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octubre 3, 2017

Irene Meler: «Las mujeres exitosas no son atractivas eróticamente para el hombre»


La psicoanalista y cofundadora del Foro de Psicoanálisis y Género de Buenos Aires habla de por qué las mujeres exitosas no consiguen pareja, explica que los argentinos son los más psicoanalizados del mundo y detalla las diferencias entre hombres y mujeres en el plano laboral

¿Se logrará la igualdad entre el hombre y la mujer? ¿El género desaparecerá y viviremos en una sociedad más equitativa? ¿Por qué las mujeres tienen más estudios que los hombres pero menos éxito que ellos a nivel laboral? ¿Por qué a las mujeres que son independientes les cuesta más conseguir una pareja estable? Estas son algunas de las preguntas que Irene Meler respondió.

Doctora en psicología, psicoanalista y cofundadora del Foro de Psicoanálisis y Género de la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires, acaba de sacar un libro llamado «Psicoanálisis y Género» de Editorial Planeta, en el que compila distintas reflexiones teóricas y experiencias de gestión que dan cuenta de la evolución de los estudios de género y de su relación con algunos desarrollos psicoanalíticos actuales. Estos trabajos se unifican y lo que buscan aportar es un proceso de transformación del orden tradicional en las diferentes relaciones de género.

-¿Qué relación hay entre el psicoanálisis y los géneros?

-Por un lado, los estudios de género han estado muy influidos por el feminismo. Y el feminismo ha sido muy crítico con respecto al psicoanálisis porque el texto freudiano tiene aspectos muy misóginos que Freud escribió a fines del siglo XIX y comienzos del XX. Estaba muy influido por la misoginia de la época. Entonces, muchos de sus escritos sobre la femineidad y la sexualidad femenina están muy sesgados por prejuicios en contra de las mujeres. Lógicamente cuando cambia el estatuto social de las mujeres y empiezan a surgir los movimientos sociales inspirados en el feminismo, la actitud fue muy crítica hacia el psicoanálisis pero a la vez como estamos protagonizando una transformación cultural inédita, digamos, y muy veloz. Las académicas ya sean psicólogas, sociólogas, filósofas, antropólogas, inspiradas en el feminismo comprendieron que el psicoanálisis proporciona la mejor teoría creada hasta el momento, por lo menos, para comprender la mentalidad de las personas.

-¿Cree que hoy hay menos diferencias entre el hombre y la mujer?

-Yo creo que hay un avance enorme pero que no hemos llegado a la paridad total de ningún modo. Esto se ve, por ejemplo, en las pirámides ocupacionales, las mujeres en Argentina dentro de las universidades son mayoría, completan más posgrados, tienen mejores notas pero hacen peores carreras laborales. Esto tiene que ver con la dificultad de conciliar trabajo y familia, por un lado, y porque todavía muchas mujeres siguen considerando que el cuidado de los hijos y la atención del hogar son parte de sus responsabilidades y lógicamente eso resta tiempo y energía para el desarrollo de la carrera. Y todavía muchos hombres no han tomado como propio la mitad de la carga de trabajo hogareño y de la crianza de los hijos.

-Usted dice que a la mujer que se destaca profesionalmente es muy respetada pero poco deseada por los hombres. ¿Por qué?

-Sí. Porque si un hombre logra acumular saber, o poder, o dinero, o sea algún emblema de poder social, eso lo transforma en algo más atractivo a los ojos de las mujeres. Esto es una cuestión de observación cotidiana. Un hombre que tal vez no sea tan atractivo físicamente pero que es muy inteligente, o muy exitoso, o muy rico, logra que mujeres jóvenes y hermosas lo deseen y quieran estar con él. En cambio, en el caso de las mujeres esto no ocurre así porque una mujer exitosa o poderosa o adinerada puede ser muy respetada, como ser humano, pero no resulta atractiva eróticamente porque el erotismo femenino está históricamente asociado a la juventud, a la frescura, incluso a la dependencia y a la inmadurez.

Psicoanálisis y genero. Irene Meler

-¿La mujer trabajadora e independiente inhibe al hombre?

