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noviembre 18, 2025

En el 47SNA mujeres artistas señalan la brutalidad esclavista en la historia de Colombia


La capilla de Dominguillo fue construida por negros esclavos para su adoctrinamiento católico en 1857. Este 47 Salón Nacional de Artistas (47SNA) invitó a Joyce Rivas y a María Alejandra Sánchez para poner en ese lugar obras que recuerdan las muertes y el maltrato esclavista en la historia latinoamericana. 

RÓBINSON TAMAYO

Periodista

ARTERIA

Santander de Quilichao (Cauca)

Dominguillo es una vereda que queda a unos siete kilómetros de la cabecera municipal de Santander de Quilichao (Cauca).

Se llama así porque en la época colonial a los negros esclavizados en las minas les daban unas horas de descanso únicamente los domingos.

En 1984 esta capilla fue declarada ‘Bien de interés cultural’, lo que la adhiere oficialmente al patrimonio histórico y artístico colombiano.

En la capilla de esa localidad, las artistas Joyce Rivas y Maria Alejandra Sánchez presentan obras relacionadas con la esclavitud colonial. Dos propuestas que hacen parte del 47 Salón Nacional de Artistas (47SNA)

Para señalar ese período, Rivas (1983) reconstruyó algunos conjuros y hechizos amorosos practicados por mujeres que fueron enjuiciadas en el tribunal del Santo Oficio, en la Cartagena colonial. Su obra Bien querer está compuesta por varios cuadros (en la capilla hay cuatro) de gran formato que representan visualmente las preparaciones rituales estudiadas por la artista. 

“Se me ha cuestionado el porqué los cuadros se ven bellos si se inspiran en brujería. Lo hago justamente para quitar esa carga de que eran prácticas horribles y oscuras”, explica Rivas.      

Por su parte, María Alejandra Sánchez (1996) usa la “pintura expandida” para darle rostro a personas abusadas en el Cauca esclavista del siglo XVIII. En la obra (N)engramas: digerir e imaginar prietas memorias la artista pintó al óleo partes de cuerpos y retratos familiares.

En los cuadros también incluyó textos hallados en el Archivo Central de Popayán, en los que se evidencian casos de tratos brutales hacia la población negra de la época, incluso, algunos con abuso sexual en menores,.

“No es gratis vivir en una ciudad como Popayán que tiene un contexto colonial que aún es muy marcado. En mi experiencia de habitarla siento espacios vedados. Tuve que recurrir a la historia para entender dinámicas actuales de negación de las memorias negras”, comenta Sánchez.

Estas obras comparten la investigación de formas de escritura y comunicación de ese tiempo y contribuyen a que la Capilla de Dominguillo sea un puente entre el pasado y el presente para quienes le visiten durante este 47SNA

Además del estudio de textos antiguos, estas dos obras también se conectan por la variedad de técnicas que usan para lograr narrativas expandidas. Alejandra pintó retratos al óleo pero también plasmó textos con aguadas. En uno de ellos está escrito el reclamo de libertad por promesa que una mujer alega para ella y para su hija. Por el reverso de los cuadros hay grabados sobre el vidrio que complementan el relato y expanden aún más la técnica.

“Busco generar una memoria reimaginada y crear un puente entre esas mujeres y las mujeres de mi familia porque me interesa mantenerlas vivas en mi memoria”, dice Sánchez. 

Rivas, además de los cuadros en gran formato que creó con la técnica de escanografía, también usa papel cerámico para transcribir los hechizos que encontró en el archivo. Como tercer componente de la obra hay un alabao que resuena en la capilla. El tema fue escrito por la artista e interpretado por la cantaora Aurora Casierra. Su letra  amplía detalles sobre algunos hechizos y las mujeres juzgadas. 

“Es un poco a propósito que los textos no sean tan legibles porque, de alguna manera, así es el trabajo con los archivos. En todo caso, te digo que tener mi obra acá es un gran privilegio porque en otros lugares no va a llegar tanta gente afrodescendiente a ver mi trabajo”, dice Rivas.

Durante el recorrido, la mayora Elena Hinestroza y tres sabedoras que le acompañaban, pertenecientes a pueblos afrodescendientes de Timbiquí (Cauca), se mostraron conmovidas hasta las lágrimas por las obras expuestas en Dominguillo. “Este era el momento y el lugar para decir lo que no se había dicho”, opinó una de ellas.

Vale recordar que la violencia que traen a la memoria las obras de ambas artistas no es la única que ha estado presente en ese territorio. En la actualidad, la minería ilegal y el narcotráfico ocasiona constantes  enfrentamientos entre el Ejército y disidencias de las Farc.

FUENTE: https://www.periodicoarteria.com/


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