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marzo 19, 2019

“Soy divorciada y ahora los hombres de mi religión no me quieren”


A los 27 años de edad, Minreet Kaur se casó con un hombre que había conocido a través de un templo de la religión sikh en el oeste de Londres.Terminó siendo una pesadilla y al cabo de un año no le quedó otra opción que divorciarse y regresar a casa de sus padres.

Desde entonces, ha pasado una década en soledad, repudiada por los otros hombres de su propia comunidad que la consideran una “mujer usada”.Esta es su historia.

Línea

“Si te divorcias de mí, nunca te casarás otra vez”, me gritó mi marido antes de que lo abandoné.

Lo dijo para herirme, pero sabía bien que podía convertirse en verdad. Y yo también.

El divorcio es vergonzoso para la comunidad sikh, especialmente para las mujeres.

Así fue al principio conmigo misma. Me sentí sucia y usada. ¿Cómo podía mirar a otro hombre cuando sabía que el me consideraría como una mercancía usada?

Y otras personas reforzaban ese sentimiento.

Mi abuela en Londres me dijo que yo debería haberme esforzado más en mi matrimonio, incluso después de saber por lo que había pasado.

La familia de mi papá en India nos hizo saber de su decepción porque yo había regresado a casa, para ellos yo era una deshonra.

Mis padres me apoyaron al 100% pero yo sentí que les había fallado.

Decepción porque yo había regresado a casa, para ellos yo era una deshonra”

Servicio matrimonial

Durante cinco años, prácticamente ni salí, pero en 2013 comencé a buscar nuevamente por una pareja.

Cuando le preguntaba a la gente si me podían ayudar a encontrar a un hombre apropiado para mí me respondía que lo harían felices.

Primero surgían las preguntas habituales de la edad, de dónde vivía o dónde había trabajado, pero en el momento que les comentaba que era divorciada la expresión en sus caras cambiaba.

Era una mirada que decía ‘no te podemos ayudar’ y luego me decían ‘ya te contaremos’.

Doble trato

Mi matrimonio fue arreglado a medias. La gente me decía que me estaba volviendo demasiado vieja y me ponía presión para que me casara, por lo que le pedía a un templo en Londres que me presentara a alguien.

Pero después de mi divorcio, cuando comencé a buscar un nuevo marido, fui a otro templo para registrarse en su libro matrimonial. Sabía que solo me presentarían a personas de mi misma casta, aunque eso no fuera importante para mí.

Matrimonio en el templo de Southall, en el oeste de Londres, en 2017.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionKaur conoció a su esposo a través del templo sikh en Southall, en el oeste de Londres.

Lo que sí no sabía es que, debido a que era divorciada, solo me presentarían hombres que también se habían divorciado.

Fue cuando el voluntario que vio el formulario que yo había llenado me dijo “aquí hay dos hombres divorciados, ellos son los únicos adecuados para ti”.

Eso me sorprendió. Yo sabía de al menos dos lugares en los que hombres divorciados fueron emparejados con mujeres que no se habían casado antes.

Aquí hay dos hombres divorciados, ellos son los únicos adecuados para ti”

Servicio matrimonial

¿Por qué entonces las mujeres divorciadas no podían estar con hombres que nunca se hubieran casado?

El pensamiento que es que ellos nunca son culpables o responsables de un divorcio, solo son las mujeres.

Y cuando le pedí al responsable del servicio matrimonial en Hounslow que me explicara eso, me dijo que no había sido su decisión, que eran los mismos hombres que buscaban novia y sus padres los que decían que no querían a una divorciada.

“Ellos no van a aceptar a una divorciada, ya que no debería pasar en la comunidad sikh si siguen la religión”, agregó.

Otros tiempos

Lo cierto es que las personas sikh sí se divorcian.

Según el registro de 2018, hubo un 4% de divorcios y otro 1% de separaciones.

Y algunos de los que admitieron haber pasado por un divorcio ya se habrían vuelto a casar, mientras estoy segura que muchos siguen diciendo que son “solteros” por culpa del tabú que sigue existiendo.

Hombres Sikh en 1935 en Londres.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionA diferencia de 1935, año en que fue tomada esta imagen, ahora en Londres es más fácil encontrar a hombres sikh que no llevan turbante.

Eso será algo que va a cambiar a medida que hayan más divorcios.

Hay jóvenes que me han dicho que no se trata de un tema importante para ellos, pero en mi generación hay gente que incluso teniendo una hermana o hija divorciada siguen juzgando a otras mujeres que no son de su familia.

Este es el mismo tipo de gente que me dice que soy muy vieja para tener hijos y que será muy difícil para mí encontrar a alguien ahora, que lo dejé para demasiado tarde.

Deberías encontrar a cualquiera y casarte“, me dicen.

Con 38 años edad no soy demasiado vieja para tener hijos, es simplemente otro prejuicio.

En voz alta

Cuando mi madre le preguntó a uno de los hijos de una amiga si conocía a alguien para mí, él nos dijo que yo era como “un auto abollado”.

Yo sé que no me lo he puesto fácil al buscar no solamente un hombre sikh, sino uno que además lleve turbante.

Para mí es importante, lo mismo que la fe sikh, que dice que hombres y mujeres son iguales y no se deberían juzgar los unos a los otros.

Matrimonio Sikh en Londres.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionMuchos matrimonios en la religión Sikh son arreglados por los servicios matrimoniales de los templos.

No estoy buscando a hombres que solo quieren pasar el rato y no están interesados en asentarse, pero tampoco aquellos que necesitan a alguien que les mantenga la casa y no una esposa.

Después de conocer como a 40 hombres diferentes en los últimos 10 años es tan solo en los últimos meses que comencé a considerar la posibilidad que sea un hombre sikh sin turbante o que incluso no sea sikh. Algunas amigas ya han dado ese paso.

Al contar mi historia espero que se elimine de una buena vez el estigma que hay sobre las mujeres divorciadas y tal vez anime a otras a levantar la voz.

Y si hay mujeres atrapadas en matrimonios abusivos solo por el tabú que existe sobre el divorcio, les insto a que los dejen.

Somos seres humanos y merecemos ser tratadas de la misma manera”.

FUENTE: BBC


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