marzo 1, 2018
‘Voy a ser la primera senadora trans del país’
Tatiana Piñeros, exdirectora de Turismo, explica por qué quiere llegar al Congreso de la República.
Los adornos navideños están por el suelo. Jack, un escandaloso chihuahua que no soporta mi presencia, ladra, quiere que me vaya. Estoy en un apartamento del piso 18 de un complejo residencial que está pegado a los cerros orientales, en Chapinero. Un sofá blanco y un ventanal con una vista privilegiada de la montaña dibujan la sala del hogar de Tatiana Piñeros, una mujer que hace 10 años era hombre; un prestigioso contador con amplia experiencia en el sector público y privado.
La vida de Tatiana es de cambios bruscos. Después de estudiar Contaduría, especializarse en Recursos Humanos y cursar una maestría en Gestión de Organizaciones –y tras 20 años de experiencia en el sector público, que incluye cargos en la Contraloría General de La Nación, la Secretaría General de Bogotá y la dirección del Instituto de Turismo de la capital–, ahora quiere cambiar el Congreso.
Es alta, 1,76 centímetros de estatura, y casi siempre usa tacones. De ojos y sonrisa grandes. Las curvas gruesas de su rostro y la rigidez de sus manos revelan su pasado masculino, pero la delicadeza en su maquillaje, el cabello cepillado y la silueta curvilínea de su cuerpo respaldan su presente femenino. Tatiana, que no revela el nombre que tuvo de hombre, tiene 40 años y, según ella, todo para ser senadora. “Propongo que nos valoren como personas y profesionales, no por lo que tenemos en medio de las piernas”, sugiere mientras con apacibles caricias desactiva la gritería de un Jack que terminó por aceptar mi visita.
Usted es bogotana…
Sí, y siempre he vivido acá. Mi mamá es de Cundinamarca y mi papá, de Boyacá, tengo dos hermanos hombres, uno mayor y el otro menor, y siempre vale la pena decirlo: hombres heterosexuales. Como mujer trans siempre está el cuestionamiento a los parámetros de la familia, entonces dicen: ah, claro, es que como sus papás se separaron por eso usted es así. ¿Y por qué mi hermano mayor no?
¿En qué momento empezó a dejar de sentirse hombre?
Desde siempre sentí una atracción hacia lo femenino, me gustaba cómo se comportaban las niñas, no me gustaban los juegos de los niños, pero en mi familia me inculcaron que de acuerdo a mi sexo biológico pues tenía que comportarme como hombrecito. Mi papá me daba carros, pero yo quería el lapicito y el peluchito de mis primas. Fui creciendo con ese vacío de que me identificaba con las niñas, pero era un niño. No tenía información de qué me estaba pasando, todo se convertía en un tema de añorar ser algo que no podía.
¿Cómo fue su infancia, los años en el colegio?
Soy de colegio público, estudié en el Luis Carlos Galán Sarmiento, en Puente Aranda. Esa institución tenía una estrategia que era juntar a esos niños líderes –como los chachos– con un niño o niña que tuviera buenas notas, para que hicieran como un tema de pares. El juicioso debía estar pendiente del avance académico de su compañero, y, en compensación, este lo cuidaba para que no fuera sujeto de ‘bullying’. Por esa razón, para mí no fue tan fuerte, pero sí es cierto que en los colegios se señala por cualquier condición; por gordo, por usar gafas, por ser negro o por ser gay.
Para mí no fue tan fuerte, pero sí es cierto que en los colegios se señala por cualquier condición; por gordo, por usar gafas, por ser negro o por ser gay.
Yo salí a los 16 años, cuando estaba despertando en el tema sexual. Era hombre y no me gustaban las mujeres, entonces pues era gay. Hice mis estudios en inglés y sistemas y con el ‘boom’ del internet ingresé a la Contraloría porque necesitaban a alguien que manejara Windows 95. Con la web se abrió una ventana y comencé a tener información frente a qué me pasaba. Tuve relaciones con hombres gais, pero no me gustó como me trataban, y no me gustaban las mujeres, sino los hombres serios, pero yo no les gustaba a ellos.
Y entonces…
Me empecé a enterar de que existía un tema de transgenerismo, y ya con la sombrilla de que hay transgéneros, travestis, transexuales, preoperadas y posoperadas, entonces me comienzo a ubicar y me doy cuenta de que soy una persona transexual porque siempre quise ser mujer. No era un tema de que me excitara vestirme como mujer, sino que quería vivir en este rol femenino. Todo esto pasaba mientras estudiaba Contaduría y trabajaba en la Contraloría, una entidad algo machista.
¿Cuándo nació Tatiana?
Mi familia y amigos me apoyaron, si antes había tomado decisiones conscientes, maduras, pues esta también iba a hacer así. No era una locura, yo estaba completamente segura. Durante muchos años me gané ese derecho estudiando, trabajando y aportando en mi casa. El domingo 30 de septiembre del 2007 nació Tatiana, el lunes 1.° de diciembre fue mi primer día de mujer, tenía un ‘jean’ bota campana con una blusa café, como estas que parecían murciélagos. Me acuerdo que tenía el cabello negro. Además me demoré dos meses organizando todo mi clóset, sabía que al llegar a la oficina la gente se iba a impactar, entonces, obviamente, se hizo un proceso de cambio con la gente, informales que el gerente ahora era la gerente. Al principio todos me miraban de arriba a abajo todo el tiempo, pero fueron adaptándose y terminaron apoyándome, no por ser trans, sino por ser Tatiana Piñeros, eficiente, respetuosa y responsable.
Me demoré dos meses organizando todo mi clóset, sabía que al llegar a la oficina la gente se iba a impactar, se hizo un proceso de cambio con la gente, informales que el gerente ahora era la gerente.
Porque el país en general tiene una imagen negativa de distintas instituciones, pero el Congreso es una de las más desacreditadas. A raíz de ver cómo hay tan poca participación de distintos grupos poblacionales, o del real sentir de la gente, diferentes personas hemos comenzado a decir: necesitamos hacer presencia en el Congreso, teniendo en cuenta que allí se hace control político y también se hacen las leyes que nos benefician o afectan. Esta ‘Lista de la decencia’, más que personalidades famosas, son personas del común que hemos estado inmersos en el ámbito político o público y decimos que necesitamos retomar los hilos de la decencia en el Congreso.
Pero esa lista no es tan ciudadana, es más bien de izquierda
La lista se está construyendo todavía, contamos con personajes como Gustavo Bolívar, quien es escritor y guionista; Carolina Corcho, reconocida en diferentes espacios; Aída Avella y muchos más que se han dado a conocer por su buen trabajo y por representar a alguna comunidad.
¿Cree que el país está listo para tener su primera congresista transexual?
Creo que sí, estuvo listo para tener en su capital a una directora de Turismo trans, que era quien vendía la imagen de Bogotá ante el mundo…
… Pero en ese cargo la nombraron, aquí va a ser la gente…
Es verdad, pero mi trabajo y la hoja de vida que he podido escribir con honestidad es lo que puedo mostrar. Venimos de años de historia en la que se han elegido a los mismos hombres y a las mismas mujeres, y ahora aparece una persona que está reclamando un espacio, no por ser transexual, sino por lo que puede aportar. En este momento de la historia, hay que marcar estos cambios, la gente está cansada de lo mismo. Yo soy una mujer católica, que cree en una guía superior, que cree que la religión no puede ser esa inquisidora que te señala y juzga, sino que basándonos en el amor y el respeto, podemos salir adelante. Teniendo todo esto claro, voy a ser la primera congresista trans de Colombia.