octubre 31, 2025
A 25 años de la Resolución 1325: 9 de cada 10 procesos de paz en el mundo no tienen negociadoras

De acuerdo con datos del informe sobre las Mujeres, la Paz y la Seguridad, del Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, 676 millones de mujeres viven cerca de conflictos mortales (el nivel más alto desde 1990). La violencia sexual ligada a conflictos subió un 87% en dos años.
• Las mujeres representan solo el 7% de los negociadores y el 14% de los mediadores globales.
• El gasto militar mundial superó los 2,7 billones de dólares en 2024, mientras que las organizaciones de mujeres en zonas de conflicto solo recibieron el 0,4% de la ayuda.

Estas cifras son difundidas este mes de octubre cuando el mundo conmemora el 25º aniversario de la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, así como los 30 años de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing. Ambos hitos marcaron un antes y un después al reconocer que la paz duradera depende de la participación plena, igualitaria y significativa de las mujeres en la prevención, resolución de conflictos y procesos de reconstrucción.
Sin embargo, un cuarto de siglo después, la promesa está lejos de cumplirse. La comunidad internacional ha reiterado su compromiso con la agenda de Mujeres, Paz y Seguridad, pero los últimos años han mostrado estancamiento e incluso retrocesos. Un factor clave que socava los avances es la creciente reacción negativa contra los derechos de las mujeres y la igualdad de género. La disminución del apoyo a la diplomacia y la proliferación de conflictos y armas ponen en riesgo los avances logrados.
La paz no puede seguir entendiéndose únicamente como ausencia de guerra. Es un concepto integral que exige justicia social, derechos humanos y desarrollo sostenible. La verdadera paz requiere abordar las causas profundas del conflicto con soluciones sostenibles y sensibles al género, donde las mujeres estén en el centro de la formulación de políticas.
Al respecto, Maria Inés Salamanca Vidak, representante país a.i. de ONU Mujeres en Colombia, comentó que “veinticinco años después de la Resolución 1325, necesitamos voluntad política y recursos para que la participación de las mujeres en la paz y la seguridad sea una realidad, y para revitalizar el multilateralismo y el derecho internacional frente a la creciente escalada de conflictos y armas que amenaza la paz y los derechos de las mujeres y las niñas”.
El momento es ahora: invertir capital político y recursos financieros no da espera. La vida de millones de mujeres constructoras de paz, defensoras de derechos humanos y organizaciones locales depende de que se cumpla una verdad contundente: cuando las mujeres lideran, la paz llega.
Colombia: de la promesa global al compromiso nacional
Colombia ha asumido un rol clave en este escenario. El país dio un paso histórico al incluir más de 100 medidas de género en el Acuerdo Final de Paz, convirtiéndose en referente internacional del cumplimiento de la Resolución 1325. Estas disposiciones son una expresión concreta de la agenda Mujeres, Paz y Seguridad, y su implementación plena es una obligación ética, política y jurídica.
La Embajadora de Suecia en Colombia, Maria Cramér, indicó que «Colombia ha dado un paso fundamental al diseñar su primer plan de acción para implementar la Resolución 1325. Este avance demuestra el compromiso del país con la inclusión de mujeres y niñas en sus políticas de seguridad y paz. Esto es solo el comienzo. Este plan debe traducirse en acciones concretas que garanticen su participación activa y significativa en los procesos de paz. Desde Suecia, apoyamos firmemente este esfuerzo, porque creemos que una paz sostenible y duradera solo es posible cuando incorpora plenamente las voces y perspectivas de las mujeres, las adolescentes y las niñas”.

Implementar el Acuerdo Final y el reciente primer Plan de Acción de la resolución 1325 en el país, no es solo cumplir compromisos: es dignificar la vida, proteger los territorios y transformar las estructuras que perpetúan la violencia. La hoja de ruta está trazada: las más de 100 medidas de género del Acuerdo y las 105 acciones del Plan de Acción Nacional de la Resolución 1325 no pueden seguir postergándose.
Un plan histórico: el Plan de Acción Nacional de la Resolución 1325 (PAN1325) en Colombia
Adoptado tras más de dos décadas de espera y con la participación de más de 1.500 mujeres, el PAN1325 constituye una deuda histórica saldada con las colombianas. Este instrumento de planificación feminista, interseccional y territorial transforma la noción tradicional de seguridad en una apuesta por la dignidad y la justicia. El PAN1325 es el instrumento articulador de las políticas públicas de género de la agenda de mujeres, paz y seguridad en el país, con un horizonte de paz completa y con enfoque de seguridad humana feminista. Sus siete líneas temáticas —desde la participación política, la autonomía económica, la salud integral y la justicia, hasta la defensa del territorio, la movilidad humana y la vida libre de violencias— son reflejo de las múltiples formas en que las mujeres construyen y sostienen la paz.
La implementación del PAN1325 requiere voluntad política, recursos y seguimiento. Con 105 acciones, 33 entidades responsables, indicadores, metas y presupuestos definidos, su éxito dependerá de la articulación interinstitucional, el monitoreo participativo y el respaldo internacional.

Lo que está en juego
Colombia tiene hoy la oportunidad de convertirse en referente mundial de una paz feminista y transformadora. Cumplir con lo pactado en el Acuerdo Final y con la Resolución 1325 permitirá al país demostrar que la paz se construye con las mujeres en el centro, desde los territorios y con justicia social.
El mensaje es claro: la paz no puede esperar. Garantizar la participación plena de las mujeres en cada negociación, proceso de implementación y política pública es asegurar que la paz llegue con raíces profundas. Porque cuando las mujeres lideran, la paz llega.
FUENTE: ONU MUJERES












