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agosto 31, 2018

Joana Serrat: “Las mujeres debemos luchar contra unos estereotipos que los hombres no”


En un momento en el que el panorama musical cuenta con apenas un 10% de mujeres directivas, no son pocas las artistas que alzan su voz para ser escuchadas. Ese es el caso de la cantautora española Joanna Serrat que, con una trayectoria de tres discos, conoce de primera mano la importancia de tener referentes femeninos en el mundo musical.

Aunque uno de los momentos más felices de su vida fue cuando el productor Howard Bilerman le respondió: “¿Por qué no producir todo un álbum?” La galardonada al mejor Álbum Nacional del Año admite que haber auto editado su primer disco, “The Relief Sessions” (2012), le ha permitido autoafirmarse y avanzar en su temática de lucha y superación, presente tanto en su vida como en sus letras.

Consciente de las barreras que afectan a las mujeres en todos los ámbitos, aboga porque proyectos como el Empower Music Fest reflejen también el trabajo de programadoras de sala, promotoras o jefas de prensa, ya que así, “las niñas verán en ellas un espejo en el cual reflejarse”.

El festival, una colaboración de la Concejalía de Igualdad del ayuntamiento de Fuenlabrada junto con Radio3 y MondoSonoro, entre otras organizaciones, cuenta con un potente cartel que encabeza la propia Serrat. Los días 31 de agosto y 1 de septiembre Fuenlabrada protagonizará un espacio musical reivindicativo donde más del 70% de artistas son mujeres.

En una entrevista con Mondo Sonoro comentas que en la adolescencia querías ser como la cantante Pj Harvey, ¿crees que es importante para las futuras cantantes o instrumentistas tener referentes femeninos?

Por supuesto. Creo que hay un momento de desarrollo como persona durante la niñez, la adolescencia y la primera juventud en el que es muy necesario tener a mujeres como referente para focalizar en ellas tus fantasías, anhelos y aspiraciones. También lo es por el simple hecho de normalizar el género dentro de cualquier faceta profesional, crecer con esa imagen de la mujer como referente habitual.

Cuando empezaste te decidiste a enviar a unos productores un mail con tus canciones y Howard Bilerman te contestó en seguida, ¿cómo fue ese momento?

Unos de los momentos más felices de mi vida. Él ha sido el productor del disco “Funeral” de Arcade Fire –y batería en algunos temas de ese mismo  álbum- y ganó un Grammy por ello. Además, había producido algunos artistas que a mí me encantaban. Hay que ponerse en contexto. Yo venía de haberme producido y auto-editado mi primer disco “The Relief Sessions” (2012). Le pregunté si querría producirme algunas canciones y le envié algunas maquetas. Su inmediata respuesta fue: “¿Y por qué no todo un álbum?”. Howard, con ese gesto, me hizo creer aún más en mis posibilidades como artista.

¿Como cantautora has sentido alguna vez que tenías las cosas más difíciles que tus compañeros hombres?

He ido cambiando de opinión respecto a esa idea a lo largo de los años. Creo que, de entrada, es más o menos igual de complicado para hombres y mujeres hacer nuestra incursión en el mundo de la música, aunque las mujeres debemos luchar contra unos estereotipos que los hombres no. Pero, para mí, la cuestión forzosamente tiene que ir más allá de este primer eslabón, tiene que ver con la dificultad que supone para nosotras ganarnos respeto y credibilidad. En otras palabras, la trascendencia artística.

Tu música tiene tintes folk, nostálgicos… ¿Qué te inspira para componer?

Suelo hablar de temas comunes como el amor y el desamor, la rabia, la pérdida, la nostalgia, la sensación de no pertenencia a un lugar concreto, el desarraigo. Pero también la superación, la lucha, la fe en conseguir un objetivo mejor. Vivo entre montañas, así que fácilmente el entorno paisajístico y ambiental cala en mis composiciones. Soy muy fan de la falacia patética.

