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noviembre 29, 2017

“La participación de la mujer en cargos de poder y liderazgo en ciencias es solo del 11%”: Paola Tello Guerrero


Fue escogida junto a 80 mujeres para ir a la Antártida, como parte de un proyecto que trabaja por la diversidad de género y la educación.

A finales del 2015, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 11 de febrero como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, una forma de reconocer la falta de participación, plena y equitativa, de las mujeres en las comunidades científicas.

Las aulas de las carreras científicas reflejan paridad de género, pero la presencia de las mujeres se reduce en posiciones de liderazgo, poder y toma de decisiones.

La iniciativa Homeward Bound, que nació en el 2016, trabaja por aumentar el liderazgo de las mujeres en el campo científico, con el fin de influir en las políticas y en la toma de decisiones relacionadas al cuidado del medioambiente. La meta, a mediano plazo, es construir una red de mil científicas de diferentes nacionalidades que, a partir de un programa de un año, puedan desarrollar sus habilidades estratégicas para convertirse en voces de peso en temas medioambientales a nivel mundial.

En su primer año, 76 mujeres iniciaron este proceso, que culminó con la expedición femenina más grande realizada a la Antártida. Para esta ocasión, fueron 80 las escogidas, entre las que se encuentra Paola Tello Guerrero, quien pasará tres semanas en el continente de hielo a partir de febrero. A sus 31 años, tendrá sobre su espalda la responsabilidad de ser la embajadora del país, que, por ser el segundo más biodiverso del mundo, es clave para entender los efectos del cambio climático.

Necesitamos que nuestras niñas, desde edades tempranas, se enamoren y vean lo capaces que son de explorar el mundo. 

¿En qué momento empezó su interés por las ciencias?

Conocí la física en el colegio Nuestra Señora del Pilar, cuando entré a décimo. Mi profesora, Esperanza Flórez, nos enseñó la materia con colores y regla. Me parece que cuando uno inicia una actividad sintiendo que es capaz de hacerla, abre un camino a la curiosidad y al gusto. Ahí se abrió la puerta para mí. Tuve suerte de encontrarme con una profesora que me motivó.

¿Cómo termina trabajando en Inglaterra?

Soy física con enfoque en geociencias. Cuando me gradué, trabajé un año en el Instituto Colombiano del Petróleo. Después, tres años con el profesor José María Jaramillo, que es uno de los mejores geólogos del país. Sin embargo, siempre había querido aprender inglés y, en esa tarea, comencé a contactar gente para dar con oportunidades de estudio o trabajo fuera del país. La oportunidad apareció en Inglaterra y, después de un año en un proceso selección, llegué a Guildford, en febrero del 2015.

¿Cómo reciben a una científica colombiana en Inglaterra?

Con mucha incredulidad. ¿Por qué traer a una persona desde tan lejos? Bueno, pues resulta que en Inglaterra no había personas que estuvieran capacitadas para realizar el trabajo y eso obligó a la compañía a buscar aspirantes en el exterior. Y bien sea por suerte o mérito, mi perfil se ajustaba. Yo llegué sin saber qué estaba haciendo porque todo pasó muy rápido. El primer día me preguntaron si podía enseñarles español y para mí fue perfecto porque les enseñaba al tiempo que practicaba mi inglés. Esa fue una puerta grandísima para conocer a mis compañeros de trabajo y que ellos me conocieran a mí.

¿En qué consiste exactamente su trabajo?

¿Tú conoces el tomógrafo, esa máquina de los hospitales que tiene ese círculo gigante donde lo meten a uno? Bueno, yo trabajo con un aparato similar, pero en vez de meter personas meto rocas. Las escaneo y con el mismo software de un hospital creamos una imagen digital. Luego, sobre esa imagen, escogemos puntos diferentes de la roca para tomar muestras y hacer un estudio de sus propiedades, como porosidad y permeabilidad y determinar así la calidad de la roca. Estos estudios son aplicados en la industria del petróleo.

¿Qué es Homeward Bound: La madre tierra necesita a sus hijas?

Es un proyecto global de cambio climático, ciencia y liderazgo femenino. Somos científicas alrededor del mundo elegidas durante 10 años, actuando por la educación y el cuidado del planeta. Es la primera vez que Suramérica participa y yo tengo el honor de ser la representante de Colombia.

¿Por qué se organiza una expedición conformada solo por mujeres?

