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septiembre 3, 2019

El feminismo, una cuestión de práctica consciente


En momentos como los que actualmente vivimos, en los que situaciones como las candidaturas para alcaldías son cuestionadas desde los postulados y las prácticas feministas, es importante revisar nuestra responsabilidad como militantes de un movimiento que ha construido con mucho esfuerzo un lugar político y epistemológico de enunciación y la posibilidad de la emancipación de un sistema patriarcal.

El feminismo se ha caracterizado por ser un movimiento consciente de mujeres, que buscan el reconocimiento de la discriminación sufrida por la condición de ser mujer en principio, pero cuya lucha se extendió al reconocimiento de cualquier forma de discriminación por razón del sexo, la raza, la religión, la cultura. Adicionalmente, denuncia las relaciones asimétricas históricas que se han dado en el reconocimiento de la otra y el otro que no cumple con estándares sociales impuestos hegemónicamente.

El feminismo es una forma de comprender las relaciones sociales, un lugar de enunciación que hace un llamado fundamental a cuestionar y criticar las relaciones de poder, empezando por cuestionarnos a nosotras mismas la forma cómo lo ejercemos en la cotidianidad. Está bien que salgamos a cuestionar al candidato Hollman Morris, debemos hacerlo con vehemencia, tenemos claro que la violencia no se tolera y se denuncia, que un movimiento político o candidato que no tenga esto claro no puede ser opción elegible para las y los ciudadanos, sin embargo, en ocasiones olvidamos que nuestra práctica feminista es mucho más que un mero discurso, un mensaje en el muro de Facebook, una cadena o estado de WhatsApp. Es muy cómodo ser feminista únicamente de redes y mensajes, de momentos coyunturales, ser una más dentro de la masificación del feminismo, que considero, se ha convertido en una banalización del mismo, donde se instrumentaliza para vender fundamentalmente.

El feminismo necesita regresar a la práctica consciente, esto implica volver a la crítica de lo estructural, son necesarios todos los frentes de lucha, el aborto legal, el ejercicio pleno de los derechos sexuales y reproductivos, la posibilidad de vivir una vida libre de violencias, la participación política de las mujeres en términos de representación, la eliminación de condiciones laborales asimétricas y muchas otras. Debe ser esencial en todos los frentes no perder de vista que el feminismo sin crítica al sistema capitalista, neoliberal y patriarcal, no es posible en términos de movimiento de cambio y transformación.

Si existe un movimiento que involucra la teoría y la práctica es el feminismo. Históricamente hemos construido a partir de la vivencia, de la experiencia, el movimiento se ha nutrido de mujeres diversas que han hecho de su militancia no sólo un discurso, han creado categorías, teorías que han consolidado el movimiento como un lugar de enunciación política y epistémica, un lugar que exige especialmente de las que nos situamos desde allí, una responsabilidad de crítica, no sólo de las cuestiones coyunturales sino estructurales y de la propia práctica diaria.

Feminismo sin práctica consciente es feminismo instrumentalizado dentro del sistema económico y patriarcal.

FUENTE: EL ESPECTADOR


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