-Por lo menos, es lo que ha venido ocurriendo. Yo creo que ha ido cambiando pero todavía lo que ocurre es que la representación que todos tenemos de la diferencia sexual, es decir entre hombres y mujeres, la asimila a una jerarquía, como si uno dijera: ‘alto–hombre’, ‘bajo–mujer’, ‘fuerte–hombre’, ‘débil–mujer’. ¿Se entiende? Entonces, al tener la diferencia jerarquizada pensando siempre que el hombre siempre tiene que ser un poco más alto, un poco mayor, un poco más inteligente y un poco más rico que la mujer, esto crea la base de las relaciones jerarquizadas y quedan huellas inconscientes y muy profundas de estos arreglos ancestrales. Por supuesto que van a tener que cambiar porque al acceder las mujeres a la condición de ciudadanía plena y tener acceso a los estudios superiores y al trabajo remunerado, la paridad entre saberes y poderes entre mujeres y varones va a ir en aumento, pero lo que todavía los sexólogos llaman los guiones eróticos, es decir, lo que la gente común llamaría los ratones, las fantasías de deseo son muy tradicionales.

-¿De esta manera nunca va a desaparecer el machismo?

-Yo tengo esperanza de que en algún momento desaparezca. El trabajo al que vengo dedicando mi vida está destinado a lograr que en algún momento desaparezca pero también estoy segura de que no voy a llegar a verlo.

-También habla de la cultura post divorcio. ¿De qué se trata?

-Me parece que esto es algo a crear, más vale, porque hasta ahora lo que vemos, en la mayor parte de los casos, y esto lo digo por mi experiencia como psicoterapeuta con orientación psicoanalítica, es que después de un divorcio la amargura y el conflicto permanecen durante largos años y afectan gravemente a los hijos que están muy tironeados entre los puntos de vista de la madre y los puntos de vista del padre. Entonces lo que me parece que hay que crear, ya que la monogamia ha caducado y cada vez son más las parejas que tienen un tiempo de duración y después desarman y se vuelven a constituir nuevas uniones, me parece que hay que construir una cultura post divorcio que permita criar a los hijos, cuando hay hijos en común, de una manera cooperativa, no competitiva y no dañar a las futuras generaciones.

-¿Por qué los argentinos son los que más acceden al psicoanálisis?

-No tengo explicación. Es una pregunta que se ha hecho mucha gente pero yo no he encontrado ninguna explicación que me convenza del todo. Se da así. En Argentina y en especial en las grandes ciudades y con Buenos Aires a la cabeza, somos una de las regiones más psicoanalizadas del planeta, donde hay más psicoanalistas y donde la gente toma la psicoterapia como parte de su rutina de vida, por decir así. Son muchas personas en general de sectores medios.

-A diferencia de Viena, la cuna del psicoanálisis, donde casi no hay terapia.

-Hay poco, por lo menos en comparación con el desarrollo que tenemos acá, es escaso. Y en muchos de otros países centrales muy desarrollados, el psicoanálisis no tiene el desarrollo que ha tenido en la Argentina. No sabría explicar por qué.

-¿Cuáles son los temas recurrentes que recibe de sus pacientes?

-Una consulta que vengo escuchando con mucha frecuencia e insistencia últimamente deriva de las mujeres jóvenes de sectores medios, educadas, en general universitarias, independientes que tienen un buen trabajo, en muchos casos que viven en un departamento que es de su propiedad, y mujeres que están entre los 35 y 45 años y que no logran hacer pareja estable y eso les causa sentimientos de infelicidad. Pese a la liberación sexual que existe en este momento, ellas anhelan tener un compañero, digamos una relación permanente con la que puedan contar y además, desean procrear. Entonces, muchas veces recurren a la consulta pensando que son obstáculos psíquicos los que les impiden concretar este deseo. Después de ver muchas consultas de este tipo llegué a la conclusión de que más allá de las dificultades psíquicas, que alguna de estas mujeres pueda tener como cualquier persona, hay una tendencia social.

-¿Cree que en algún momento van a desaparecer los géneros?

-No sé si los géneros debieran desaparecer. Respecto a esto hay dentro del campo del estudio del género bastante debate, hay quienes piensan que la única forma de erradicar la desigualdad es que desaparezcan los géneros, es decir, que estas personas que somos nosotras, que somos dos mujeres, ya no seríamos socialmente, culturalmente, mujeres, aunque fuéramos dos hembras mujeres. Y los que hoy vemos y llamamos hombres o varones, ya no serían lo que culturalmente se llama varón. A mí me resulta muy difícil imaginarme un mundo así. Yo más vale desearía que las diferencias, las diversidades, no las diferencias polarizadas, exageradas, pero las diversidades entre las personas prevalecieran y prosperaran pero que no dieran lugar a diferencias jerárquicas.

FUENTE: INFOBAE


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