octubre 10, 2018
“La igualdad beneficia a mujeres y hombres”: ONU Mujeres
El primer informe que la entidad hizo sobre empoderamiento económico de las mujeres en Colombia resalta avances en la materia, como la participación de ellas en la educación superior en el país, pero también retos, como redistribuir las tareas domésticas.
“Mujeres con acceso y control de recursos económicos logran más fácilmente romper los ciclos de violencia y pobreza, establecer relaciones equitativas y fortalecer su liderazgo en el desarrollo, la democracia y la construcción de la paz”. La afirmación forma parte de la presentación del primer informe que ONU Mujeres hizo sobre la situación del empoderamiento económico de las colombianas y que se presenta hoy en Bogotá (ver algunos de los resultados en la infografía al final de la página).
El documento, titulado El progreso de las mujeres en Colombia 2018: Transformar la economía para realizar los derechos, no habla solo de mujeres, sino también de hombres y de las desigualdades de género que persisten pese a los avances en la ley y la práctica. “Hay que transformar la economía para lograr la plena inclusión de hombres y mujeres. Pero lo que se dice también es que, si no se toman medidas específicas para favorecer la plena participación de las mujeres, el impacto en ellas es mayor siempre que hay crisis o desaceleración, como en este momento”, afirma Ana Güezmes, representante de ONU Mujeres en Colombia.
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Muestra de lo anterior es que el desempleo y la pobreza golpean con más fuerza al género femenino. Según el último dato del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), la tasa de desempleo para los hombres es de 7,4 %, frente a 12,4 % de las mujeres. Y, si bien el país redujo casi a la mitad la pobreza monetaria en la última década, no todos han gozado por igual del beneficio. En el detalle, el documento de ONU Mujeres muestra que Colombia pasó de tener 102,5 mujeres pobres por cada 100 hombres pobres en 2008 a 120,3 en 2017. El informe también llama la atención sobre las diferencias que hay entre las mujeres: la situación no es la misma para una mujer urbana que para una rural, indígena, afrodescendiente o migrante. Tampoco si a la ecuación se suman factores de educación, edad o discapacidad.
A pesar de que esta es la primera edición enfocada en Colombia, hay información suficiente para que ONU Mujeres pueda hablar de avances, retos o estancamientos. Uno de los aspectos positivos es la participación de las mujeres en la educación. “Entre 2006 y 2017, las mujeres casi duplicaron su participación, pasando de 32,8% a 58,5%. Para 2016, 6 de cada 10 mujeres entre los 17 y 21 años estuvo matriculada en una institución de educación superior, frente a 5 de cada 10 hombres”, exalta el documento.
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No obstante, además de la lucha contra la pobreza, la redistribución del trabajo del hogar y de cuidado no remunerado (aseo, cuidado de niños, ancianos o enfermos, entre otras actividades) sigue siendo un desafío, en el que deberían intervenir la política pública, pero también las empresas y, por supuesto, los hombres. “Las mujeres en el país todavía dedican más del doble de tiempo que los hombres a tareas de trabajo doméstico y de cuidados no remunerados (7 horas y 14 minutos contra 3 horas y 25 minutos al día, respectivamente), hecho que se acentúa en los niveles educativos más bajos y disminuye en los más altos”. ¿El problema? “La responsabilidad desproporcionada de este tipo de trabajo limita las oportunidades de las mujeres —ya sea en educación, empleo, participación política o descanso— y se convierte en un obstáculo tanto para el empoderamiento económico como para el disfrute de sus derechos en igualdad de condiciones con los hombres”.
En suma, El progreso de las mujeres en Colombia 2018: Transformar la economía para realizar los derechos aborda la participación en la economía como un “factor de inclusión muy rápido”, según Güezmes, lo que, por cierto, no beneficia solo a las mujeres. “Hoy la evidencia es clara: los países, las sociedades y las empresas que tienen mayor igualdad de género gozan de niveles más altos de crecimiento y mejor desempeño”, recuerda el documento. La representante de la entidad en el país añade: “El futuro de igualdad que plantea ONU Mujeres nos compromete y beneficia a las mujeres, pero también beneficia a los hombres y sin duda es una de las medidas más eficientes para acelerar el desarrollo y paz sostenibles”. La igualdad de género es el quinto objetivo mundial en cuanto a desarrollo sostenible (ODS), por alcanzar con miras a 2030.
Sin embargo, al paso que vamos, si no se toman acciones para acelerar el cierre de brechas, ONU Mujeres calcula que alcanzar la igualdad, por lo menos en el campo laboral, tardará 80 años. Por eso, el informe propone estrategias y aplaude otras, como la ley de cuotas, acciones afirmativas que, señala Güezmes, son “transitorias”, es decir, pensadas para que existan mientras las mujeres consiguen en la sociedad el espacio digno para la mitad de la población mundial.
FUENTE: EL ESPECTADOR