abril 10, 2018
A ellas nos debemos
La conmemoración del Día de la Memoria y la Solidaridad con las víctimas del conflicto debe recordarnos que ellas deben ser el centro inequívoco de la atención en nuestro proyecto colectivo como nación.
Coincidiendo con la fecha del asesinato del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán –magnicidio que sucedió hace 70 años y que desató una de las etapas más violentas de la historia del país–, se conmemora hoy el Día de la Memoria y Solidaridad con las víctimas del conflicto armado colombiano.
La iniciativa de dedicar un día del almanaque a los millones de compatriotas que han padecido en sus carnes los horrores de la violencia, concretada en la Ley 1448 de 2011, no pudo ser más atinada. En medio de la vehemente confrontación ideológica en que estamos sumidos los colombianos, no está de más que, al menos un día al año, recordemos que existe un colectivo humano situado por encima de nuestras querellas: el de los grandes perdedores. Los que perdieron la vida y los que perdieron seres queridos, bienes, tierras y fuentes de sustento en una guerra a la que, en muchos casos, eran ajenos.
Por mucho que nos hayamos acostumbrado a las cifras, estas no dejan de ser estremecedoras. En la Unidad de Víctimas del Gobierno hay registradas 8,6 millones de víctimas, casi la sexta parte de la población del país. Algo más de dos millones están inscritas en la Región Caribe.
Son cantidades que no solo sobrecogen a cualquier ser humano, sino que suponen un reto formidable a la hora de abordar debidamente el complejo tema de las reparaciones. Las víctimas que lograron sobrevivir a la pesadilla –6,6 millones del total registrado– requieren ayudas económicas, cursos de formación, apoyo psicológico para intentar superar sus impresionantes traumas. Y millones de desplazados esperan retornar a las tierras y los hogares que tuvieron que abandonar por la violencia.
Lamentablemente, el plan de reparaciones del Estado avanza a paso de tortuga. En ese sentido, la conmemoración debería servir como pretexto para exigir a este Gobierno, y al que salga de las urnas en los próximos comicios, un compromiso mucho mayor para impulsar los compromisos con las víctimas.
Entendemos que existan discrepancias sobre el alcance del Acuerdo de Paz con las Farc y que la sociedad colombiana se encuentre dividida en el diagnóstico sobre las responsabilidades en la violencia. Sin embargo, las partes deberían realizar un esfuerzo sincero para dejar a las víctimas al margen de la confrontación política.
Los reportes dan cuenta de que hay víctimas de los paramilitares, de las guerrillas, de agentes del Estado, e incluso de todos a la vez, lo cual pone de manifiesto la complejidad del conflicto que ha desangrado a Colombia durante más de seis décadas.
Que un día como hoy sirva para pensar en esos 6,6 millones de mujeres, hombres, niños que luchan por seguir viviendo tras semejante barbarie. Y en los casi dos millones que no vivieron para contarlo.
FUENTE: EL HERALDO