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diciembre 27, 2018

En cuidado de la niñez, el país no tiene mucho que celebrar


Entre 175 países, Colombia ocupa el tercer puesto en violencia contra niños. Cada 8 horas muere uno.

Niñez

La muerte del niño Hans Slaider Tafur, de 7 años, cuyo cuerpo fue hallado el miércoles en un caño cercano a la casa de su abuela, en Samaná, Caldas, tres días después de su desaparición, se convierte en una nueva prueba de la vulnerabilidad de los menores en Colombia, cuyas muertes por violencia y accidentes por descuidos habían sumado hasta noviembre 1.010 casos.

Esto significa que, en promedio, cada ocho horas ha muerto un menor de edad.

Aunque la reducción de muertes por estas dos razones es evidente frente al 2017, cuando en todo el año –incluido diciembre– se registraron 1.362, la situación del niño Hans Slaider Tafur sí pone en evidencia que los más pequeños siguen sufriendo por el descuido de los mayores. El menor había salido el sábado solo de la casa de su abuela –a donde había llegado desde La Dorada por vacaciones–, pese a su corta edad.

Según la Policía, hasta ahora todo indica que el pequeño Hans murió de manera accidental al caer al caño, pero familiares del menor no descartan una mano criminal en los hechos.

De acuerdo con cifras de Medicina Legal, hasta noviembre habían muerto en Colombia de manera accidental 408 menores de edad –sin incluir siniestros de transporte–, es decir nueve cada semana. Y habían sido asesinados 602.

Entre enero y diciembre del año pasado, los menores víctimas de homicidio fueron 735, y los muertos de manera accidental en medio de situaciones que incluyeron descuidos fueron 627.

Basada en las cifras del año pasado, la organización internacional Save the Children concluyó que Colombia ocupa el tercer puesto entre 175 países, con la tasa más alta de homicidio infantil en el mundo. Luz Alcira Granada, directora de Incidencia Política para Colombia de esa ONG, manifestó a propósito de ese informe: “Estamos inclusive por encima de países con mayores niveles de guerra. Y lo que está pasando es que los niños están muriendo no solo por conflicto armado, sino por violencia intrafamiliar, violencia urbana, como balas perdidas, y por las pandillas”.

Enfatizó que a los niños “los están asesinado, violando y maltratando física y psicológicamente en sus hogares”. Precisamente, en 45 casos de homicidio este año, los agresores fueron amigos, familiares y conocidos. Save the Children ha pedido que se invierta en formación integral a los padres de familia, pues miles de niños en Colombia no gozan de derechos mínimos como la recreación.

El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) había registrado 18.617 procesos de restablecimiento de derechos hasta octubre de este año; es decir, en promedio, 68 casos diarios. “En el 2016 eran 62 casos diarios, y en el 2014, 66, lo que deja ver que el aumento en las cifras es alarmante”, señala Juliana Cortés, directora de protección del ICBF.

Valle y Antioquia, triste récord

En términos de violencia, los departamentos con el mayor número de menores asesinados hasta noviembre de este año eran el Valle del Cauca y Antioquia, con 146 y 132 casos, respectivamente. Las cifras de estas dos zonas sobrepasan por más de la mitad a Bogotá, capital que ocupa el tercer lugar, con 60 casos. Tanto en el 2017 como en este 2018, los menores entre 15 y 17 han sido las víctimas más recurrentes de las muertes violentas. 

Ángela Rosales, directora de la ONG Aldeas Infantiles SOS, que trabaja con comunidades vulnerables, advierte que las muertes violentas y por accidentes aumentan en época de vacaciones. “Muchos niños se la pasan en las calles solos, o se meten a la piscina o al río, y se incrementan los accidentes”, puntualiza.

El accidente que le costó la vida a niño en Caldas

El hallazgo del cuerpo sin vida de Hans Slaider Tafur, un menor, de 7 años de edad, que había sido reportado como desaparecido el pasado 22 de diciembre en el corregimiento San Diego, municipio de Samaná, Caldas, tiene conmocionados a los habitantes de este departamento ubicado en el Eje Cafetero.

De acuerdo con información dada a conocer por las autoridades, el menor habría tropezado y caído a un caño que cruza por el lugar, cuando caminaba solo de regreso a casa de su abuela, después de participar en una novena navideña en el parque principal.

“Al parecer falleció por un trauma craneoencefálico o lesión medular tras el golpe. La primera hipótesis indica que cuando se perdió, buscó llegar a su casa y desconoció el terreno. Por la oscuridad, el niño tropezó y rodó hasta el caño de una quebrada, a escasos metros de la vivienda”, explicó el secretario de Gobierno de Caldas, Carlos Alberto Piedrahíta.

El funcionario indicó que el cuerpo fue hallado en alto nivel de descomposición, “con el cráneo y el rostro desfigurado, además de heridas causadas por aves de carroña”.

Piedrahíta lamentó el hecho, además de llamar la atención sobre las circunstancias de descuido que, al parecer, se presentaron en el caso. “Hubo descuido, fue esa razón por la que se perdió el niño. Al parecer no había acompañamiento ni buena relación con los padres”, añadió.

