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marzo 26, 2018

Desaparecen niñas indígenas colombianas al parecer contactadas por red sexual


Se trata de dos menores de 12 y 14 años de edad del departamento del Cauca. Según las primeras versiones, fueron contactadas a través de redes sociales por un grupo criminal dedicado a la explotación sexual.

Las autoridades indígenas del departamento colombiano del Cauca buscan hoy a dos menores, de 12 y 14 años, que desaparecieron luego de ser presuntamente contactadas a través de redes sociales por un grupo criminal dedicado a la explotación sexual de menores de edad.

De acuerdo con miembros del Resguardo de Ambaló, ubicado en el municipio de Silvia, que hace parte del Cauca, en el suroeste del país, los familiares de Alejandra Pechené Pillimué y Juliana Alexandra Gil Rodríguez perdieron contacto con ellas el viernes pasado. Las autoridades divulgaron las fotografías y las identiddades de las niñas para ayudar en su búsqueda.

El gobernador indígena, Gabriel Pillimué, dijo a periodistas que al parecer “las menores fueron contactadas mediante engaños por una red de explotación sexual”.

Según Pillimué, la intención de los delincuentes sería la de llevar a las menores a Popayán, capital del Cauca, y posteriormente a la ciudad de Cali, en el vecino departamento del Valle del Cauca.

Tras recibir la denuncia por parte de las autoridades indígenas, la Fiscalía General de la Nación y la Policía Nacional comenzaron la búsqueda de las menores.

El pasado 26 de enero se confirmó el hallazgo de los cuerpos sin vida de dos adolescentes de 14 años que fueron reportadas como desaparecidas el 22 de enero en el Cauca.

Dichas menores fueron identificadas como Sory Briyidh Polanco Sánchez y Vanessa Usnas, compañeras de un colegio del municipio de Corinto.

Por este hecho las autoridades capturaron a un joven de 17 años que fue visto en compañía de las menores el día en el que desaparecieron.

En ese momento, la Policía inspeccionó la casa del capturado y halló un bolso con manchas de sangre que al parecer pertenecía a una de las menores.

FUENTE: EL ESPECTADOR


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