noviembre 7, 2018
Las mujeres en la implementación del acuerdo de paz colombiano
La evidencia internacional muestra que una paz con enfoque de género es de mayor calidad, más legítima, justa y transformadora. Por eso es crucial dinamizar las medidas que buscan incorporar a las mujeres en las dinámicas del desarrollo rural, como beneficiarias y líderes de los procesos de transformación del campo.
Representante en Colombia del Instituto Kroc de Estudios Internacionales de Paz
La semana pasada, los países miembros de la ONU evaluaron el nivel de avance de la Agenda Mundial sobre Mujeres, Paz y Seguridad, que compromete a los Estados a promover la participación directa y significativa de las mujeres en los procesos de resolución de conflictos, en la implementación de los acuerdos logrados y en la construcción de paz. La evidencia es abrumadora: según la investigadora Laurel Stone, del Instituto Kroc de Estudios Internacionales de Paz, cuando las mujeres son incluidas en estos procesos de forma significativa hay un 20% más de probabilidad de que el acuerdo dure al menos dos años y la posibilidad de que este se mantenga vivo durante al menos 15 años se incrementa en un 35%[1].
En esta agenda mundial, Colombia es un ejemplo para el mundo. Durante el proceso de negociación del acuerdo de paz las mujeres no jugaron un rol significativo desde el inicio. Esta situación fue cambiando gracias a la movilización de las organizaciones de mujeres, el constante acompañamiento internacional y el creciente compromiso de las partes. Hoy en día, Colombia es un referente de los roles significativos y estratégicos que las mujeres pueden jugar en la negociación y facilitación de acuerdos de paz. En adelante, el reto será que Colombia siga siendo ese referente.
La Embajada de Suecia en Colombia, ONU Mujeres, la Federación Democrática Internacional de Mujeres y el Instituto Kroc han venido siguiendo, en permanente diálogo con varias organizaciones de mujeres, la implementación del acuerdo de paz; particularmente, de los 130 compromisos concretos para poner en marcha acciones orientadas a garantizar los derechos de las mujeres y de la población LGBTI en programas relacionados con la implementación del Acuerdo, fomentar el liderazgo y la participación, y buscar garantías para la igualdad de género. El Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, ha destacado la iniciativa de estas organizaciones, a la vez que ha llamado la atención sobre la necesidad de implementar todas estas medidas y cumplir con los compromisos para que el acuerdo no se quede en el papel.
El acuerdo de paz es una oportunidad de superar obstáculos como la discriminación, la persistencia de la violencia sexual y de género, la pobreza y la falta de participación en la política. Sin embargo, tras 22 meses de implementación del acuerdo de paz, hay una brecha significativa en los niveles de avance de la implementación de estas medidas y compromisos. Así lo dijimos las organizaciones arriba citadas en un reciente informe en el que mostramos que el progreso general de la implementación del enfoque de género es significativamente menor (17%) que el del resto de disposiciones más generales, de lo que se deduce que están tardando en implementarse. Es necesario buscar soluciones para cerrar esta brecha a través de la identificación y énfasis en aquellos compromisos en cuya implementación se puede ir avanzado a corto plazo y que son esenciales para avanzar en los derechos de las mujeres.
La evidencia internacional muestra que una paz con enfoque de género es de mayor calidad, más legítima, justa y transformadora. Por eso es crucial dinamizar las medidas que buscan incorporar a las mujeres en las dinámicas del desarrollo rural, como beneficiarias y líderes de los procesos de transformación del campo. Hay que facilitar su participación en la política, garantizar la reincorporación a la sociedad de las mujeres excombatientes y fortalecer la protección y seguridad, con medidas diferenciadas, individuales y colectivas, de las líderes sociales y de las defensoras de derechos humanos. Son pasos urgentes y necesarios hacia la inclusión de la agenda de las mujeres en la agenda de paz.
FUENTE: EL ESPECTADOR