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abril 10, 2019

Murió la socióloga Lucero Zamudio Cárdenas


Era profesora de sociología de la Universidad Externado y fundó el Centro de Investigaciones sobre Dinámica Social – CIDS en los años 90. Fue pionera en estudios sobre aborto en Colombia.

Lucero Zamudio Cárdenas (1946 – 2019)Universidad Externado

La Universidad Externado informó sobre la muerte de la profesora Lucero Zamudio. La socióloga se graduó de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia en 1968 y desde entonces se convirtió en una incansable investigadora.

Fue decana de la Facultad de Trabajo Social Universidad Externado de Colombia 1981, de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, Universidad Externado de Colombia 2011, y de la de Estudios del Patrimonio Cultural, Universidad Externado de Colombia.

Lucero Zamudio fue una de las fundadoras (y la directora) del Centro de Investigaciones sobre dinámica Social – CIDS, que nació en el año 2000.

Esta es la semblanza que le hace la Universidad Externado de Colombia: Hacer de esta una sociedad más equitativa, más justa, más igualitaria, más allá del ‘papel’, fue el motor de su vida, su permanente obsesión. Ella tenía claro que para eso era la Universidad. Desde 1969, cuando obtuvo su título de Socióloga en la Universidad Nacional de Colombia, inició una carrera como investigadora social que llegó a su plenitud en el Externado a partir de 1981, cuando asumió la decanatura del programa de Trabajo Social, origen de la actual Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, creada en el año 2002. El objetivo, aportar conocimientos necesarios para cambiar una realidad que ella apreciaba injusta y violenta. El desarrollo académico de la Facultad y haber logrado establecer el Doctorado en Estudios Sociales, hablan de su compromiso.

Desde el Centro de Investigaciones sobre Dinámica Social – CIDS, por ella fundado en los años 90, formó un equipo de trabajo horizontal, democrático, abierto al disenso, riguroso y flexible a la vez, integrado por profesionales de diferentes disciplinas, porque Lucero siempre fue consciente de la complejidad de la realidad, y creía que esta se debía abordar a partir de múltiples visiones y perspectivas. Fue de las primeras en hablar de investigación interdisciplinaria en el Externado y aplicó esa perspectiva en la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas desarrollada a partir de un modelo integrador de las ciencias sociales.

Y desde el CIDS, bajo su dirección, se aportaron y se seguirán aportando como un homenaje a su vida, insumos para el desarrollo de políticas públicas, para los cambios que necesita la sociedad colombiana. El más ambicioso estudio sobre el aborto inducido en Colombia, referente durante años para el estudio del problema, la tuvo a ella como investigadora principal. Reconociendo a Lucero Zamudio como analista social de primera línea, el fallecido rector, Fernando Hinestrosa, subrayó otros campos de su actividad investigativa, al inaugurar el “XI Congreso Internacional de Derecho de Familia”.

“… los índices demográficos como prueba evidente de la índole y la magnitud del cambio: la baja del índice de nupcialidad, la merma en el índice de fecundidad, el aumento de la proporción de parejas no casadas, el incremento del número de nacimientos fuera del matrimonio, la frecuencia y abundancia de las separaciones y divorcios, el incremento de la longevidad y, consiguientemente, de las esperanzas de vida” (…)

Como parte de su oficio de cuestionar las realidades, promovió en sus últimos años investigaciones sobre las visiones convencionales occidentales de la salud y propuestas sobre enfoques alternativos de la medicina, e instó a sus investigadores, muchos de ellos médicos, a aportar otras perspectivas, a poner en tela de juicio verdades supuestamente inamovibles.

Adiós querida Lucero, echaremos en falta tu talante contestatario, tu sensibilidad social, tu rigor académico, tu manera de no tragar entero, tus cátedras, tus tertulias y tu permanente angustia por falta de tiempo para hacer tantas cosas que estaban pendientes. Ha llegado la hora de tomar un merecido descanso.

FUENTE: EL ESPECTADOR


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