abril 30, 2018
“¡Esta guerra no es con nosotros!”, Tumaco volvió a marchar por la vida y la justicia
Con la consigna #TUMACONOAGUNTAMÁS los nariñenses salieron nuevamente a las calles para exigir acciones del gobierno que le regresen la tranquilidad a un municipio en el que la paz no aterriza.
En menos de 30 días la infraestructura eléctrica del Piedemonte Costero sufrió tres atentados. Cinco municipios de Nariño quedaron en la oscuridad. Por eso, el Comité Unidos por Tumaco la Vida y la Justicia convocó a la comunidad para tomarse este viernes 27 de abril las calles del territorio. Esta no es la primera vez que el pueblo se moviliza, durante este año, los nariñenses han organizado jornadas pacíficas en redes sociales para exigir la protección de sus derechos.
Esta mañana, los tumaqueños se volcaron nuevamente en las calles. “¡Basta ya!”, decían, vestidos de blanco y negro mientras sostenían mensajes de rechazo por el abandono en el que según ellos los tiene el Estado. Sus voces son una denuncia. Declararon un día cívico para mostrar las condiciones en las que hoy está uno de los municipios en los que la guerra no cesa.
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La paz no ha aterrizado en Tumaco. La erradicación de cultivos ilícitos sigue siendo un desafío de proporciones gigantes en el municipio. Vivir en un territorio seguro es un sueño que se asoma y desaparece con los asesinatos que ocurren diariamente en las calles por las que hoy los nariñenses marchan.
Aunque la ola de violencia que sufre el territorio tumaqueño es una de las grandes preocupaciones en este municipio del pacífico colombiano, no es el único problema por el que hoy sus habitantes salieron a exigir solucines. “No es solamente hablar del posconflicto, lo que queremos es que se empiecen a realizar las acciones que realmente generen cambio”, dijo Alexander Burbano Cortés, uno de los organizadores de la marcha.
Las peticiones del pueblo son claras, quieren que los saquen de la emergencia económica, social y humanitaria. “Exigimos del gobierno acciones concretas y efectivas que permitan resguardar nuestra tranquilidad, preservando el orden público y nuestro bienestar, como es su deber”, aseguran, soluciones que van más allá del posconflicto.
La tensión que se vive en la frontera, las extorsiones de las que son víctimas y la amenaza de los negocios ilegales como el narcotráfico tienen cerrados los establecimientos comerciales y han contribuido a que la situación económica y social del pueblo sea cada vez más crítica. Guacho no es el único delincuente que hay en la zona, decían, preocupados porque los esfuerzos del gobierno solo se centren en detener a las disidencias de las Farc y los grupos de narcotráfico en la región. No quieren que el país les siga dando la espalda. Exigen que se tomen serio sus necesidades insatisfechas.
A las nueve de la mañana inició el recorrido. Desde cinco puntos, niños y adultos se prepararon para la jornada. Daban pasos lentos y hablaban con firmeza. Aunque quieren ser escuchados con urgencia, no había afán de llegar al punto de encuentro.
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Desde hace meses la iglesia, el comercio y los colectivos sociales de la región se sientan alrededor de una mesa. Discuten ideas y planean acciones como la de hoy. Las ideologías políticas que normalmente los dividen, no están invitadas a los encuentros. “Somos hermanos, somos un solo pueblo, cuando nos reunimos nadie tiene en cuenta las colectividades políticas a las que pertenecemos, solo queremos trabajar por el pueblo”, aseguró Burbano.
La marcha de hoy es solo una de las actividades que han organizado. Planean manifestarse en los próximos meses en Pasto, Cali y Bogotá. Saldrán a las calles hasta que los escuchen, hasta que el gobierno empiece a ejecutar un plan con el que ellos puedan recuperar la esperanza.
Tumaco queda lejos del lugar en el que se toman las decisiones más importantes del país. Pero aún así, esperan que la voz que hoy levantan llegue hasta el centro de Colombia. Para muchos habitantes que hoy se movilizaron, lo que está sucediendo en la frontera no ha agudizado el problema que ellos viven. “Esto siempre ha sido así de complejo, lo que sí ha cambiado es que se ha visibilizado lo que diariamente vivimos acá”, dijo Burbano.
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“Deberían entender que están afectando a todo un territorio y en especial a las grandes mayorías del pacífico nariñense quienes son los sectores menos favorecidos”, le dijo el Comité en un comunicado a quienes quieren generar terror y zozobra en el municipio.
Durante la marcha, los tumaqueños terminaron de firmar el Mural de la paz, un telón blanco de aproximandamente 60 metros en el que escribieron mensajes por la paz y la reconciliación. El mural es una iniciativa del Comité Cívico los buenos somos más y ya se ha extendido durante otras cinco manifestaciones que han realizado en las comunas del municipio. En centenares de mensajes están resumidos los sentimientos de los 200.000 habitantes del pueblo: “Queremos vivir tranquilos, queremos un Tumaco bonito”, rezaba una de las firmas.
“Esta guerra no es con nosotros”
En una carta dirigida al presidente Juan Manuel Santos, el Comité le pidió al mandatario una atención especial e inmediata del gobierno nacional para reconstruir el tejido social y la economía legal del territorio. El propósito más urgente de la marcha es que el presidente autorice la creación de un Consejo de ministros en Tumaco donde su gabinete pueda escuchar las necesidades que el municipio pide que sean resueltas.
Otra de las peticiones es la designación de un Alto consejero presidencial que tenga la autoridad para organizar actividades con diferentes instancias del gobierno, que garantice el seguimiento y la ejecución de lo pactado en el plan de choque, y que construya los lineamientos para el Plan Prospectivo Local y Regional.
También exigen la implementación de un Plan integral de apoyo para jóvenes que se enfoque en la población más vulnerable y en los menores que se encuentren en riesgos de hacer parte de las filas de grupos al margen de la ley. Además, quieren que el gobierno revise y cumpla los puntos acordados en el Plan quincenal para Tumaco con el que se dará respuesta a la interconexión électrica rural del municipio, a proyectos educativos, al fortalecimiento económico del Hospital San Andrés de Tumaco, que se encuentra en paro, y se trabajará por la infraestructura y las vías terciarias que puedan unir a las poblaciones más apartadas.
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Para los tumaqueños es necesario que se declare al municipio como una zona de emergencia, mientras se trabaja en acciones que faciliten el inicio de la actividad portuaria en el territorio, se establezca un plan de salvamiento para los sectores productivos de la costa pacífica y se agreguen recursos económicos para terminar la carretera binacional TumacoEsmeralda.
Tumaco sigue diciendo “¡Basta ya!”, un clamor que no se acabará hasta que sus problemas no sean resueltas con efectividad. En las manos del gobierno está que esta población levante cabeza. En las de ellos, el no perder la esperanza.
FUENTE: SEMANA