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octubre 26, 2018

Aborto e historia


No han existido en la historia de la humanidad posiciones religiosas unánimes sobre el aborto.

La Corte Constitucional nos trajo nuevamente a la discusión sobre el aborto y las circunstancias en las cuales puede llevarse a cabo. Quiero en esta columna limitarme a disentir de la idea de que la prohibición absoluta del aborto se deriva de leyes religiosas ancestrales y que, por consiguiente, no permiten cambios ni pueden generar dudas.

 El judaísmo ha sido muy flexible en el tema. En la Biblia, el aborto espontáneo se ve como una maldición, pero el inducido solo se menciona cuando es producido por un ataque contra una mujer embarazada. En ese caso se castiga al agresor con una multa si muere el feto y con la pena capital si muere la mujer. En el debate rabínico posterior hay posiciones diversas, que, en general, le dan importancia al contexto.

Maimónides llama al feto un “perseguidor” cuando la vida de la mujer está en peligro y considera el aborto un acto de defensa propia. Para el comentarista medieval Rashi, el feto no tiene estatus de persona sino hasta el momento en que nace.

En la religión católica, el tema no siempre estuvo claro. No hay información sobre el aborto sino desde tiempos recientes. Muchos analistas suponen que el infanticidio fue una práctica frecuente por el reporte muy alto de neonatos no viables y asfixias accidentales causadas por la madre. Hasta el siglo XIX, la teoría de que la persona humana se originaba en la concepción no era la predominante. Muchos adoptaron la posición de Aristóteles y de Santo Tomás de Aquino, quienes veían la “animación” sucediendo a los 40 días en los fetos masculinos y a los 80 en los femeninos. Hay una carta del papa Inocencio III (1211) en defensa de un sacerdote acusado por la muerte de un feto, en la que planteaba que el grado de culpabilidad dependía del nivel de desarrollo del feto.

Entre los protestantes las posturas han sido muy variadas, puesto que no existe una autoridad central. Originalmente lo condenaban porque contradecía la “justificación única” del acto sexual, que es la de procreación. Sin embargo, desde comienzos del siglo XX muchos ministros han liderado posiciones contrarias que se impusieron en los países europeos de mayoría protestante.

En el islam, muchas comunidades se oponen al aborto, así como a cualquier forma de planificación familiar. Pero ha habido opiniones contrarias en varias de las principales escuelas legales. Estas consideraban que el feto tiene estatus de persona humana en el momento en que el ángel le insufla el espíritu, y eso sucede a los 120 días de gestación.

Para el hinduismo y el budismo, el aborto es condenable porque, creyendo en la reencarnación, lo ven como la pérdida de una oportunidad. Pero, aun así, priorizan a la madre si está en peligro porque su karma está más evolucionado. En algún momento debió de haber otras posiciones porque en los textos ayurvédicos (manuales ancestrales de medicina) se describen métodos para inducir el aborto. De hecho, en India se permite desde 1971 y en más casos que en Colombia. Otra ley posterior otorgó a las menores de edad el derecho de decidirlo sin el consentimiento de su tutor.

La posición del confusionismo es en general pragmática y se abre a diversas interpretaciones. Durante el periodo imperial chino no existía ninguna prohibición. De hecho, en los manuales médicos no aparece como un tema de controversia moral, sino solo como una operación terapéutica.

Es una visión rápida, pero lo que muestra es que no han existido en la historia de la humanidad posiciones religiosas unánimes sobre el aborto, y que dentro de las mismas religiones las posturas han cambiado a lo largo del tiempo. Parece claro que la discusión es entre nosotros los humanos, y somos nosotros quienes tenemos que resolverla. No hay claros dictados superiores.

FUENTE: EL TIEMPO


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