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septiembre 18, 2025

Embarazo en adolescentes en América Latina y el Caribe: En busca de justicia reproductiva para mujeres y niñas afrodescendientes


BOCAS DEL TORO, Panamá – “No tenemos atención especial para mujeres”, dijo Jakelyn Chiu, madre soltera de tres hijos de la provincia de Bocas del Toro. “Aquí en el distrito no tenemos un ginecólogo permanente. Las mujeres tienen que ir a otra provincia para recibir atención”.

La Sra. Chiu tuvo a su primer bebé a los 17 años y ahora trabaja con el UNFPA, la agencia de las Naciones Unidas para la salud sexual y reproductiva, para empoderar a las adolescentes y prevenir embarazos no intencionales en su comunidad.

En América Latina y el Caribe, una niña se convierte en madre cada 20 segundos, según un informe reciente del UNFPA. Con 1,6 millones de nacimientos al año, la región tiene la segunda tasa más alta de embarazo en adolescentes en el mundo, y las adolescentes afrodescendientes tienen un 50 % más de probabilidades de quedar embarazadas que sus pares no afrodescendientes.

Además, las barreras en el acceso a la atención médica y la falta de información esencial hacen que las mujeres afrodescendientes tengan hasta tres veces más probabilidades de morir durante el parto que las mujeres blancas. Pero, ¿qué impulsa esta crisis y cuáles serán los impactos en el futuro de millones de niñas?

Fuertes desigualdades en la atención médica

La falta de infraestructura en la provincia de Bocas del Toro obliga a muchas mujeres a viajar largas distancias para recibir atención básica, explicó la Sra. Chiu. Recordó una ocasión en la que, estando embarazada y con sangrado, tuvo que viajar más de cuatro horas en transporte público para recibir atención médica.

En toda la región, 20 mujeres mueren cada día por causas relacionadas con el embarazo o el parto. Para las mujeres indígenas y afrodescendientes, el riesgo es hasta tres veces mayor.

Con demasiada frecuencia, los servicios de salud sexual y reproductiva y los centros para denunciar violencia basada en género no solo son físicamente inaccesibles, sino que también resultan inalcanzables debido a la discriminación por género, etnia, raza, ingresos y edad, lo que afecta particularmente a las adolescentes afrodescendientes.

La educación es clave

A través de su proyecto “No Dejar a Nadie Atrás”, con el apoyo de Irlanda y Luxemburgo, el UNFPA trabaja con comunidades a lo largo de la costa caribe de Centroamérica para brindar información, garantizar el acceso a servicios de planificación familiar y ofrecer orientación a jóvenes.

La falta de educación integral en sexualidad y de acceso a anticonceptivos representa un gran desafío para la juventud. “Hay muchos casos de embarazos en adolescentes no intencionales, y esto es algo que debería abordarse”, dijo Rashell Briggitte, una joven de la ciudad de Almirante, cuya amiga quedó embarazada a los 16 años.

Comentó que la provincia tiene una alta tasa de infecciones de transmisión sexual, mientras que en las escuelas la educación sexual se limita a clases básicas de biología. “Debería haber una asignatura en las escuelas para profundizar en este tema”.

El embarazo en adolescentes no solo trunca el futuro y las oportunidades de las niñas, también representa una pérdida económica sustancial para los países, debido a los menores ingresos de las madres jóvenes.

Asegurar la justicia reproductiva implica ofrecer igualdad de oportunidades para las personas afrodescendientes, incluso a través de una educación de calidad. Las mujeres que tuvieron a su primer hijo en la adolescencia tienen menos probabilidades de continuar sus estudios que aquellas que fueron madres a los 20 años o más. Una mujer que es madre por primera vez en la adultez tiene tres veces más probabilidades de completar la universidad y, al ingresar al mercado laboral, puede tener un ingreso hasta tres veces mayor que una mujer que fue madre en la adolescencia.

Estamos todos obligados a luchar contra el racismo. Debemos combatirlo con argumentos, de frente, no acobardarnos ante él”.

Asegurando la justicia reproductiva

Las tasas más altas de mortalidad materna y embarazo en adolescentes entre mujeres y niñas afrodescendientes confirman que los patrones históricos de discriminación reproductiva por raza persisten y, a menudo, no se cuestionan.

“Estamos todos obligados a luchar contra el racismo. Debemos combatirlo con argumentos, de frente, no acobardarnos ante él”, dijo Shirley Campbell, escritora y activista afrodescendiente de Costa Rica. “A veces tenemos miedo porque tememos que el sistema nos arrincone, como lo ha hecho durante siglos”.

Ella habló en un evento del UNFPA en Costa Rica para jóvenes de comunidades afrodescendientes, creoles, garífunas y miskitas del caribe de Centroamérica. La iniciativa abordó el racismo y la discriminación como factores que impulsan el embarazo en adolescentes y buscó mejorar el acceso a la información, servicios y oportunidades que necesitan las niñas de estas comunidades para tomar decisiones informadas sobre sus cuerpos y sus vidas.

“Si caemos en la discriminación, nos afecta de muchas maneras: en el trabajo, en los derechos sexuales y reproductivos, en la seguridad y en muchas otras áreas”, dijo Lenad Gamboa, de Guatemala, quien participó en una capacitación como parte del proyecto del UNFPA.

Empoderando a las comunidades como agentes de cambio

Una de las medidas más importantes para asegurar la justicia reproductiva es escuchar directamente a las comunidades afrodescendientes. Esto significa escuchar sus voces, por supuesto, pero también reconocer el valor de sus culturas y reflejar a sus comunidades en los datos.

El UNFPA aboga por la inversión en programas de partería y sistemas de salud, capacitación culturalmente sensible para proveedores de salud, y mejoras en la recolección de datos para garantizar que las personas afrodescendientes no solo puedan ejercer sus derechos, sino también impulsar transformaciones profundas en sus comunidades.

“Hemos trabajado con las parteras tradicionales para que integren el conocimiento ancestral con las prácticas modernas de salud”, dijo Patricia DaSilva, asesora sénior de programas del UNFPA.

“Esto incluye apoyar el registro de nacimientos precisos. Parece algo muy simple, pero cuando vives en una comunidad remota sin acceso a tecnología, sin acceso a oficinas administrativas, se convierte en un asunto realmente, realmente importante”.

Solo tres países en América Latina y el Caribe – Brasil, Colombia y Surinam – recopilan y reportan datos de salud materna desagregados por etnia o raza. Con el apoyo del UNFPA, 18 países de la región, donde más del 20 % de la población es afrodescendiente, ahora incluyen identificadores étnicos y raciales en los censos nacionales.

FUENTE: https://lac.unfpa.org/


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