En tu disco “Cross The Verge” hablas de la pérdida, ¿crees que en la industria musical falta que se dé espacio a lo que tenemos que decir las mujeres?

La música, como toda profesión, no vive sola y aislada en un mundo paralelo. Vivimos en una sociedad machista. Creo que en todas las profesiones, en la sociedad misma, es necesaria que la visión de la mujer tenga más presencia y relevancia. No es algo que se ciña únicamente a la industria musical.

La mayoría de las mujeres en los grupos musicales son vocalistas, ¿Has tenido que hacer frente a estereotipos por ser mujer?

Por supuesto. Pero es lo que te he dicho, es un mal endémico de la sociedad. El hecho de ir con un chico a un bar y que el refresco te lo sirvan a ti y la cerveza a él es un ejemplo tan ridículo pero que dice tanto de todo lo que hay por cambiar aún. No es un caso aislado, me pasan a menudo situaciones como esta.

De tu último disco “Dripping Springs”, se ha dicho en otros medios como Público: “su composición e interpretación, su personalidad y ese intangible áurea cautivador que desprende”. ¿Cómo vives que tu música sea tan bien recibida?

Me llena de felicidad y, al tiempo, siento cierta incredulidad, o quizá es timidez. Los elogios me gustan, obviamente, pero me sonrojan al tiempo. Soy muy relajada en ese sentido. Relativizo mucho. Obviamente, como artista te expones cotidianamente, no puedes esconderte. Es un riesgo diario. Cuando tocas en diferentes países y escuchas los comentarios cariñosos que te dicen después del concierto, cuando hablas con músicos cuyos discos están en la estantería de tu casa desde hace años y respetan y admiran lo que haces, cuando lees críticas favorables… Sientes que estás haciendo las cosas bien.

En 2016 sólo el 10% de los conciertos analizados por Tiketea estuvieron protagonizados por una artista solista o por un grupo de mujeres. A su vez el colectivo “naboterritorios”, que persigue la igualdad en los festivales de música, elaboró un informe sobre 20 festivales en el verano de 2016 cuyos resultados son devastadores: sólo el 10% de quienes participaron en los festivales eran mujeres. ¿Qué piensas de esta situación desigual que padecen las mujeres en la industria musical?

Creo que, por suerte, esa tendencia va cambiando lentamente. Proyectos como el Empower y otros en una línea similar, la propia discusión en los medios, creo que ayuda a que la mirada se focalice más en todo este tema. Y, de alguna manera, como te decía en la primera pregunta, si las niñas de hoy ven que se habla de ello, y que cada vez suenan más grupos de chicas y más cantautoras en las radios, que se programan más en la salas y festivales, que bailan con más DJs, que en la industria encuentran más promotoras, más jefas de prensa, verán en ellas un espejo en el cual reflejarse y, quiero pensar que la cosa solo puede ir a mejor si es así y si esto no es solo fruto de una moda pasajera o de un ‘cupo’ que hay que cubrir porque es lo políticamente correcto.

Forbes publicó en noviembre del año pasado una lista con las mujeres mejor pagadas de la industrial musical en ese año. Entre ellas, encontramos a Beyoncé, Jennifer López o Rihanna. ¿Es posible llegar a liderar el panorama musical sin acceder a la cosificación y sexualización de los cuerpos?

Lo veo difícil. Beyoncé o Rihanna me parecen dos grandes artistas. Beyoncé, por ejemplo, me parece el ejemplo a seguir: dueña de si misma, de su carrera y de su imperio. Ahora bien, no me encuentro cómoda en la hipersexualización de todas ellas. En ese sentido, estoy en la línea de Virginie Despentes. Parece que tengan que pedir perdón por ser mujeres poderosas y de ahí que tengan que posar siempre en actitud “Fóllame”. Hay una línea fina entre la emancipación y seguir el juego que marca la industria (machista). Falta mucho para cambiar esas reglas.

 

Aquí puedes escuchar “Dripping Springs”, el último álbum de Joana Serrat:

 


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