diciembre 11, 2025
Tejiendo justicia y esperanza: la colombiana que empodera a mujeres indígenas

Con motivo del Día Internacional de los Derechos Humanos, presentamos el testimonio de la defensora colombiana Ana Hilva Torres Torres, quien visitó la República Checa para hablar sobre el empoderamiento de las mujeres indígenas y su proyecto Mujeres Tejiendo Cultura, una iniciativa que combina tradición, sostenibilidad y justicia social.

La visita de Ana Hilva Torres Torres surgió a invitación de la filántropa checa Alena Antonovičová, que desde hace años apoya a las comunidades indígenas en Colombia. La defensora Ana, procedente del pueblo arhuaco de la Sierra Nevada de Santa Marta, norte de Colombia, presentó en varias ciudades checas una serie de charlas sobre el empoderamiento femenino, los derechos de las mujeres indígenas y la importancia de preservar la cultura ancestral a través del tradicional tejido.
Su organización Mujeres Tejiendo Cultura busca que las mujeres puedan generar ingresos tejiendo mochilas, al mismo tiempo que fortalecen su identidad y transmiten un mensaje de paz. Ana explicó a Radio Praga Internacional qué la motivó a poner en marcha esta iniciativa solidaria.
“Me di cuenta de que en la Sierra Nevada de Santa Marta había una segunda guerra, donde los paramilitares atentaban contra la dignidad humana de los miembros de la comunidad, hacia la colectividad, como pánico, zozobra y amenazas. Vi a mi padre también sufrir mucho por defender estos pueblos, inclusive en algún momento también me decía, si yo supiera hablar muy bien el español y conociera los espacios, quisiera denunciar lo que está pasando. Me fue inspirando para transformar mi vida, querer estudiar y siempre busqué estos espacios”.
De la adversidad al despacho de abogados
Las mochilas tejidas por las mujeres indígenas|Foto: Dominika Bernáthová, Radio Prague International
De niña, Ana sufrió un accidente por una quemadura que la obligó a salir de su pueblo y trasladarse a Bogotá para recibir tratamiento. Gracias a la gente de su entorno pudo ingresar en la escuela, aprendió el español y continuó su formación hasta llegar a ser abogada. Para cubrir los costos de los estudios, aprovechó su habilidad tejiendo y vendiendo mochilas típicas de su pueblo. Se dio cuenta de que las mochilas no solo le habían dado confianza, sino que también enviaban un mensaje de sostenibilidad económica para otras mujeres. Por eso, comenzó a organizar a las mujeres de su comunidad, vinculando la elaboración de mochilas con sus celebraciones tradicionales.
Ya como abogada, Ana se especializó en justicia restaurativa y trabajó con víctimas indígenas en zonas rurales, donde atendió numerosos casos de violencia sexual, maltrato intrafamiliar y otros abusos agravados por la presencia de grupos armados y reclutamientos de menores para alzar armas y pelear contra el gobierno. Estas acciones, sin embargo, le trajeron numerosos conflictos y dificultades, incluyendo persecución y discriminación por parte de quienes se oponían a su trabajo.
Una red para romper el silencio
La organización Mujeres Tejiendo Cultura representa un espacio de encuentro, según dice, con una intención espiritual de energización, de calmar el dolor, y también poder crear una red de apoyo donde mujeres necesiten visibilizar. La organización trabaja con una entidad estatal para garantizar el acceso a la justicia de las poblaciones indígenas en Colombia, orientando a sus miembros en cuestiones jurídicas, explica la abogada.

“Ahí es donde tengo que tener mucho más cuidado, no hablar en términos jurídicos, en un español tan avanzado, sino explicar de la mejor manera cuáles son las mejores acciones que pueden tomar y cuáles son las consecuencias jurídicas que pueden traer. Eso ha ayudado a crear una confianza institucional. Hablo de los derechos y del cuidado de la mujer, del desarrollo, pero además de eso, de la no normalización de violencia. Cómo reconocer que estoy frente a una violencia de género, una violencia que no puedo callar -como violencia sexual- y necesito transformar a más mujeres que puedan tener voces y también afrontar la situación sin miedo”.
Una lucha local con impacto global
Difundir este mensaje a nivel internacional no solo permite visibilizar lo que ocurre en su comunidad y hacer que el mundo escuche su situación, sino que también puede inspirar a otras mujeres en contextos similares. Ana recuerda que la violencia sexual, la violencia intrafamiliar e incluso la trata de personas son realidades que se reproducen en muchas partes del mundo, a menudo envueltas en el silencio. Por eso, compartir su experiencia y su proceso de organización comunitaria se convierte en una forma de tender puentes, ofrecer esperanza y demostrar que la resistencia colectiva puede transformar vidas más allá de las montañas de la Sierra Nevada.
Ana en una charla en la República Checa|Foto: Alena Antonovičová
“Creo que es construir una red de apoyo de mujeres y también fortalecer a aquellas que necesitan empoderarse, como en mi pueblo, en donde las mujeres están en las montañas y no pueden comunicar esta situación. Crear una escuela de defensa de los derechos de las mujeres, posicionar a las mujeres para mí es muy importante, y pues es un mensaje de paz que queremos, pero al mismo tiempo también reivindicar nuestros derechos humanos”.
Durante su visita a la República Checa, Ana Hilva Torres Torres ha dado varias charlas para presentar la organización Mujeres Tejiendo Cultura. Su objetivo, afirma, es que sean las propias mujeres del territorio quienes asuman la voz pública, se sientan plenamente empoderadas y puedan sostener sus proyectos sin depender de apoyos externos. Iniciativas como esta muestran que el empoderamiento de las mujeres a través de la cultura y la organización comunitaria puede tener un impacto positivo en mujeres de todo el mundo.
FUENTE: https://espanol.radio.cz/












