octubre 8, 2018
La cárcel del asesino de niña de Fundación, Garavito y Uribe Noguera
Adolfo Arrieta García llegó a La Tramacúa, de Valledupar. Allí van los criminales más peligrosos.
Adolfo Arrieta García, el confeso asesino de la niña Génesis Rúa en Fundación (Magdalena), se convirtió desde este fin de semana en un nuevo ocupante del bloque de tres pisos de la cárcel de Valledupar en la que cumplen sus condenas los más peligrosos asesinos y violadores en serie del país.
Esa cárcel, que es conocida como ‘la Tramacúa’, es una de las más temidas por los delincuentes en Colombia. El estricto régimen de seguridad, pero sobre todo el calor infernal que hasta hace poco era aún más agobiante porque en el penal casi nunca había agua (fueron necesarias varias tutelas para forzar al Inpec a garantizarla), justifican ese temor.
Arrieta, que aún no ha sido condenado, se enfrenta a una condena que podría llegar a los 60 años de prisión. Aunque no ha admitido la violación de la niña de 9 años, las pruebas de Medicina Legal son claras: abusó de la menor, la asesinó y luego incineró su cuerpo, en uno de los crímenes que más han sacudido a los colombianos.
El hombre, que sigue sosteniendo que no sabía lo que hacía, compartirá ese bloque de ‘la Tramacúa’ con Rafael Uribe Noguera, el asesino de la niña Yuliana Samboní, quien purga 58 años de prisión. Él también fue enviado a Valledupar luego de que fuera atacado por sus compañeros de prisión (en ese momento, la cárcel La Picota de Bogotá).
Allí está también Luis Alfonso Garavito, el depredador sexual más temido en la historia reciente del país y cuyos crímenes incluso han llamado la atención de los científicos. Levith Rúa Rodríguez, apodado la ‘Bestia del matadero’, asesino de una joven en Barranquilla y señalado de otros casos en Cesar y Sucre, también está en ese penal.
Otro de los reos de ‘la Tramacúa’ es Orlando Pelayo, condenado a 58 años de cárcel porque asesinó a su hijo de 11 meses, Luis Santiago Pelayo Lozano. Manuel Octavio Bermúdez, el ‘monstruo de los cañaduzales’, condenado por el asesinato de al menos 150 niños; y Javier Velasco, el asesino de Rosa Elvira Celis, quien paga 48 años de cárcel, son otros de los reclusos.
A diferencia de las demás cárceles del país, donde el promedio de sobrecupo roza el 50 por ciento, en la de máxima seguridad de Valledupar no hay hacinamiento. Allí se cuentan hoy 1.439 internos y el penal tiene capacidad para 1.632. En ‘la Tramacúa’, inaugurada en el 2000, existe un protocolo de seguridad para el manejo penitenciario de depredadores sexuales que empezó a aplicarse con Garavito hace casi 20 años.
Así, aunque están en un mismo bloque, los criminales no tiene contacto directo, para evitar riesgos. Casi todos sus movimientos quedan grabados en video, incluso la preparación de alimentos. Arrieta, como Uribe Noguera y los otros, llegan a un protocolo de disciplina que establece, por ejemplo, que solo pueden tomar una hora de sol al día. Las celdas, con camas de concreto, miden 1,20 metros por 1,90 metros.
Para poder llegar hasta las celdas, los visitantes tienen que cruzar tres controles, incluidas dos puertas con rejas. En otro de los controles hay perros adiestrados para detectar no solo alucinógenos sino venenos, pues el riesgo de suicidio en este tipo de personas se considera alto.
Arrieta estaba recluido en la cárcel Rodrigo de Bastidas de Santa Marta. Allí fue blanco de varias agresiones, por lo que el Inpec decidió evacuarlo hacia Valledupar, a donde llegó en la madrugada del sábado.
FUENTE: EL TIEMPO