febrero 18, 2019
Lecciones de una activista introvertida: una entrevista a la inglesa Sarah Corbett
- Una de las invitadas al Hay Festival Cartagena, y creadora del colectivo “Craftivism”, nos contó cómo el arte y las manualidades son su herramienta más poderosa en la defensa de los derechos humanos.
- En uno de sus proyectos escondió rollos de papel en tiendas de ropa de grandes marcas, con el mensaje: “Si somos lo que vestimos, ¿no deberíamos tratar de estar seguros de que nuestra ropa esté hecha por trabajadores bien pagados y tratados dignamente?”.
La inglesa Sarah Corbett, fundadora del colectivo Craftivism (una fusión de las palabras craft: arte u oficio y activism: activismo), tiene tatuadas unas tijeras que le cubren el antebrazo izquierdo casi por completo. “Son mi herramienta para hacer cambios”, dice. Luego enseña el brazo completo y se ven dibujados, también, un carrete de hilo, un metro de modistería, un trozo de lana… Esos son los instrumentos con los que Sarah trabaja para defender, reclamar y reivindicar los derechos humanos. El suyo -explica- es un activismo tranquilo que utiliza las artes y las manualidades para despertar la curiosidad de la gente, para generarle preguntas, para confrontarla “amablemente” y lograr que empaticen con sus causas.
Por ejemplo: uno de sus proyectos más célebres consistió en repartir pequeños rollos de papel, en tiendas de ropa de grandes marcas, con el mensaje: “Por favor, ábreme”. Los rollos, amarrados con cintas de colores, estaban acomodados en los bolsillos de chaquetas, pantalones y abrigos, de marcas acusadas de explotación laboral. Al abrir los rollos se leía el siguiente mensaje: “La ropa hace a la persona. Esa es una gran responsabilidad, ¿verdad? Si somos lo que vestimos, ¿no deberíamos tratar de estar seguros de que nuestra ropa esté hecha por trabajadores bien pagados y tratados dignamente?”. De este estilo son todas sus intervenciones, que buscan rechazar la violencia, defender los derechos de quienes padecen enfermedades mentales, reivindicar los derechos laborales…
Proyecto en contra de la explotación laboral en la industria de la moda: en estos rollos de papel, se hizo un llamado al comprador para reflexionar sobre el origen de las prendas. – Fotografía: Craftivist Collective – Flickr
Sarah Corbett fue una de las invitadas al Hay Festival Cartagena (celebrado del 31 de enero al 3 de febrero), con el apoyo del British Council. En su libro How to be a craftivist: the art of gentle protest cuenta cómo las personas tímidas e introvertidas, como ella, pueden convertirse en activistas sin necesidad de levantar la voz ni el dedo acusador.
En Colombia el activismo está muy estigmatizado; incluso hay quienes se refieren a los activistas como terroristas o delincuentes, logrando desviar el debate de las causas que están defendiendo. ¿Cómo romper ese estigma?
Mi apuesta (el craftivism) es por una protesta tranquila, amable, que intenta atraer a gente que no está de acuerdo con el activismo violento, confrontativo. Es mi manera de mostrar que el activismo no solo puede ser ruidoso, agresivo, violento. Tu puedes hacer activismo desde la calma, el respeto; abriendo conversaciones con personas que no están de acuerdo contigo, argumentando esas diferencias, yendo a la raíz de los problemas.
El activismo que yo hago es pausado, tiene un proceso de pensamiento. Y siempre es respetuoso. En mi colectivo hay personas tímidas, introvertidas, silenciosas, que realmente quieren trabajar por generar un cambio, pero no ven en la protesta agresiva una manera de hacerlo. Yo creo que el craftivism es una manera de romper ese estigma.
