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octubre 9, 2025

Mamografía en Colombia: solo 4 de cada 10 mujeres acceden a este examen


La cobertura se estanca en 38 % y limita la detección temprana del cáncer de seno reduciendo las opciones de tratamiento.

El cáncer de mama no solo es el tumor más diagnosticado en el país, sino también la principal causa de muerte en la población femenina. Cada año se registran miles de casos nuevos y la mamografía sigue siendo la herramienta más efectiva para detectarlo a tiempo, cuando los tratamientos son menos invasivos y las probabilidades de supervivencia se multiplican. Aunque hoy menos de cuatro de cada diez mujeres en edad de riesgo acceden a este control, la experiencia internacional y los programas nacionales muestran que hay margen para mejorar la cobertura y salvar más vidas.

El Plan Decenal para el Control del Cáncer 2012-2021 fijó una meta ambiciosa: alcanzar coberturas de tamización superiores al 70 %. Si bien en 2024 —última cifra oficial— la cobertura llegó al 38 %, este dato sirve como punto de partida para reforzar estrategias y acelerar el cumplimiento de los objetivos.

“Todavía estamos lejos de la cobertura ideal. Aunque hemos visto avances, pasar de 27 % en 2018 a 37,9 % en 2024, la brecha sigue siendo grande y afecta directamente la posibilidad de salvar vidas”, señala Sergio Cervera Bonilla, líder quirúrgico de la Unidad Funcional de Cáncer de Mama del Centro de Tratamiento e Investigación sobre Cáncer Luis Carlos Sarmiento Angulo (CTIC).

El reto es mayor en zonas rurales, donde la escasez de equipos, la falta de radiólogos especializados y la ausencia de programas organizados dificultan el acceso. No obstante, iniciativas de tamización organizada, jornadas móviles y alianzas con hospitales de referencia abren un camino para ampliar la cobertura.

“Necesitamos fortalecer estrategias como la tamización organizada y garantizar que las EPS cumplan con la oportunidad en la realización de las pruebas. No basta con que la mamografía esté incluida en el plan de beneficios; si no hay acceso real, la cobertura queda en el papel”, advierte Cervera.

A ello se suma un debate relevante: la edad de inicio. En Colombia, la norma recomienda iniciar la mamografía a los 50 años, cada dos años hasta los 69, y entre los 40 y 49 años sugiere el examen clínico de mama. Pero la evidencia internacional respalda comenzar una década antes.

“Empezar a los 40 años permite detecciones más tempranas, que son el principal determinante para conseguir una cura. Además, cada vez vemos cáncer de mama en pacientes más jóvenes”, resalta María Alejandra Bravo, oncóloga e investigadora en la Unidad de Cáncer de Mama del CTIC.

Mitos y temores: la otra barrera que retrasa el diagnóstico

Aunque la mamografía está incluida en el plan de beneficios en salud, persisten alginas falsas creencias y miedos que llevan a muchas mujeres a aplazar este control. De hecho, algunas piensan que solo es necesario realizarse esta prueba si hay antecedentes familiares, mientras otras la evitan por la idea de que es un procedimiento doloroso.

“El peligro de los mitos es que llevan a las mujeres a consultar tarde. Llegamos a diagnosticar la enfermedad en etapas avanzadas o metastásicas, cuando los tratamientos son más agresivos y con mayores complicaciones”, explica Cervera.

Uno de los temores más frecuentes está relacionado con la compresión del seno durante la toma de imágenes. Para el especialista, esa experiencia depende en gran medida de la técnica y de la calidez del personal. “Una experiencia cálida, con equipos modernos y un posicionamiento adecuado de la mama, puede marcar la diferencia para que la paciente no rehúya de repetir la prueba”, agrega.

Bravo, por su parte, enfatiza que la mejor herramienta para superar esas barreras es la información. “Es imposible dejar el temor frente a algo que no se conoce. Entender en qué consiste la enfermedad y los exámenes que permiten su diagnóstico, resaltando los beneficios y la posibilidad de cura de la detección temprana, ayuda a romper mitos”, señala. Y recuerda un aspecto poco visibilizado: “Ojalá no solo recordáramos el cáncer de mama en octubre, cuando se celebra el mes mundial de concientización sobre esta enfermedad, sino todo el año. También puede presentarse en hombres, tema del que hay aún más mitos y desconocimiento”.

Cuando la mamografía arroja resultados sospechosos, existen estudios complementarios que brindan mayor precisión.

“La ecografía mamaria y la resonancia magnética permiten estudiar de forma más completa la lesión, el resto del tejido y la axila, información fundamental para tomar decisiones sobre el tipo de tratamiento”, puntualiza Bravo.

Detección temprana: así cambia la esperanza de vida

La evidencia internacional es contundente: realizar la prueba a tiempo puede marcar la diferencia entre un procedimiento conservador y uno altamente agresivo. La OMS, a través de su Iniciativa Global contra el Cáncer de Mama, plantea que al menos el 60 % de los diagnósticos deberían hacerse en fases iniciales (estadios I y II). En Colombia, el indicador pasó del 47 % en 2017 al 52,11 % en 2024, según la Cuenta de Alto Costo, un avance importante, aunque aún por debajo de la meta.

“Cada diagnóstico temprano significa una esperanza de vida mayor. Cuando la enfermedad se detecta en etapas I o II, los tratamientos son menos invasivos y los desenlaces son mucho mejores”, afirma Cervera.

Las cifras lo confirman: en estadio I la supervivencia a cinco años puede acercarse al 100 %, mientras que en estadio IV metastásico cae hasta el 20 %. “La clave es el estado en el que encontremos la enfermedad. Ese simple factor puede cambiar radicalmente el pronóstico de una paciente”, subraya Bravo.

El país también ha incorporado innovaciones tecnológicas y programas de apoyo. La mamografía digital y la tomosíntesis ofrecen imágenes más precisas y reducen errores diagnósticos. A esto se suman iniciativas como los Consultorios Rosados, liderados por la Asociación Colombiana de Mastología, que facilitan el acceso a controles especializados y acompañamiento continuo.

Hoy el país dispone de más herramientas y conocimiento para enfrentar el cáncer de mama. El desafío es que esas ventajas lleguen a todas las pacientes, sin importar su lugar de residencia. Un diagnóstico temprano sigue siendo la mejor garantía de supervivencia

FUENTE: EL TIEMPO


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