Hay muchas razones. La primera de ellas, unirnos. El objetivo a mediano plazo de Homeward Bound es construir una red de 1.000 mujeres que, desde sus distintas nacionalidades, disciplinas, ideales y proyectos, podamos trabajar en objetivos comunes. La segunda razón es visibilizar. Mostrar al mundo por qué causas se están uniendo las mujeres, qué está pasando alrededor de su trabajo. La participación de la mujer en cargos de liderazgo y de poder en ciencia, es solo el 11%. Hay algo que está fallando. Cuando llego a los eventos, siempre pido una lista de cuántas mujeres y cuántos hombres hay (entre expositores, conferencistas, asistentes) y la participación de la mujer siempre es menor.

Los hombres tienen un papel importantísimo: como apoyo, motor de cambio y fuerza para dejarnos brillar. 

¿Por qué cree que la participación de la mujer en cargos de poder y liderazgo en ciencias es solo del 11%?

Hay dos puntos críticos: cuando somos niñas y cuando decidimos ser mamás. Necesitamos mayor motivación para que nuestras niñas, desde edades tempranas, se enamoren y vean lo capaces que son de explorar el mundo. Requerimos políticas claras que beneficien a las madres y su carrera profesional, incrementar los escenarios para comunicar nuestras necesidades y, sin duda, fomentar la presencia de mujeres en cargos de poder. Este es un tema que se debe poner sobre la mesa, para presentar acciones y abrir el camino a otras mujeres.

¿Cree que el liderazgo femenino en esta disciplina (o en cualquier otra) es estigmatizado por culpa de los estereotipos que sociedades como la colombiana le imponen a la mujer?

Las modelos no son brutas, las científicas no son feas y las santandereanas no somos bravas. Entre todas y todos tenemos que darles vuelta a estos prejuicios que, aunque muchas veces son inconscientes, afectan a nuestra sociedad, nos llenan de violencia y nos alejan del progreso y el respeto.

¿Por qué cree que las niñas no se interesan en las ciencias?

Porque como sociedad nos enfocamos en lo lindas que son las niñas; de hecho, es lo primero que les decimos cuando las saludamos: “¡Qué linda eres!”. Con un niño rara vez pasa eso. A ellos, en cambio, les hablamos de lo chévere que es su camiseta, de si les gusta el fútbol, cuál es su figura de acción favorita. Siempre los motivamos con lo que les gusta. A las niñas las restringimos a su belleza. Tenemos que migrar a preguntarles a esas niñas qué temas están viendo en el colegio, cuál es su materia favorita, por qué les gusta, qué países les interesaría visitar. Si no, ellas crecerán creyendo que lo más importante en la vida es estar lindas.

Cargan desde pequeñas con la ‘obligación’ de tener una apariencia perfecta…

Hay estudios que demuestran que los hombres y las mujeres tienen el mismo riesgo de sufrir de depresión cuando son niños, pero en la adolescencia el riesgo para las mujeres se duplica, y es porque la publicidad dirigida a nosotras está cargada de estereotipos sobre cómo debemos lucir, cómo debemos actuar y qué debemos consumir.

¿Por qué motivar a las niñas a estudiar ciencias?

Por negocios y placer. En pocos años, la mayoría de profesiones serán relacionadas con tecnología, ciencias y matemáticas. Si no preparamos a estas niñas ¿dónde quedará la fuerza laboral? Como sociedad necesitamos grupos diversos y productivos. Y por el placer de crear una sociedad que discuta y argumente, que se cuestione y evalúe sus actos. Esta experiencia, la más gratificante de mi vida, me ha servido para mirar a los ojos a estas futuras profesionales y decirles que ellas pueden ser lo que quieran. Si alguien más pudo, todas podemos.

Ampliar la discusión

¿Cuáles son esos cambios que debemos hacer a la hora de criar a nuestras niñas con intereses que vayan más allá de la apariencia física?

Debemos conversar con las niñas acerca de otros temas. Aquí no se trata de dejar de decirles que son lindas, o que no sean femeninas, pero es importante ampliar la discusión. Tenemos que leer con los niños y niñas, pero también leer sin ellos, que nos vean leyendo, la lectura abre el pensamiento crítico y los intereses, y enamora a las personas de diferentes áreas. Yo no estoy promoviendo que todas las niñas sean científicas, pero sí que todas las mujeres podamos ver que el conocimiento es algo que nadie nos puede quitar porque está en nuestra cabeza, lo llevamos puesto.

¿Qué acciones necesita la madre tierra de sus hijas?