«Puedes decir cuál es la condición de un país, al mirar el estado de sus mujeres», mensaje de una campaña contra la violencia de género. – Fotografía: Craftivist Collective – Flickr
Uno de sus proyectos más publicitados ocurrió en tiendas de ropa de grandes marcas relacionadas, desde hace mucho tiempo, con prácticas de abuso y explotación laboral. Si ya el mundo conocen denuncias e investigaciones sobre esos abusos, si ya se han hecho todo tipo de protestas en contra de estas marcas y la situación sigue igual, ¿cómo puede generar un cambio un gesto tan sencillo como poner en los bolsillos de chaquetas o abrigos, un rollo de papel confrontando a la gente sobre el consumo de estas tipo prendas?
Este tipo de trabajo toma tiempo y no hay técnicas para garantizar una respuesta rápida. Además, debe ser un trabajo combinado con otro tipo de estrategias: hacer lobby con las grandes compañías y con los políticos, trabajar con los usuarios hasta que decidan cambiar sus hábitos. Mi propuesta no pretende hacer sentir mal al comprador o señalarlo, sino estimularlo para despertarle la curiosidad.
Son mensajes pensados desde la sicología y la sostenibilidad: preguntas abiertas, mensajes positivos y hasta poéticos, que generan recordación. Además, estéticamente, son mensajes bellos que atraen a la gente. Con este proyecto, además, llegamos a medios de comunicación de todo el mundo, y a través de ellos también estábamos entregando nuestro mensaje. Si lo haces estratégicamente, de una forma que no es agresiva, que no excluye a la gente, que no los hace sentirse culpables, vas a animarlos a sumarse, a hacer parte de tu causa.
Generalmente el activismo está relacionado con alzar la voz y el suyo, en cambio, es un activismo que utiliza las manos como principal herramienta. ¿Por qué para usted son más poderosas las manos que la voz?
Yo no los pondría a competir. Creo que necesitamos recurrir a todas las estrategias. Hoy sabemos que gritar y reaccionar de una manera violenta no cambia las mentes. Es muy posible que ni siquiera te escuchen, así estén de acuerdo contigo. No tiene sentido comunicarnos con gritos, o decirle a alguien “tienes que hacer esto”, porque no va a ser tan efectivo. En cambio si le damos elementos a la gente para que cambie sus ideas o sus acciones, hay un efecto a más largo plazo. Si les dices: “¿tu crees que si haces esto puede ser beneficioso o puedes beneficiar a alguien? O ¿qué tal si haces esto, qué piensas?”. Eso es más impactante. Cuando somos agresivos y bullosos la gente se siente presionada y lejana a ti. Mucha gente se siente frustrada con el activismo porque no los escuchamos, porque no empatizamos con ellos, porque no tratamos de entender cómo se sienten. Necesitamos ser más maduros y respetuosos para ser más efectivos.
Sarah Corbett creció en una familia de activistas en Liverpool, Reino Unido. Desde niña, estuvo inmersa en protestas en defensa de los derechos humanos. – Fotografía: Craftivist Collective – Flickr
Usted misma dice que el craftivism no fue una creación suya, que hay mucha gente que viene trabajando en este tipo de activismo… ¿Quienes son esas personas que la inspiran a usted?
Muchas. Yo leo mucho sobre psicología, neurociencia y ciencias del comportamiento. Brené Brown (El poder de ser vulnerable) es una de mis heroínas. He leído todos sus libros. Ahora estoy leyendo a Rutger Bregman (Utopía para realistas). Pero tengo que decir que mis activistas favoritos son Mandela, Martin Luther King, Gandhi y Eleanor Roosevelt. Ella es una de mis mayores referentes.
Uno de los principales proyectos del Centro Nacional de Memoria Histórica, es el Museo de la Memoria Histórica de Colombia, que está en proceso de construcción. ¿Qué objeto no podría faltar en un museo de memoria de su vida?
Para mí las tijeras son muy importantes, son mi logo. Por eso las tengo tatuadas. Yo colecciono tijeras porque, metafóricamente, son mi manera de darle forma al futuro y hacer parte del cambio. En ese museo de la memoria de mi vida tendría que haber unas bonitas tijeras. Tengo un par de mi abuela que significan mucho para mi. Son mi herramienta para hacer cambios.
FUENTE: CENTRO DE MEMORIA HISTÓRICA