julio 5, 2019
Tres mujeres acusan de violación y agresión sexual al expresidente de Gambia Jamé
Antiguos funcionarios confirman la existencia de «chicas de protocolo» a las que se obligaba a mantener relaciones con el presidente.
Tres mujeres de Gambia, entre ellas una antigua reina de la belleza, han acusado al expresidente del país Yahya Jamé, que dejó el poder en 2016 bajo presión tras la victoria de Adama Barrow en las presidenciales, de violación y agresiones sexuales, según han anunciado Human Rights Watch (HRW) y TRIAL International.
Según las dos ONG, diversos exfuncionarios gambianos han confirmado que era habitual que los asistentes presidenciales presionaran a mujeres para que visitaran a Jamé o trabajaran para él tras lo cual el mandatario abusaba sexualmente de muchas de ellas.
«Yahya Jamé trataba a las mujeres gambianas como si fueran de su propiedad», ha subrayado Reed Brody, consejero jurídico de Human Rights Watch y quien ha dirigido la investigación. «La violación y las agresiones sexuales constituyen delitos, y Jamé no está por encima de la ley», ha defendido.
Ambas organizaciones han entrevistado a tres mujeres que acusan a Jamé de violación y agresiones sexuales, y a una cuarta mujer que afirmó que los asistentes de Jamé la encerraron en un hotel donde pretendían someterla a abusos sexuales.
Asimismo, han hablado con ocho exfuncionarios gambianos y otros testigos, los cuales han reconocido tener conocimiento directo de los acontecimientos. Entre ellos figuran dos hombres que trabajaban para el Departamento de Protocolo del Palacio Presidencial, cuatro agentes de la guardia personal de Jamé, una mujer que trabajó en el palacio y un alto funcionario del Servicio de Inteligencia Nacional.
«CHICAS DE PROTOCOLO»
Según estas fuentes, el Palacio Presidencial contrató a algunas mujeres como «chicas de protocolo», a las que se daba dinero y obsequios, se les prometían becas y otros privilegios, a las que en algunos casos el entonces presidente coaccionó y obligó a mantener relaciones sexuales. Algunos testigos señalaron que, en las residencias del presidente, se practicaba sexo consensuado y no consensuado.
Solo Fatou Jallow, conocida como Toufah, ha accedido a que se haga público su nombre. La mujer asegura que el expresidente la violó en 2015. En 2014, la joven, que entonces tenía 18 años, fue elegida «reina» en el concurso de belleza más importante patrocinado por el Estado.
Según ha contado, a lo largo de seis meses, el presidente la premió con 1.250 dólares y otros obsequios, e hizo que se instalara agua corriente en la vivienda de su familia en las afueras de Banjul, además de ofrecerle un puesto de «chica de protocolo», que rechazó.
Posteriormente, le propuso matrimonio, pero también se negó tras lo cual un día asistentes de Jamé la llevaron a un cuarto en el que el presidente la encerró, la golpeó e insultó, le inyectó un líquido y la violó. Algunos días después, Jallow se escapó al país vecino, Senegal, según las dos ONG.
ALGUNAS MUJERES REALIZABAN FUNCIONES OFICIALES
En ocasiones, las llamadas «chicas de protocolo» desempeñaban funciones oficiales, como servir bebidas, mecanografiar documentos y organizar reuniones, pero mayormente estaban disponibles para tener relaciones sexuales con el presidente, de acuerdo con el informe. Además, acompañaban a Jamé durante sus largas y frecuentes estancias en Kanilai, su poblado natal, e incluso viajaban con él al extranjero.
También se les exigía que vivieran cerca del Palacio Presidencial para que estuvieran más disponibles para el presidente, no se les permitía salir sin autorización y se las disuadía de que tuvieran novio. Uno de los principales antiguos asistentes del presidente señaló que Jamé «elegía personalmente a mujeres jóvenes para satisfacer sus fantasías sexuales».
Quien supervisaba a todas estas chicas, según las tres mujeres y otros testigos, era Jimbee Jamé, prima del presidente, quien abandonó el país junto a este con destino a Guinea Ecuatorial, donde el antiguo mandatario aún sigue residiendo.
Funcionarios que trabajaban con Jamé también han contado que el presidente también tuvo relaciones sexuales con mujeres soldados asignadas para su protección personal y con otras empleadas públicas que trabajaban a su servicio.
Human Rights Watch y TRIAL también han entrevistado a una cuarta mujer, Fatoumatta Sandeng, que entonces era la vocalista de una conocida banda musical. Sandeng no tuvo contacto directo con Jamé, pero afirmó que, en 2015, colaboradores del mandatario la encerraron en un espacio que, según creía, servía como trampa para perpetrar abusos sexuales. Sandeng es hija del líder opositor gambiano Solo Sandeng, muerto bajo custodia policial en 2016.
CAMPAÑA PARA LLEVAR A JAMÉ ANTE LA JUSTICIA
Actualmente, Sandeng es portavoz de la «Campaña para llevar a Yahya Jamé y sus cómplices ante la justicia», que reclama que se juzgue al expresidente y a los máximos responsables de los crímenes bajo su mandato.
En Gambia, una Comisión de Verdad, Reconciliación y Reparaciones (TRRC, por sus siglas en ingles) trabaja documentando las violaciones de Derechos Humanos cometidas durante los 22 años en que Jamé estuvo en el poder, incluidas las denuncias por violencia sexual.
HRW y TRIAl han reclamado que «la TRRC y el Gobierno de Gambia deben garantizar que las acusaciones de violación y violencia sexual que se le imputan a Jamé y a otros altos funcionarios de su Gobierno se investiguen exhaustivamente y, si se justifica, sean juzgadas».
El actual presidente, Adama Barrow, ha afirmado que el país aguardará el informe de la TRRC antes de pedir la posible extradición de Jamé de Guinea Ecuatorial. La TRRC tiene previsto programar sesiones sobre actos de violencia sexual y se ha contactado con mujeres para que declaren «de acuerdo con modalidades que preserven su seguridad y dignidad, y las protejan de la estigmatización y posibles represalias».
«La TRRC y el Gobierno deben ayudar a las víctimas a superar la cultura de silencio y ofrecerles una vía hacia el resarcimiento y la justicia», ha defendido Marion Volkmann-Brandau, investigadora principal de proyecto para Human Rights Watch y TRIAL. «Ha llegado el momento de que la ‘vergüenza’ asociada con las violaciones recaiga sobre la otra parte», ha sostenido.
FUENTE: TRIBUNA FEMINISTA