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mayo 4, 2018

Colombia, uno de los países de América Latina con más desigualdades entre sus regiones


Solo superado por México y Guatemala, Colombia tiene grandes retos para garantizar el acceso a la salud o la igualdad de género, entre otros, en todos sus departamentos.

América Latina es la región más desigual del mundo, al menos en la distribución de los ingresos que reciben las personas, como ha insistido desde hace varios años la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). Un reciente informe, publicado por el Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural (Rimisp), hace énfasis en un aspecto, y es la desigualdad a nivel territorial, que ocurre dentro de un mismo país y en muchas dimensiones. Es decir, lo difícil que puede ser acceder a un servicio como el de salud en un departamento, por ejemplo, Guainía, en comparación con otro, como Huila. (Lea: Pobreza superior al 80 % en el Pacífico, un reto para el posconflicto).

El documento, titulado Pobreza y desigualdad. Informe latinoamericano 2017, reconoce que “América Latina ha realizado considerables avances económicos y sociales en las últimas décadas. Sin embargo, estas mejoras no han alcanzado a todos los territorios por igual”. Esta edición, la cuarta que hace Rimisp, tuvo en cuenta siete países, incluido Colombia, pues son los que cuentan con información actualizada que permite arrojar conclusiones. Para evaluar los avances, los investigadores tomaron como base nueve de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), trazados en 2015 por más de 150 países, con miras a 2030. Los ODS escogidos son los relacionados con pobreza, igualdad de género, salud, educación y dinamismo económico y empleo. (Lea: ¿Qué datos de las cifras de pobreza aún preocupan?).

El estudio de Rimisp concluye que Colombia es uno de los países de América Latina en donde hay más brechas entre unas regiones y otras (entre unos departamentos y otros), sólo superado por México y Guatemala. Junto con Perú y Bolivia, son países con una inequidad territorial alta, mientras que Chile y Ecuador, los de mejor desempeño en el informe, clasifican en una inequidad territorial media. Según Ignacia Fernández, directora de Rimisp, hay una especie de concentración de las brechas negativas (es decir, el menor acceso a bienes y servicios en comparación con el total nacional) en los territorios rurales.

En Colombia no es difícil pensar que esta situación es producto de factores como la desconexión física de zonas rurales, a causa de carencias de infraestructura, algo que el conflicto armado ha agravado durante décadas. Para hacerse una idea de la desigualdad, “en el 2014 hubo departamentos como Huila, con tasas bajo las 15 madres fallecidas por cada 100.000 nacidos vivos”, según señala el informe, que toma como base las cifras oficiales que reportan los países. El objetivo del mundo en esa materia es que para 2030 la tasa de mortalidad materna llegue a menos de 70 por cada 100.000 nacidos vivos. Pero aquí, un departamento como Guainía superó las 660 madres fallecidas.

En cuanto a desigualdad de ingresos, medida por índice de Gini (mientras más cerca de 1 más desigualdad hay), Rimisp señala que en Colombia “se produjo una disminución del promedio simple del índice Gini. Entre el 2013 y el 2015 el promedio simple departamental cambió de 0,51 a 0,49. La disminución se produjo en 20 de los 24 departamentos del país (para los que había información disponible)”.

Otro aspecto que habla de la desigualdad interna, pero también de lo lejos que estamos con respecto a otros países de la región, es el acceso a fuentes mejoradas de agua y saneamiento. Mientras que en Chile, México y Ecuador los porcentajes promedio de los territorios en este ámbito son cercanos al 90 %, en Colombia alcanza apenas el 65 %,según datos de 2015. El caso más deficitario es Bolivia, con 53 % en 2013. Uno de los indicadores de Colombia cuya contracción destaca Rimisp es el de trabajo infantil. “Colombia resalta por sus bajos porcentajes de trabajo infantil. En el 2014 el promedio simple departamental del indicador era de 6,2 % y en el 2015, sólo de 5,7 %. Huila fue el departamento que registró la mayor disminución: 8,1 % a 5,3 %. El departamento de Meta también tuvo buen desempeño, su porcentaje bajó de 9,3 % a 6,8 %. Los casos en donde el trabajo infantil aumentó, el cambio fue poco”.