Al respecto, la alcaldesa del municipio, Gloria Inés Ortiz, indicó que visitó personalmente a la familia e inició todos los protocolos correspondientes, por lo que el caso quedará en manos de la autoridad competente.

El cuerpo del niño fue trasladado al municipio de La Dorada, Caldas, de donde era oriundo. Hasta esa ciudad llegará un médico forense de Manizales para practicarle la necropsia.

Un asesinato que estremeció a Fundación

El crimen de una niña de 9 años que fue abusada, asfixiada y posteriormente incinerada por un vecino de su barrio en el municipio de Fundación, Magdalena, aún genera escozor en la costa Caribe del país.

De acuerdo con el expediente judicial, el hecho se presentó en una humilde vivienda del barrio San José, lugar donde residía la menor en compañía de sus padres y sus dos hermanos.

En aquel momento, el fiscal del Magdalena, Vicente Guzmán, aseguró que las muestras biológicas realizadas a los restos de la víctima hicieron posible identificar plenamente su identidad y establecer que Adolfo Arrieta “abusó sexualmente de la niña, quien posteriormente murió por asfixia mecánica. Luego, para no dejar evidencia, lanzó su cuerpo a una hoguera”. 

Según los habitantes del sector donde ocurrió el crimen, Arrieta habría retenido a la menor cuando esta se dirigía después de salir del colegio hacia la casa de una familiar. Se cree que el hombre atacó de manera violenta a la menor hasta causarle la muerte y que, con particular crueldad, le prendió fuego al cuerpo de la niña.

“Él tuvo que abusar de ella, y para ocultar las evidencias, decidió prender una hoguera en el patio”, dijo en aquel momento un vecino del confeso asesino, y agregó que jamás se imaginó que Arrieta sería capaz de cometer tal atrocidad.

Tras la captura y aceptación de los cargos de feminicidio agravado y abuso sexual por parte del homicida, se espera que su condena no sea menor de 45 a 50 años de prisión.

Por ahora, mientras Arrieta permanece recluido bajo estrictas medidas de vigilancia en la cárcel de máxima seguridad de Valledupar, varios de los excompañeros de clases de la menor asesinada siguen advirtiendo a los adultos que “los niños y niñas no se tocan, no se violan, no se matan”.

La bebé que habría sido violentada en guardería ilegal

En mayo pasado se conoció el caso de una niña de 3 años, que fue violada, golpeada y quemada con ácido en la espalda y el pecho, presuntamente en una guardería ilegal del barrio Santa Fe de Bogotá, la zona de tolerancia en la capital del país, según informaron las autoridades.

De acuerdo con el reporte del hospital El Guavio, la bebé que habría sido llevada por su madre a la guardería, donde reciben a hijos de trabajadoras sexuales, presentaba golpes contundentes en la cabeza y sus genitales, así como graves quemaduras. Esto pese a que en la zona el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar ofrece un hogar infantil que es gratuito y funciona 24 horas del día.

Tras el hecho, la madre de la menor fue detenida por porte ilegal de armas y más tarde dejada en libertad debido a que no se encontró material probatorio suficiente para mantenerla detenida.

De acuerdo con declaraciones de Diana Arboleda, directora regional del ICBF en Bogotá, en el pasado la menor había estado a cargo de ese instituto y se le había concedido la custodia a la abuela materna, por considerar que era “apta para el cuidado de la niña”.

Tras realizar un seguimiento de seis meses, el ICBF determinó que la menor estaba “protegida como debía ser, por su abuela”.

Hoy, las autoridades siguen tras las pista de los responsables del crimen.

Explosión de granada dejó un niño muerto en Antioquia

Sebastián Moreno, un niño de 10 años, habitante del municipio de Caucasia, Antioquia, falleció el pasado octubre tras ser impactado por la explosión de una granada y una pipeta de gas que se encontraba dentro de una casa ubicada en el barrio Asovivienda.

De acuerdo con el relato de la madre, el menor se dirigía a la vivienda de un vecino que le había prometido regalarle una cometa cuando ocurrió el atentado.

“Salió de la casa a la parte de arriba, pero no encontró abierto el lugar donde jugaba play station; entonces, dio la vuelta y fue donde el señor que le hacía cometas”, dijo la mujer.

Fue en ese trayecto donde la explosión de una granada le causó varias heridas que con posterioridad le ocasionaron la muerte.

Tras el hecho, las autoridades capturaron a Héctor Alonso Mira, alias el Negro, a quien señalan de haber lanzado el artefacto explosivo que causó afectaciones en varias viviendas y dejó a otras tres personas con lesiones.

Según información dada por el coronel Samir Pava, comandante encargado de la Policía Antioquia, la vivienda donde se encontraba el niño no era el sitio que los delincuentes querían impactar, sino que el objetivo era una casa vecina, que se encontraba deshabitada y era ocupada recurrentemente por dos sujetos desconocidos.

REDACCIÓN JUSTICIA
*Con el apoyo de Vida y Nación

FUENTE: EL TIEMPO


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