Podemos ayudar de dos formas. Primero, cuestionando nuestras acciones diarias. ¿Hay forma de tener lo mismo sin tanto empaque? ¿De dónde viene este producto? ¿Es sostenible? ¿Puedo caminar hacia determinado sitio o llevar a alguien más en mi carro? Una vez abrimos los ojos no hay nadie que nos los pueda cerrar y esto es el equilibrio de nuestro entorno y nuestros recursos. Reciclar no es suficiente, debemos movernos a reducir y reusar.
Segundo, apoyando a otras hijas, desde las más pequeñas, abriendo el mundo a la libertad de jugar, subirse a los árboles, preguntándoles por su materia favorita, más allá de su muñeca preferida. Ellas necesitan modelos a seguir, mentoras, historias de otras mujeres que se destaquen, porque cuando uno tiene una referencia, nos va a ayudar a encontrar un camino. Necesitamos apoyarnos, escucharnos y defender nuestros derechos y libertades juntas.

Y sus hijos, ¿qué papel tienen? 

Ellos tienen un papel importantísimo en este proyecto y en este momento de la historia, como apoyo, motor de cambio y fuerza para dejarnos brillar. Cuando un hombre en un cargo de poder reconoce que en sus reuniones las mujeres no son la mitad de la mesa, debe plantear acciones y llegar a esa meta. Si evidencia bromas o prejuicios que realmente son una barrera para nuestra sociedad, tiene la responsabilidad de aclararlas, corregirlas y garantizar que no ocurran nuevamente.

¿Cuál considera que es su responsabilidad frente al hecho de ser la única colombiana que hace parte de este proyecto?

Primero, ¡ser la única colombiana es un honor, ‘mano’! En la parte técnica el trabajo es ilimitado. Mi labor como física con experiencia en geociencias está orientada a las energías de transición y a conectar esto al cambio climático. Colombia, al contar con tanta riqueza natural, es una pieza clave para entender los efectos del cambio climático. Globalmente me permite visibilizar mi región, Santander, mostrar nuestro país, su biodiversidad, la creatividad que nos caracteriza, ese positivismo incontrolable y llevar nuestros productos de orgullo. El bote en el que iremos llevará café colombiano de Amor Perfecto.

Tenemos que preguntarles a las niñas qué están viendo en el colegio, cuál es su materia favorita, qué países quieren visitar.

 

¿Y su responsabilidad a nivel de país?

En Colombia, es poner el tema del cuidado del planeta, de nuestros océanos, como una tarea urgente de todos en cada empresa, cada casa y cada individuo. Mi misión, además, es abrirles las puertas a otras mujeres, compartirles lo que estoy aprendiendo, lo que estoy viviendo y, por supuesto, hablarles a las niñas. En septiembre estuve en Colombia durante tres semanas haciendo unos talleres que se llaman ‘Antártida para Valientes’, en Bucaramanga, Bogotá y Medellín. A finales de noviembre realizaré un recorrido por las costas Caribe y Pacífica, junto a la Fundación Pies Descalzos y de la mano de empresas nacionales comprometidas con la educación y el medioambiente.

 

¿De qué se trata ‘Antártida para valientes’?

Es un taller para jugar y preguntar puntos claves en la ciencia. Son 60 minutos de reflexión sobre el rol de las mujeres en la ciencia y el cambio climático; de conocer a nuestros amigos pingüinos y de escribirles cartas de amor contándoles cómo, desde Colombia, desde nuestras decisiones diarias, los vamos a proteger.

 

¿Qué espera de esa visita a la Antártida?

Espero que sea útil para otros, que este proyecto sea el comienzo de cosas muy chéveres. Quiero llegar allá y trabajar con estas mujeres, conocerlas y aprender de ellas. Me imagino la Antártida como un lugar sagrado, tan inmaculado que a veces me da pena llegar allá, me parece tan intocable y tan perfecto que nadie debería ir, pero si esto va a ser una excusa para que trabajemos muy fuerte por protegerlo, iré con gusto y aprovecharé cada segundo.

 

¿De dónde vienen sus ideas y su motivación para trabajar?

Del amor propio con ayuda del deporte, el yoga y la lectura; de mi familia amorosa y cómplice de mis sueños; de mis amigas y amigos; de mi fuerza, mi voz y mi diversión, y de muchas colombianas y colombianos que han escuchado este proyecto y con sus sonrisas, mensajes y buenos deseos me ayudan a trabajar con más fuerza y ganas.

¿Cómo terminará el año y comenzará el 2019 para Paola Tello Guerrero?

En noviembre, estaré en la Costa Caribe y Pacífico con el taller Antártida para Valientes. Diciembre y enero será de preparación técnica, emocional y física, y en febrero será la expedición a la Antártida. La aventura, las historias y los sábados antárticos se podrán seguir en mis redes sociales de Facebook e instagram @pateguerrero. Ya veremos que viene post-expedición, ojalá muchas cosas buenas para Colombia.

FUENTE: CROMOS

 


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