septiembre 3, 2018
Caquetá: una autopsia sobre la desaparición forzada
En el Día Internacional de la Desaparición Forzada, que se conmemora el 30 de agosto, el CNMH presenta un informe que constata la complejidad y dificultad del proceso de búsqueda de personas desaparecidas, a través del seguimiento de varios casos en Caquetá. El conflicto armado en Colombia dejó 80.514 desaparecidos.
Tito Martínez desapareció cinco veces. La primera, hace 17 años, cuando un grupo de autodefensas lo torturó y le quitó la vida junto a otras 13 personas en Albania, Caquetá. Era un joven de 20 años y, a pesar de que su madre lo identificó en un video de una diligencia de exhumación, pasaron 15 años antes de que su familia pudiera recuperar el cuerpo. Ella había muerto para entonces. Esos años que pasó en un cementerio, sin que su familia pudiera recuperarlo, fue su segunda pero no última desaparición. Tito, como tantos otros, se desvaneció por tercera vez en la estructura institucional colombiana.
El sinnúmero de normas y protocolos del sistema han permitido avances en la búsqueda, recuperación, identificación, reparación e investigación judicial, pero también pueden convertirse en un obstáculo y laberinto burocrático. Así sucedió con Tito, cuyo nombre -al igual que su cuerpo- desapareció en el sistema institucional. La cuarta vendría con la falta de reconocimiento y reparación por parte de los actores involucrados: Tito fue reconocido tardíamente en el sistema de reparación integral, su nombre está en proceso de ser reconocido por los perpetradores y también está en marcha que la Fiscalía lo presente ante los Tribunales de Justicia y Paz.
¿Cuántos Titos hay en Colombia? Según el Observatorio de Memoria y Conflicto del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), la guerra en el país dejó, entre 1958 y julio del 2018, un total de 80.514 desaparecidos y de esos, 70.587 siguen sin aparecer. ¿Ellos también, como Tito, han desaparecido cinco veces? El CNMH presenta el informe «Caquetá: una autopsia sobre la desaparición forzada», una radiografía que muestra por qué un desaparecido es un desgarro en el tejido social, y que describe los retos y desafíos de las instituciones que enfrentan las desapariciones, y la dificultad de articular los procesos de búsqueda, identificación y entrega.
Este informe también destaca cómo una ley transicional puede usarse a favor de encontrar a las personas desaparecidas; expone cómo una entidad articuladora puede sumar y construir para encontrar a las personas desaparecidas en Colombia; y plantea que la reparación necesita una solidaridad efectiva de las instituciones y requiere que las personas afectadas, en lugar de silencio y confusión, sean escuchadas y reciban respuestas claras.
“El objetivo es poner a disposición de las instituciones y de la sociedad una herramienta, que permita comprender la dificultad del sistema institucional y así identificar las fallas en los sistemas de registro, análisis y la búsqueda de los desaparecidos, para que podamos tratar a las familias de las personas desaparecidas con respeto y garantizando su Derecho a Saber”, explica Helka Quevedo, relatora del informe e investigadora del CNMH, quien reconoce la complejidad de la problemática de la desaparición.
En el camino de esta investigación, que comenzó en el 2013, fue posible aportar e incidir en la recuperación e identificación de 13 de los 14 desaparecidos en Albania, Caquetá, en el 2001. “La presencia de un tercero o instigador, en este caso el CNMH, permitió reconstruir lo hechos, de la mano de sus protagonistas. Hablaron los cuerpos, las familias, la comunidad, los funcionarios, los perpetradores, los expedientes y el territorio”, explica la investigadora.
Mientras tanto, la familia de Tito Martínez lucha contra la quinta desaparición de su ser querido: el olvido y la indiferencia de la sociedad. Es por ello que en su nombre, sus hermanos sembraron un árbol y fijaron una placa en un Bosque de Paz, ubicado en Bogotá. Esa es su manera de resistir a tantos años de silencio y espera.
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FUENTE: CENTRO DE MEMORIA HISTÓRICA