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noviembre 21, 2017

Sí, Jineth, nunca más callaremos


Romper esta ley del silencio sobre violencias contra las mujeres se vuelve inaplazable.

El asunto del reinado de belleza de Perú me sigue fascinando. Esas reinas, en un escenario evidentemente preparado (por supuesto no fue espontaneo, todavía no podemos soñar), nos contaron cuáles eran sus medidas, y no eran propiamente las famosas 90-60-90, como todo el público esperaba.

No, fueron medidas de las impresionantes cifras de violencias contra las mujeres, justamente en este mes de noviembre, un mes de activismo mundial de la no violencia contra las mujeres. Cifras de feminicidios, de agresiones sexuales, de violaciones, de violencias intrafamiliares, de violencias físicas y psicológicas.

Aprovecho para contarles que Perú le gana a Colombia en muchos de estos datos. En feminicidios y otras violencias, Colombia ocupa el no muy honroso segundo lugar en América Latina y del Caribe.

Una por una, todas las reinas, en vestidos de gala y con una seriedad a toda prueba, daban sus medidas, las medidas de una peste misógina inconcebible, herencia de una cultura patriarcal-colonial-machista que parece no ceder. No ceder, pero sí divulgarse poco a poco.

Las medidas de una peste misógina inconcebible, herencia de una cultura patriarcal-colonial-machista que parece no ceder. No ceder, pero sí divulgarse poco a poco.

Viendo el video, me quedé en un primer momento sin saber qué pensar; yo, que desde hace unos 20 años o más no he dejado de criticar con vehemencia este evento, que se parece más a una feria de una insoportable belleza formateada sin sentido para toda una generación de mujeres hoy empoderadas y decididas a romper con arcaicas y estereotipadas representaciones de la femineidad. De hecho, el reinado de belleza colombiano ha perdido hoy casi todo su brillo e importancia de antaño.

Y, claro, un reinado de belleza no es probablemente el mejor lugar para hablar de estos temas y denunciarlos. No obstante, Jineth Bedoya nos recuerda todos los días que no es más el momento de callar, que no será nunca más el momento de callar.

Romper esta ley del silencio sobre violencias contra las mujeres se vuelve inaplazable. Recordando que se trata de cualquier violencia contra las mujeres, y aprovecho hoy para denunciar el ocultamiento de las escritoras cuando se mandó a diez escritores hombres a París para un evento en el marco de los encuentros Francia-Colombia. Y, sea reinado de belleza o eventos culturales, no hay lugares proscritos para denunciar hechos de violencias, físicas, sicológicas o simbólicas.

Y como nos encontramos recordando también en este mes de noviembre estas dolorosas fechas del genocidio del Palacio de Justicia (6 de noviembre de 1985) y de la desaparición de Armero (13 de noviembre 1985), quisiera refrescarles la memoria contándoles que ninguna princesa de nuestro reinado de belleza ocurrido justo después de Armero fue capaz de pedir la cancelación del concurso o de denunciar estos dramas de un país en luto. No, desfilaron como siempre, con sus sonrisas imbéciles y sus tacones de 12 centímetros, alrededor de una piscina donde tampoco se atrevieron a botarse para desordenar un escandaloso evento, tanto para las mujeres como para el país.

Entonces, ¡bravo! para las reinas del Perú, ¡bravo! para las escritoras colombianas furiosas, y ojalá estos eventos les recuerden que centenares de mujeres en Colombia se la están jugando desde hace años para denunciar lo# que a veces acaban de descubrir…

FLORENCE THOMAS

FUENTE: EL TIEMPO


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