A nivel de la región, el informe arroja conclusiones como que, a excepción de Guatemala, se observa una tendencia general para cumplir la meta de los ODS de reducir a la mitad la pobreza, pero con muchos territorios retrocediendo en este objetivo. En el caso colombiano, a partir de las cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística, es posible ver que, entre 2008 y 2017, la pobreza en términos de ingresos pasó de 42 % (42 de cada 100 en pobreza monetaria) a 26,9 %, con un único incremento en 2016, cuando pasó de 27,8 % a 28 %. La brecha entre lo urbano y lo rural se viene cerrando, hasta tasas de pobreza de 24,2 % en las cabeceras y 36 % en las zonas rurales. En cuanto a pobreza multidimensional (la que mide condiciones de acceso a salud, educación, entre otros, y no sólo los ingresos), la brecha es más grande: la tasa urbana es de 11,4 % y la rural, de 36,6 %. (Lea: Pobreza en 2017: ¿cuáles fueron las ciudades con mejor y peor desempeño?).

En cuanto a igualdad de género “el porcentaje de mujeres que son autoridades locales varía mucho entre territorios, pero, en la generalidad de los casos, todavía es muy bajo como para pensar en la posibilidad de cumplir con la meta” del ODS, dice el informe. Rimisp aborda el porcentaje de mujeres alcaldesas y/o concejalas electas por departamento en Colombia durante  2015, y concluye: “cerca del 76 % de los departamentos eligió al menos una mujer dentro de las autoridades locales. Sin embargo, más allá de las grandes diferencias departamentales, el porcentaje de mujeres con cargos públicos de elección popular es aún muy bajo, alcanzando un promedio simple departamental de 17 %. Ningún departamento supera el tercio en la tasa de mujeres electas en cargos públicos; de hecho, los porcentajes más altos se encuentran en Vaupés, con un 33 %, y en Córdoba, con un 27 %. Más aún, ocho departamentos (incluido el departamento capital nacional Bogotá) no tienen ninguna mujer electa”.  

Una de las intenciones de la publicación de Rimisp es ilustrar lo lejos o cerca que están los países y sus territorios para alcanzar los propósitos de la agenda a 2030. “Proponemos abordar integralmente el desarrollo, para lo cual la articulación y la coordinación de actores son fundamentales, es el desafío para los países de América Latina”, añadió Ignacia Fernández, antes de la presentación del informe en Bogotá, en la Universidad de los Andes.

Fernández, de Rimisp, resaltó que el énfasis territorial del informe busca visibilizar las brechas entre un departamento y otro, lo que a veces se desdibuja en los promedios o los totales nacionales que como país nos reflejan en ránquines internacionales y que tienen a Colombia, incluso, aspirando a pertenecer a la OCDE. La idea es que el documento ayude a dar luces tanto a académicos como a representantes del Gobierno, en futuros estudios y formulación de políticas.

Para Roberto Angulo, socio fundador de la firma Inclusión y uno de los comentaristas del informe durante la presentación en la Universidad de los Andes, el documento ayuda a aterrizar, con cifras y análisis, los retos y avances en la región respecto a los ODS, unas metas que, según él, muchas veces pueden quedarse en el plano de lo retórico. “El análisis territorializado es un aporte interesante, porque permite identificar tanto buenas como malas noticias”, dijo. No obstante, resaltó que lo territorial adquiere relevancia al tener en cuenta a las personas que ocupan ese territorio, así como las diferencias entre un departamento y otro. Por ejemplo, no se trata de garantizar que todos los territorios tengan la misma cantidad de universidades, pero sí que todos los habitantestengan la oportunidad de elegir y acceder a una.

En cuanto a la propuesta de articulación entre las entidades públicas y la sociedad civil que hace Rimisp, Angulo plantea no dejar de lado el sector privado, de manera que el engranaje tenga en cuenta no sólo a actores del territorio, como las entidades oficiales y la población, sino también los mercados. Señaló la importancia para un próximo gobierno de “trabajar sobre los construido”, en programas como “Jóvenes en acción”, que apoya con transferencias monetarias la formación para el trabajo y la inclusión productiva de los participantes. “Colombia lleva cuatro periodos (de Gobierno) reduciendo la pobreza de forma acelerada y aumentando la clase media. Hay muchas cosas que funcionan y que no deberían reversarse. Pero, al tiempo, exige una modernización de la política social (a causa del crecimiento de la clase media). El Gobierno que llegue tiene que ser capaz de conservar lo que ha servido pero, al mismo tiempo, innovar”.

FUENTE: EL ESPECTADOR


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