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marzo 14, 2018

“La igualdad de género es un asunto de sentido común”


En entrevista con SEMANA, Thorsteinn Víglundsson, ministro de Asuntos Sociales y de Equidad de Islandia, explica cómo el país aspira a convertirse en la primera nación del mundo en equiparar los derechos de los hombres y las mujeres.

Se dice que Islandia es lo más cercano a un paraíso terrenal. Tiene una de las mayores rentas per cápita del mundo (50.320 USD), la segunda tasa de desempleo más baja de Europa (3%) y una de las esperanzas de vida más altas de todos los tiempos (82,5 años). Sin embargo, este país nórdico, de no más de 338.000 habitantes, circula en todos los medios con otro titular: dentro de algunos años sería la primera nación del planeta en alcanzar la igualdad de género.

El secreto, cuenta a SEMANA Thorsteinn Víglundsson, ministro de Asuntos Sociales y de Equidad de Islandia, es que el país ha sido “contundente a la hora de impulsar normas para erradicar la desigualdad”. Hoy más de un 40 por ciento de su parlamento está compuesto por mujeres. En 2009 superó la peor crisis económica de su historia bajo el liderazgo femenino, y en mayo de  2017, se convirtió en primer país en aprobar una ley que prohibirá pagar diferente sueldo a hombres y mujeres en razón de su género.

Pero llegar hasta allí no ha sido fácil. Según Thorsteinn “todo comenzó el 24 de octubre de 1975 con la Huelga Nacional de las Mujeres”.  Ese día ninguna mujer en el país trabajó. Los hombres tuvieron que quedarse en casa cuidando a sus hijos, mientras que tiendas, colegios y empresas colapsaron. La economía de Islandia se fue al suelo, pero con ello los islandeses  comprendieron el verdadero rol que jugaban las mujeres en la sociedad.

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Desde entonces, alcanzar la paridad se convirtió en una obsesión del país.  Ahora, con la reciente ley que busca erradicar la brecha salarial, Islandia emprende el camino final para lograr la igualdad de género. Una meta que sus habitantes esperan cumplir en diez años.

Víglundsson, quién tendrá la tarea de poner en marcha esta ley que cambiará por completo la historia, explica por qué todas las naciones deberían interesarse por equiparar los derechos de los hombres y las mujeres.

SEMANA: ¿Cómo Islandia llegó a convertirse en el país con mayor legislación sobre el tema de género en el mundo?

Thorsteinn Víglundsson: Yo diría que tiene mucho que ver con el proceso que empezó en 1975. En ese momento hubo una búsqueda de participación femenina en política que quedó acentuada luego de una huelga nacional de las mujeres en ese mismo año. Después de eso, incrementó considerablemente la preocupación por la calidad de vida la mujer, por su vida profesional y su educación, lo que hizo que para ellas fuera más fácil dar el primer paso para superar la desigualdad, pues el primero siempre es el más crítico.

SEMANA: ¿Cuáles fueron las iniciativas que lograron generar el cambio?

T.V.: En 2000, por ejemplo, se estableció que ambos padres tenían que cumplir 9 meses de licencia posnatal, es decir, que la madre y el padre tienen derecho a 3 meses cada uno y, luego, se reparten los otros 3 como quieran. Sin embargo, lo más importante fue que las mujeres lograron que los hombres entendieran que dejar el trabajo por la maternidad debería ser una responsabilidad y un derecho compartidos. Esto logró que ambos estuvieran al mismo nivel en el tema.

SEMANA: Pero no solo fue eso…

T.V.: Sí, en 2013, se estableció que todas las instituciones y compañías con más de 50 empleados deberían tener al menos un 40 por ciento de uno de los dos sexos en sus consejos de administración. Fue un gran cambio porque eso hizo que las cifras de trabajo de la mujer incrementaran de una forma dramática en la sociedad. Ahora, estamos trabajando en que las compañías no puedan pagar salarios distintos a hombres y mujeres solo por el hecho del género. La ley ya se aprobó en marzo de 2017 y nuestra meta es que dentro de diez años se haya erradicado totalmente esa brecha.

SEMANA: ¿Cómo han vivido los hombres este proceso, hubo algún tipo de resistencia?

T.V.: Sí, la hubo, pero se viene enfrentando y trabajando, pues son socios de compañías, parte activa del trabajo, como también empleados y trabajadores corrientes. Sobre la ley de brecha salarial hubo pruebas de implementación y hemos venido trabajando mucho para que ningún sector se vea afectado. Hay toda una política nacional sobre eso, pero lo cierto es que el mercado laboral tiene que mejorar y a eso es a lo que le estamos apostando.

SEMANA: Islandia ha tomado medidas contundentes contra la desigualdad de género, como ha dicho, pero muchas veces estas son insuficientes si no existe una buena pedagogía al respecto ¿Cómo se trata el tema en escuelas y universidades?

T.V.: Hay un material de enseñanza obligatorio en todas las escuelas sobre la igualdad de género, pero lo más importante es que se toma seriamente. Creo que eventualmente podríamos hacer más de lo que estamos haciendo, pero seguimos mejorando. El reto más grande en la educación en cuanto a la equidad de género son los valores inconscientes o patrones indebidos que tiene la sociedad y que están en todas partes; muchos de ellos discriminatorios con las mujeres.

