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diciembre 6, 2019

¿Inconsistencias en reducción de embarazos adolescentes?


Pese a que es uno de los principales logros de la administración, el ente de control cuestiona cómo se unifican las cifras, la ejecución de programas y su efectividad.

Uno de los principales logros en salud, destacado por la actual administración en Bogotá, ha sido la reducción de embarazos en adolescentes. Su anuncio lo ha respaldado con cifras que muestran cómo, entre 2015 y 2018, se registró una reducción del 25 % en los casos de niñas, entre 10 y 14 años, y del 31 %, de jóvenes entre los 15 y 19 años. Pese a ello, un informe de la Personería hace una serie de reparos al indicador. Advierte, por ejemplo, inconsistencias en la unificación de datos y la falta de coordinación entre las secretarías encargadas del programa, para tener clara su efectividad.

Reducir el embarazo entre mujeres de 10 a 19 años fue una meta que se trazó Enrique Peñalosa desde que asumió como alcalde. Si bien el indicador presentaba una tendencia a la baja desde 2007, para 2015 seguía siendo alto: 367 menores de 14 años y 15.379 menores de 19 dieron a luz ese año. Para contrarrestar esta problemática se incluyó en el Plan de Desarrollo el “Programa Distrital de Prevención y Atención de la Maternidad y la Paternidad Temprana”, coordinado por la Secretaría de Integración Social y articulado con las secretarías de Educación, Salud, Gobierno, Mujer, Planeación, Desarrollo Económico, Seguridad y Cultura.PUBLICIDAD

El trabajo giraba en torno a cinco pilares, entre ellos mejorar el acceso y la calidad de los servicios relacionados con los derechos sexuales y reproductivos; ayudar a los niños y a los jóvenes a tomar decisiones para alcanzar un desarrollo sostenible de sus vidas; implementar estrategias para cambiar idearios sobre la maternidad y paternidad temprana; generar alianzas con el sector privado y la academia, para construir nuevos proyectos, y diseñar un modelo de seguimiento al programa.

En esencia, se cumplió el reto. Según cifras del Distrito, en 2018 dieron a luz 274 niñas menores de 14 años y 10.675 jóvenes menores de 19, lo que representa una importante disminución si se compara con los datos de 2015. Aunque el resultado estuvo en sintonía con la reducción general de nacimientos en la ciudad, que alcanzó el 16 %, y a que hubo más acceso a la educación sexual y reproductiva, para la administración hubo otros elementos que jugaron a favor. Por ejemplo, el programa “Entre pares”, de Integración Social, que promovió el liderazgo en temas de derechos sexuales y reproductivos en la infancia y la juventud, o las plataformas como Sexperto.

La Personería

Aunque los datos del Distrito muestran que se está cumpliendo la meta del Plan de Desarrollo, un informe de la Personería Distrital hace una serie de advertencias sobre el manejo de las cifras y cómo se está implementando el programa en la ciudad. Si bien el ente de control reconoce que hay una reducción de embarazos adolescentes, cuestiona que la comparación se esté haciendo con datos de 2013 y no con los de 2016, cuando se formuló el Plan de Desarrollo.

Con un ingrediente adicional: detrás de los resultados habría inconsistencias en las cifras reportadas por los colegios, la Secretaría de Salud, la Fiscalía y el ICBF. Por ejemplo, en 2018 los colegios reportaron 174 embarazos en menores de 14 años, mientras que en el mismo período se reportaron 184 interrupciones voluntarias de embarazo en mujeres de la misma edad.

“Hay diferencias en las cifras anuales reportadas, por ejemplo, por la Secretaría de Salud y la Sub Red Centro Oriente. En 2016, mientras la Secretaría informó que la Sub Red había atendido ocho casos, en la base de datos no se registró ninguno; en 2017, mientras el Distrito reportó un caso, realmente habían sido cuatro, y en 2018, mientras la Secretaría reportó dos, la Sub Red dijo que había atendido siete”, dice el ente de control.

Asimismo, alerta que la ejecución del programa en las secretarías es baja, que hay desarticulación en el trabajo que realiza cada secretaría y que se identifica baja participación de los jóvenes, esto debido a que en un cabildo estudiantil los participantes señalaron que no conocían programas de este tipo en su institución. Tampoco “se encontraron herramientas que permitan el registro y análisis de datos de manera que las intervenciones incluyan el criterio de territorialidad y permitan identificar el cumplimiento de las rutas de atención de las entidades involucradas”, señalo la Personería.

Por esto, agrega, no hay unificación en las cifras ni un sistema de registro y consolidación, por lo que no puede establecerse el nivel de cumplimiento de la política. Sumado a esto, indica el ente de control, solo Integración Social tiene un presupuesto específico para el programa, mientras que las secretarías de la Mujer y de Gobierno han ocupado un papel misional, “ya que no destinan recursos al programa. En cuanto a salud, educación y recreación y deporte se han vinculado a través de programas, pero tampoco tienen una línea de inversión exclusiva para ejecutar las actividades asignadas”.

La Personería concluyó que la administración no estaría cumpliendo a cabalidad con el objetivo del programa para disminuir el embarazo en adolescentes, señalado en el Plan de Desarrollo, y por eso recomienda hacer seguimiento a la aplicación de los protocolos y las rutas de atención, implementar protocolos en los colegios, propiciar la participación y confirmar la efectividad de proyectos como la plataforma Sexperto, ya que no hay estudios precontractuales que justifiquen el valor del contrato.

Aunque a la administración (que no designó vocero para hablar del tema) por ahora la respaldan las cifras, para la Personería el asunto va más allá: ¿Cómo destacar un resultado cuando no existe claridad en las cifras ni se conoce la efectividad de los programas? Esa es la cuestión.

FUENTE: EL ESPECTADOR


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