismo queer reivindica el género y el feminismo es abolicionista del género es esperable que sigan produciendo colisiones y conflictos. Repetimos, son dos formas totalmente opuestas de entender el género.
Para ir finalizando nos parece oportuno recordar que el feminismo no es una cualidad inherente al hecho de ser mujer. Existen en todos los colectivos, privilegiados y oprimidos, mujeres machistas. Es intuitivo creer que el hecho de sufrir una opresión y rebelarte contra ella te hace sensible a todas las opresiones, pero es una falsa percepción. Se puede ser mujer sufriendo por ejemplo la opresión de clase o raza y, sin embargo, no ser consciente de la opresión que se sufre por ser mujer. El hecho de que la lucha por los derechos de las mujeres transexuales y transgénero y la lucha feminista tengan en común la palabra mujer, puede dar lugar a que se confundan ambas luchas. Por esta razón, es importante recordar que la lucha del colectivo de personas transexuales y transgénero usa el concepto mujer para reivindicar una identidad y la lucha feminista dirige su activismo político y social a las mujeres como sujeto político del mismo para liberarnos de la de opresión que sufrimos. Unas quieren ser reconocidas como mujeres, otras son mujeres y oprimidas por ello.
Las manifestaciones a favor del aborto están llenas de mujeres menopáusicas o estériles que se sienten identificadas con la lucha feminista aunque individualmente no les afecte, el feminismo no se adapta a las particularidades de cada mujer: lucha por todas, por el bien común del global de las mismas. Es por ello que no se pueden permitir, ni se pueden considerar feministas acciones como ésta:
https://purplesagefem.wordpress.com/2017/02/04/queer-fascists-attempt-to-ban-feminist-books-from-a-womens-library/ o http://www.feministcurrent.com/2017/02/07/vancouver-womens-library-opens-amid-anti-feminist-backlash/
En las noticias enlazadas se explica que, a principios de febrero, una nueva biblioteca de mujeres, abierta en Vancouver y dirigida por voluntarias, fue víctima de un ataque por un grupo de transactivistas ¿feministas? queer y “pro-prostitución”. Echaron vino sobre los libros, activaron la alarma anti-incendios, fumaron dentro del espacio y empezaron a arrancar posters de las paredes. Las mujeres allí presentes acabaron llamando a la policía debido a la intimidación de la que fueron objeto y por miedo a la destrucción de la propiedad. Para quien desee más información, se grabó parte del suceso y el vídeo resultante se puede encontrar en internet. La biblioteca ha amanecido recientemente con pintadas en el exterior del edificio.
Antes de concluir, queremos también poner de relieve que la línea de lucha de Plataforma Anti Patriarcado ha sido siempre clara, somos abolicionistas de la prostitución, abolicionistas de la pornografía que fomenta claramente la violencia contra las mujeres y contra las niñas, críticas con la hipersexualización de las niñas y la pedofilia, estamos radicalmente en contra de los vientres de alquiler y como hemos dicho ya, somos abolicionistas del género. Entre otras muchas cosas.
En definitiva, tenemos pensamientos, enfoques y prioridades muy distintas a las del transactivismo queer. Podemos debatir, compartir y hallar soluciones conjuntas, que sería lo más productivo para todas, pero lo que no podemos ni haremos, será callar nuestros pensamientos, enfoques y prioridades. Tenemos derecho a expresarnos y a defender nuestra lucha feminista. Como mujeres feministas no vamos a tolerar a ninguna persona, hombre o mujer, de ningún colectivo, que intente callarnos o censurarnos. Tenemos derechos y tenemos voz, y seguiremos utilizándola. El hecho de que se nos acose, amenace o violente por defender lo que consideramos justo pone de manifiesto una violencia que no es compatible ni jamás será compatible con el feminismo. Seguimos pensando y seguiremos defendiendo que la lucha feminista y la lucha del colectivo de personas transexuales y transgénero son luchas con algunos puntos en común pero NO SON la misma lucha.
Lo verdaderamente vergonzoso de todo este asunto, no es ya que hayan manipulado y tergiversado el post que escribimos sino es que hayan impuesto la CENSURA ante la discrepancia. Nos revelamos ante miles de años de censura, humillación y persecución. Así que no nos callarán, ni en nombre del patriarcado, por supuesto, ni en nombre de ninguna otra institución, fenómeno social o colectivo aparentemente progresista.
FUENTE: TRIBUNA FEMINISTA