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febrero 19, 2020

NO MATARAS… y otros mandamientos


Los diez mandamientos son en nuestro país un chiste mal contado. El mes de febrero se ha constituido como la posibilidad de ser jueces de esos dogmas que invaden lo privado convirtiéndolo en público y con esto arrojándolo a la palestra que en nuestro caso son los medios de comunicación.

Vamos a hablar de frente y sin tapujos sobre el caso de aborto y porque aquí las tablas de Moisés están como medio extraviadas en nuestros egos y ausentes moralidades.

Una mujer aborto (esto ocurre antes de la semana 20). Una interrupción voluntaria del embarazo (IVE es sin límite de edad gestacional) en un estado avanzado de la gestación (otros saben más de estos términos que yo) ocasionó un movimiento en redes sociales en donde nos gusta ser jueces, faros morales y opinar desde nuestras posiciones de privilegio y sí, hablo de una superioridad porque usted no lo está viviendo y al mejor estilo de las lapidaciones de las mujeres infieles, de las prostitutas, de esas mismas que el hijo del carpintero perdono, ceno con ellas y abrazo usted le lanzó la primera piedra porque seguramente no tiene usted mancha, su vida es inmaculada.

Y si, lo siento mucho, realmente no tanto, pero cada uno de los mandamientos esos que rigen los ordenes religiosos desde los que nos paramos para juzgar no tienen mayores y menores pesos o justificaciones, no señores, las leyes son todas y son para cumplir, los mandamientos no vienen con letra pequeña, no aplican condiciones y restricciones, usted que seguramente tiene su propio esqueleto en el armario, su propio pecado, aprovecha cualquier situación y fuera de contexto y con todo su rencor lastima a la mujer que decidió interrumpir legalmente su embarazo.

Ella es víctima de un sistema social que rechaza, que mediatiza lo privado, que se sorprende tanto de que un hombre haya querido ejercer su paternidad siendo él el abrazado (y será también víctima de algún modo, pero no escribo sobre él, escribo sobre la mujer) y ella sometida a un juicio interminable, si tal vez, lo hubiese hecho como miles de mujeres en la clandestinidad también ella estaría sin vida.

Lo quiere leer: si, ella “mato”, falto al quinto mandamiento, pero antes de juzgar revise primero su vida, autoevalúese y luego lance su piedra, tal vez su pecado sea cometer actos impuros o transita seguido por el noveno. Piénselo.

Los discursos de poder sobre la vida son tan convenientes que al mismo tiempo que juzgábamos la situación ya expuesta nos olvidamos de otras víctimas que han sido empaladas, de los niños que mueren por dengue, del niño indígena de chapinero que baila algún ritmo peruano para ganarse su caridad, esa limosna que otorga una relación de poder.

Ahora bien, ser provida no significa un NO al aborto. Ser provida deberá ser un llamado a la equidad, a la igualdad. Dese una vuelta por los barrios periféricos de su ciudad, de esos limites en donde los niños y niñas no tienen garantía de derechos, porque muchos que si tenemos en desprotección. Tenga la seguridad que ninguna mujer aborta o interrumpe el embarazo como una practica de ocio, como el juego en el que se gana logrando el objetivo, cuando una mujer aborta parte de su vida se va con ella, no juzgue, sea compasivo.

Para terminar, por favor un llamado a la conciencia, a la coherencia y a la humanización de las relaciones sociales. Los movimientos feministas luchan más por el derecho a una vida sana, una vida justa, con derechos, y libertades, nosotras hacemos eso. No se limite a poner estados en sus redes en donde explica para que sirve un preservativo promueva en sus territorios, con sus hijas, hijos, sobrinas, sobrinos, amigos, vecinos y familiares campañas para la educación sexual en donde la autonomía y la soberanía sobre el cuerpo sea una bandera de planificación de la vida no de la reproducción, acompañe los procesos de educación, tome parte, esa transformación del mundo que espera, tal vez, este en sus manos.

FUENTE: https://nathalyospino2005.wixsite.com/


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