SEMANA: ¿Y cómo lo logran?

T.V.: Para trabajar en eso tenemos guías que mandamos desde el Ministerio al sistema educativo, algunas sobre cómo seguir enfrentando el tema o sobre cómo construir un pensum de enseñanza igualitaria. Esto tiene que ver con el desarrollo de ciertas actividades y la elección de una profesión, sobre las que siguen habiendo prejuicios muy grandes. Por eso, tratamos de ofrecer Igualdad de posibilidades en el acceso a la educación y, también, en mejorar la forma de atraer a más mujeres a la fuerza laboral. En eso hemos tenido éxito, sin embargo, hemos tenido menos éxito en atraer a los hombres a profesiones que han sido enmarcadas para las mujeres. Por otra parte, hemos trabajado en temas que tienen que ver con la dominación y la imposición. Hay que interesarse en los deberes y en lo que en sí involucra la profesión para lograr mantener una equidad; y no en crear agendas separadas entre los géneros.

SEMANA: Ustedes han demostrado que los liderazgos femeninos pueden llegar a salvar a un país en momentos de crisis como en la recesión de 2008. Sin embargo, es un hecho que hoy en día solo el 22 por ciento de los cargos parlamentarios del mundo son ocupados por mujeres. ¿Cree que sigue existiendo resistencia a que las mujeres ocupen altos cargos de poder?

T.V.: Bueno, yo creo que el empoderamiento de las mujeres es crucial para asegurar una igualdad. Si tomamos el caso de Islandia, nos tenemos que devolver a los años 80 donde empezó a haber un importante acceso de las mujeres a la política. En 1980, Vigdís Finnbogadóttir se convirtió en la primera mujer en llegar a la Presidencia y fue reelegida cuatro veces, desde 1980 hasta 1996. Desde entonces, la mujer tuvo un crecimiento fantástico en política.

SEMANA: ¿Y tanto que también tuvieron primera ministra?

T.V.: Sí, a Jóhanna Sigurðardóttir, entre 2009 y 2013. Es decir, las mujeres han sido activas en política y desde esa época hemos estado compartiendo responsabilidades en el parlamento de forma importante. Y creo que vamos en la dirección correcta.

SEMANA: Hace poco un eurodiputado polaco -Janusz Korwin-Mikke- aseguró que “las mujeres deben ganar menos porque son más débiles y menos inteligentes”. ¿Qué opina de que hombres en importantes cargos conserven este pensamiento?

T.V.: Yo estaría más preocupado por la inteligencia de la persona que dijo eso. Por supuesto, que es algo inapropiado, absolutamente, y no merece la pena armar un debate con alguien que hizo un comentario tan tonto.

SEMANA: En Colombia es común el maltrato físico entre parejas y la violencia contra la mujer. ¿Cómo trabaja Islandia este problema?

T.V.: Bueno, se han implementado leyes que permiten actuar más rápidamente en casos de violencia doméstica. Por ejemplo, la policía tiene la posibilidad de actuar. Pero en Islandia no arrestamos a la gente sino que buscamos una mejoría social. Nuestro énfasis es proteger a la víctima y enfocarnos en ella. Darle una armadura muy completa. Por otra parte, hacemos una declaración muy fuerte: si una mujer es violada, no es su culpa. Una violación nunca es culpa de la víctima. Además de la vergüenza que pasa la persona, hay que hacer todo para establecer quién es el verdadero responsable y proteger a la víctima.

SEMANA: En algún momento usted dijo: “Si quieres progreso, debes forzarlo” ¿Cree que para un país como Colombia, que acaba de darle resolución a un conflicto armado de 50 años, sería prematuro apostarle a políticas tan contundentes como las de Islandia?

T.V.: Para mí es muy difícil opinar porque afortunada (o desafortunadamente) nací y me eduque en un país en paz. Sin embargo, creo que una sociedad debe procurar construir espacios que enseñen a tener mayor tolerancia y participación, y, una vez establecidos, debe enseñarle a la ciudadanía por qué es importante enfocarse en temas humanitarios y en derechos civiles. También diría que hay que empezar por acabar con los estereotipos de la mujer a partir de la educación.  La igualdad de género no es solamente un tema de derechos civiles sino que es un asunto de sentido común: en la medida en que las mujeres tienen más oportunidades, el ingreso per cápita de un país se vuelve más alto, hay más progreso y esto aplica para cualquier país.

SEMANA: Colombia se enfrenta a elecciones presidenciales en medio de una fuerte polarización. En la carrera hay varias mujeres. Desde la experiencia de Islandia, ¿Qué beneficios podría traerle al país que una mujer llegara a la presidencia en un momento coyuntural como el que vive Colombia?

T.V: En eso siempre deberían influir más las características individuales que el género de cada candidato. En Islandia los electores se enfocaron en las políticas que ofrecían.

SEMANA: Finalmente, ¿Cuál cree que ha sido la clave para que todas estas propuestas e ideas hayan tenido éxito?

T.V.: Lo realmente importante es que ha existido un respaldo general de la sociedad. Hay un enorme respaldo a la legislación y un amplio entusiasmo con el que la gente lo practica. Más de 75 por ciento de nuestra población apoya estas iniciativas y creo que esa ha sido la clave.

FUENTE: SEMANA


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