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septiembre 26, 2025

Laura Vargas, colombiana viviendo en España, revela un gesto que le parece extraño de los españoles: “Se siente muy raro que nadie te diga absolutamente nada”


Lo que en su país se normaliza como un piropo, en España se entiende como acoso callejero

Caminar por la calle puede resultar una experiencia muy distinta según el país y la cultura. Sobre todo si eres mujer. Laura Vargas, colombiana viviendo en España, publicó en su red social de TikTok (@lau.vargas64)un vídeo que reabre cuestiones sobre el machismo o la normalización de patrones machistas en el día a día, como en ese caso el acoso callejero.

Para muchas mujeres, los espacios públicos son escenario de acoso constante, desde comentarios invasivos, hasta tocamientos y persecuciones. Sin embargo, en otros contextos la sensación de seguridad y respeto cambia por completo.

Laura Vargas, colombiana viviendo en Madrid, relató su experiencia: “Al principio se sentía raro que nadie te dijera absolutamente nada. Ni en el metro, ni en la calle. Pensaba que en este país no gustaba ni era el prototipo de nadie. Sin embargo, cuando conocí más la cultura, me di cuenta de que se trataba de una cuestión de respeto. Es muy cómodo poder vestirme como quiera sin que nadie me esté mirando de manera morbosa”, agregó.

Aunque le haya costado un tiempo, la joven colombiana ya distingue los piropos del acoso sistemático y callejero que sufren las mujeres por cuestión exclusivamente de género. “En Colombia, es supercomún que cuando vas por la calle te digan cosas cómo ‘ay, que linda’, seas quien seas. Entonces, no estamos hablando de belleza, sino de género“.

El acoso callejero en Colombia, que incluye tocamientos, persecuciones y vigilancia en espacios públicos, es un problema muy grave ya que afecta desgraciadamente a casi toda la población femenina. Según un estudio de la Revista RAYA, el97% de mujeres colombianas han sufrido acoso callejero. Aunque se han aprobado algunas leyes, como la Ley 1257 de 2008, el acoso sigue sin estar completamente estandarizado como delito autónomo, lo que dificulta su sanción y lleva al archivo de muchas denuncias.

Vargas contó una realidad que, desgraciadamente, ocurre más de lo que se piensa. “Me pasó desde muy chiquita, con catorce o quince años. Recuerdo ir caminando sola por la calle y que un tipo en moto o bicicleta me agarró la nalga y se fue. Te sientes tan mal, es horrible y asqueroso”. Una encuesta de la Universidad ECESI y el Observatorio de Equidad de Género de Cali encontró que 1 de cada 4 mujeres colombianas ha sido manoseada en la calle.

Una realidad diferente

Mudarse a Madrid ha permitido a Laura ver una realidad diferente. La ausencia de comentarios invasivos o gestos sexuales protegen su integridad física y le permiten desplazarse, vestirse y expresarse sin miedo. “Hay días que me levanto más extrovertida, más sensual o más coqueta. Puedo ponerme esa blusa con escote y no que me pase nada. O si estamos en verano con mucho calor, ponerme un vestido más ceñido o fresco y que no me morboseen en la calle”.

Para Laura, la diferencia no trata de sentirse ignorada, sino de una sensación de libertad enorme. “No estoy diciendo que nunca vaya a pasar aquí o que aquí no ocurra, pero si te sientes más segura. Y es un acto de libertad. En cómo vestirte y en todo lo demás. Me parece liberador y espectacular”, concluyó.

FUENTE: INFOBAE


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